Ayuno – Día 16

Viviane Freitas

  • 8
  • Abr
  • 2013

Ayuno – Día 16

  • 8
  • Abr
  • 2013




Espíritu Santo – Vencerse a sí misma

“El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor.” (Lc.4:18,19)

Tú que me oyes en este instante, incluso tu que eres bautizada en el Espíritu Santo, Él respeta tu libre albedrío. Todas nosotras fuimos dotadas con esa libertad, para hacer nuestra elección.

Pero todos los bautizados con el Espíritu Santo, tienen algo que “hierve” en su interior; tienen la mente de Cristo. Entonces, consiguen discernir entre lo correcto y lo errado; consiguen percibir cuando están débiles y cambiar esa situación. ¡Ya que todo nacido de Dios vence al mundo!

Tenemos el poder de vencer todos los obstáculos, pero también tenemos la opción de aceptar sentimientos que nos asolan, como cualquier ser humano. Y aquí queda caracterizado lo que es nuestra prioridad: Nuestra voluntad o el temor a Dios.

Con nuestra decisión, está claro que tipo de persona somos.

Date cuenta: El Espíritu Santo que está sobre nosotros, vino para ungirnos y traer libertad a los demás. ¿Cómo? Venciendo, en primer lugar, ¡en nuestro interior!

Cargamos, así, esa certeza y transmitimos Espíritu, porque nuestra vida es el testimonio de nuestra fe.

“El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ungió…”

Dios nos ungió, nos purificó, aunque no somos perfectas, para evangelizar a los “pobres”. ¡Los que están en la misma situación que yo viví!

Ya he escrito varios artículos sobre mi “pobreza” espiritual, incluso siendo bautizada con el Espíritu Santo. ¡Porque dejaba que los sentimientos me dominasen! Pero, vencí esos sentimientos de pobreza, cuando los detecté, pensé y evalúe mis actitudes, y vi cuan miserable me estaba permitiendo ser. Y la creencia que tengo en Dios, no justificaba la “miseria” que yo aceptaba.

Esto me hizo tomar una actitud, y cuando lo hice, inmediatamente, dejé de ser “pobre”. De la misma forma que detecté mi error, y me vencí a mi misma, este mismo Espíritu de Dios – cuando venzo – es transmitido a las personas.

No hay historia, lectura bíblica; nada, que pase vida a los demás, a no ser el Espíritu de Dios, ¡que está “funcionando” en mi vida!

Si Él me trajo libertad, estoy igualmente impregnada de este Espíritu, para llevar libertad a los demás.

En realidad, lo que decía, no era para alguien especifico, sino para un grupo de personas. Sólo que el Espíritu que existe en nuestras palabras; la vida, el poder y la unción, lleva a los demás a dejar de ser pobres y cautivos, incluso teniendo el Espíritu Santo.

Y ¿cómo ocurre esto? Pregunta. Exactamente porque la persona aún no aprendió a pensar. Como el ejemplo de la primera Cuarentena que tuvimos en Portugal.

Cuando pensamos y evaluamos nuestro estado, en aquel momento, percibimos cuanto es necesario cambiar.

Ya hemos vencido otras situaciones, pero en un determinado momento, nos sentimos pobres, cautivas y oprimidas. Y no importa lo que vencimos anteriormente, ¡sino lo que necesitamos vencer ahora!

Cuando la persona es bautizada, consigue tener la sensibilidad de lo que está mal, y sabiendo como oírlo, a través de la meditación en la Palabra de Dios, ¡corta aquel mal!

Esta persona tiene poder de hacer una revolución, que la acompaña, cuando se vence así misma. Porque, primero ocurre en su interior. De esta forma, está apta para contagiar a los demás.

“…para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor”

Muchas personas predican un año que no es aceptable a Dios. Porque hablan, pero no se vencen a sí mismas. ¡Ese es el problema!

La persona que es bautizada con el Espíritu Santo tiene la obligación de discernir que no está bien, cambiar la situación y usar ese poder para vencer.

Es hora de tomar posesión de tu conquista – del Espíritu Santo – ¡y de aquello que Él es para ti!

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*