Ayuno – Día 17

O Espíritu Santo – despierta

“Y despertó el Señor el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del Señor de los ejércitos, su Dios, el día veinticuatro del mes sexto, en el año segundo del rey Darío.” (Hageo1:14,15)

Complementando a lo que hablábamos ayer, el Espíritu Santo provoca en nosotras un despertar, que transmite también a otros esa realización. Como en el pasaje de Hageo, que el espíritu de todo el pueblo, igualmente se despertó.
El Espíritu Santo no nos deja que estemos indiferentes a nuestros errores y fallos. Él muestra con claridad y exactitud, todo aquello que Lo ha impedido de actuar en nuestra vida,

“…Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del Señor de los ejércitos, su Dios…”

Cuando Dios nos despierta existe una disposición individual, que no hayuna insistencia divina o humana. El Espíritu Santo despierta y anima; concede disposición.
No soy yo la que provoco en ti que te veas, sino el propio Espíritu Santo.
A partir de este momento, sabes qué hacer. Tienes un objetivo y estas definida.
Ha llegado la hora de que tomes actitudes, porque quien despierta, ¡actúa! Quien no despertó todavía, sigue dependiendo de terceros.

Nada más que decir, amiga internauta. Quédate con Dios.