Ayuno – Día 6

Espíritu Santo: “Despedazar” el sentimento

El Espíritu Santo no es cobardía.

Por eso hay en mi un objetivo y una indignación, por el hecho de ver tu vida fracasada y que te sientes inferior delante de los problemas. Porque tú tienes valor.

¡Dios te compró por un alto precio!

Si yo miro hacia mi vida, y si has acompañado el Blog, oíste el caso en que me referí a odiar la timidez. Yo recuerdo: En la escuela, ¡era una cobarde! Eso jamás ocurriría ahora.

Si piensas que soy fuerte… Yo no lo soy, querida amiga, sino el Espíritu Santo.

Y hoy, voy a mostrártelo con un testimonio, de otra persona en la Biblia, en cuya vida también el Espíritu Santo actúo.

“Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con gran poder, y lo despedazó como se despedaza un cabrito, aunque no tenía nada en su mano; pero no contó a su padre ni a su madre lo que había hecho.” (Jueces.14:6)

No había ningún instrumento cortante; ¡él lo despedazó con sus propias manos! Y el Espíritu Santo es esta indignación: Cuando está sobre una persona, se vuelve capaz de “despedazar” tus sentimientos.

Yo también sentí muchas veces; si, porque soy imperfecta, también siento, aunque seas bautizada con el Espíritu Santo. Pero cuando Lo tenemos, percibimos y detectamos inmediantamente que algo no está bien…

Me acuerdo, al principio, cuando participaba en el Programa Cosas de Mujer, en la Tv Record, me vi afectada por que me quedaba mucho en “blanco”, porque acababa de llegar de España y hablaba “portuñol” (Portugués mezclado con español). Y, de esta forma, salía muchas veces frustrada del Programa.

Cierto día, cuando llegué a casa, dije a mi familia: “Pienso que no voy a hacer más Cosas de Mujer”. Era yo, pidiendo ayuda, porque ya estaba cansada.

Mi hermana, enseguida replicó: “¿Qué es eso, Viviane? ¡Tú eres tan fuerte! ¿Qué está pasando contigo?” Y mis ojos, inmediatamente se llenaron de lágrimas. Pero mi padre, lo remató: “¡Hija mía, sino quieres hacerlo, no hace falta!”

“¡Qué!”, justo de quien yo esperaba que me diese fuerza, me está diciendo que tengo opción. “Pero,¡¿quién en la Iglesia Universal, que sirve a Dios en el altar, tiene opción?! Pensé yo.

Yo me fui a casa, porque el Espíritu Santo respeta nuestra decisión. No nos obliga; ¡somos nosotros los que tenemos que buscar la respuesta!

Cuando llegué a casa, doblé las rodillas y dije a Dios: “¡Dios, no estoy llorando para darte pena, o por pena de mi misma, sino porque este no es tu Espíritu!

Por lo contrario, estoy mostrando una cobardía. Y, cuando fui bautizada, no era esta cobardía la que me caracterizaba. ¡No me identifico con esta persona! ¿Por qué estoy aquí ahora?¡No lo sé, mi Dios,pero Te digo una cosa: No acepto esto y no voy a morir. Creo en Ti, y viviré delante del problema. Quiero ver tu gloria en mi vida, porque ese es Tu Espíritu.”

Y así fue: Después de algunos días, oí a una amiga llorando, porque mi hermana se iba,y yo estaba también llorosa, porque me sentía incapaz delante del desafío. Pero, de cualquier manera, yo dije: “No voy a llorar cuando ella se vaya. ¿Sabes por qué? ¡Por qué Moises está muerto!

¡Esto es despedazar el sentimiento! No me interesaba si ella iba a pensar mal de mi; no era mi intención agradar a otros.Yo estaba odiando el pecado, y así “despedacé” mi sentimiento.

Ten en cuenta que cuando una persona es bautizada con el Espíritu Santo es capaz de “despedazar” lo que siente, ¡sin ningún arma en su mano!

Y no podía “despedazar” un sentimiento, con otro. Por eso cuando una persona “llora”, en la emoción, dejándose conducir por un sentimiento para resolver otro,¡no funciona!

Amiga, tú que estás buscando el Espíritu Santo, y estás definida, ves inmediatamente a tomar una ctitud. Claro que existen lágrimas, y muchas veces dolor, pero por encima de todo, existe ¡una definición!

Pero, después de la oración, ¡se acabó! De la forma que estamos definidas, así nuestras actitudes se definen.

Si odias el hecho de no ser una persona ungida, de no ser bautizada con el Epsíritu Santo… Ya no aguantas más; no por una posición, o para ser obrera y comparada con las demás. ¡Negativo!

Quieres “ser” para Dios; no toleras tus errores y quedarte en la misma situación. ¡Quieres desarrollarte!

E, incluso bautizada con el Espíritu Santo, ¡tiene que haber siempre desarrollo y novedad de vida!

Dios tiene que estar activo en mi… Como la sangre: Sólo existe vida, cuando la sangre fluye en nuestras venas, ¡y no cuando se estanca!

Este es el Espírtu de Dios.

Arriba, hablamos del ejemplo de Sansón, Él era individual, no tenía padre, madre, hermano; ¡nadie! Así debe ser tu ejemplo: Estás decidida y, por eso, ¡se vuelve algo personal!

No es porque el obispo Macedo está hablando del Espíritu Santo, o tu pastor o yo, sino porque existe un clamor, dentro de ti, de ya no aceptar presentar a Dios “cualquier cosa”. ¡Por lo contrario! Deseas ser una ofrenda viva, servir a Dios, y no limitarte más a mejorías.

Querer algo grande, desarrollar y mostrar este poder a las demás personas.

Si estás definida, ¡es el momento! Ves en está tu fuerza, porque Dios está contigo y recibirás el Espíritu Santo hoy mismo.

Nos quedamos por aquí. Hasta mañana, aquí, en nuestro Blog.