- 25
- Feb
- 2013
Asumiendo responsabilidades
- 25
- Feb
- 2013
Asumiendo responsabilidades para crecer, sin miedo de madurar.
Muchas jóvenes tienen miedo de madurar, por el hecho de tener que asumir responsabilidades.
Unas porque dependen de los padres y no quieren pagar el precio de sus acciones, otras incluso tienen responsabilidades, pero no son lo suficientemente maduras para desarrollarlas.
El hecho de tener responsabilidades, no quiere decir que seas responsable; lo que va a mostrar si eres, o no, es la forma como tratas con aquello que te ha sido confiado: Si lo desarrollas; pones toda tu fuerza, y haces lo mejor, mostrando así que eres digna de cosas mayores.
Todo esto, solo puedo serlo – y tenerlo – cuando mi confianza está realmente en Dios. Es mi vida con Dios lo que me hace madura, capaz de gestionar todo lo que me es confiado, sin desequilibrio, sin invertir más en unas cosas y menos en otras, y así ser un referencial de Dios en este mundo.
Yo escribo esto, porque hubo una fase de mi vida en la que yo no quería madurar; era muy infantil, debido a que mi educación fue muy complicada. No tuve infancia, y pensaba que tenía que disfrutar el principio de mi matrimonio para vivir aquello que anteriormente había perdido. Fue muy difícil aceptar que tenía que madurar… Tenía responsabilidades pero no era responsable con nada, ni como mujer en la administración de la casa, ni siquiera como esposa, etc.
Esto me traía frustración. Veía a otras desarrollándose, asumiendo su papel, y yo quedándome para atrás…
¡Fue en esta situación cuando me indigné! No acepté más ser de la misma forma. Me dolió mucho, porque estaba acostumbrada a aquella vida cómoda; hacía todo igual, todos los días, y a mi manera, el resultado también era siempre igual.
Yo sabía que tenía que asumir mis responsabilidades para crecer y desarrollarme, entonces opté por la fe inteligente: Busqué a Dios con todas mis fuerzas, como nunca antes, porque sabía que sola no lo conseguiría…
Muchas lágrimas fluyeron; muchas veces vino el maldito sentimiento de “tirarlo todo por la borda” y desistir, pero era en esos momentos que yo más me aferraba a Dios, y Él me fue dando fuerzas y sabiduría para superar mis desafíos y limitaciones.
Hoy, aquello que es considerado un desafío, ¡es lo que quiero!
¿Es fácil?, ¡No! ¿Soy una súper mujer? ¡No! ¿Tengo miedo? ¡Si! Pero no soy miedosa, porque sé que si yo no me enfrento voy a quedarme para atrás, viviré frustrada, porque sabía lo que podía ser hecho, pero no lo hice, podría haberme lanzado, pero fui “débil”; no quise sentir dolor, preferí quedarme acomodada, y Dios no pudo contar conmigo porque Él no cuenta con acomodados.
¿Quedo sin hacerse? ¡¡¡No!!! Dios contó con otra, que estaba dispuesta y dijo: ¡Heme aquí!
Porque la Obra de Él no para.
¡Besos a todas!
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Ninjanonimus
15 marzo, 2013 a 19:2
«»»Tenía responsabilidades pero no era responsable con nada, ni como mujer en la administración de la casa, ni siquiera como esposa, etc.»»»
Porque partes del principio que tu, como mujer, tienes que gestionar la casa cuando es algo que se tiene que compartir con el hombre???
Vaya tela… Mi Dios es mejor, para el las mujeres pueden trabajar en una empresa y los hombres gestionar la casa. Me anima a desarrollarme laboralmente y a compartir las tareas y el cuidado de mis hijos con mi esposo…
Maritza T.
1 marzo, 2013 a 4:2
En muchas ocasiones se quiere con todas las fuerzas tomar responsabilidades pero cuando se logran y no se sabe asumir por falta de madurez, terminan siendo quitadas de nuestras manos. A veces se piensa que se deben manejar las cosas a nuestra manera y dejamos de pedir la dirección de Dios, es ahí que se empieza a sufrir por la falta de madurez, por eso como dice la señora debemos tomar decisiones de cambio sin mirar hacia atrás.
Ede
26 febrero, 2013 a 19:2
Muy fuerte este post !
YEIMY YAÑEZ
26 febrero, 2013 a 2:2
BUENAS NOCHES!
Muchas cosas perdí por el miedo a no ser capaz de realizar las tareas encomendadas, pero conociendo a Dios sé que todo lo puedo en cristo, muchas veces es más difícil de lo que imagino pero poco a poco he hecho cosas que ni Yo imaginaba poder hacer y todo porque confió en mi guiador el señor Jesús.