Así soy yo

Viviane Freitas

  • 9
  • Ago
  • 2014

Así soy yo

  • 9
  • Ago
  • 2014

Es hasta gracioso cuando escucho a alguien hablando con orgullo y arrogancia: Así soy yo.


Normalmente una persona habla eso cuando es reprendida y quiere justificar su error y hacer que las personas acepten e incluso entiendan ese error con la escusa de que esa es la forma de ser de ella.

A veces me pregunté ¡¿el por qué la misma persona tiene diferentes opiniones sobre el mismo tema?!

He oído a personas decirme: Stephany, ¡tienes que cambiar! Y estás mismas personas decir sobre otra persona: Tenemos que ser comprensivas, ¡ella no lo hizo a propósito es su forma de ser!

Sabemos que cada persona es de una forma, y esto la hace única; hay personas que no las conocemos por su nombre, pero cuando damos algunas características que no tienen porque ser necesariamente físicas, enseguida identificamos quien es; por ejemplo: Aquella morenita tan simpática, que tiene una sonrisa muy graciosa.

Normalmente conocemos varias morenas y simpáticas, pero aquella sonrisa graciosa hace mucha diferencia. Unas pueden ser recordadas o reconocidas como calladas, sonrientes, simpáticas, graciosas y etc.

Pero hay personas que su forma de ser recordada no es tan buena, como aquellas que son recordadas como la que habla alto, la que no escucha a nadie, la grosera, la mandona, la maleducada y muchas otras características que también la hacen diferente, pero infelizmente de una forma negativa.

Después que empecé a pensar de esa manera noté que estaba equivocada y que yo realmente necesitaba cambiar, pero no para agradar a quien estaba reprendiéndome, sino a Dios; porque podemos incluso tener la iniciativa de cambiar, pero si cambiamos para gradar a los demás, lo haremos de acuerdo con lo que agrada a la otra persona, y consecuentemente cometeremos los mismos errores que ellas también cometen; pero si cambiamos para agradar a Dios, además de ese cambio ser notorio en nuestra vida, no nos equivocaremos más en lo mismo, porque estaremos cambiando para agradar a alguien perfecto, en Su Palabra, seremos imitadores de Cristo; y esto ya es algo maravilloso, porque aprendemos a mejorar día a día con Él.


“Es mejor aprender con alguien que en lugar de juzgarnos, tiene el suficiente amor y paciencia para enseñarnos.”

Esto no impide que aunque tengamos nuestras propias características, las mismas no desagraden al autor de nuestra vida. Que esta forma de ser, no sea contraria a la forma de ser que Dios quiere que tengamos. Cuando alguien es bautizado con el Espíritu Santo, enseguida percibimos que es diferente, no porque esa persona cambió su forma de vestir, o su peinado, sino porque algo en ella es diferente, y ese algo es su forma de ser; ella entendió y aceptó que aquella forma de ser sólo era la manera de ocultar su propio error, por el orgullo de no querer cambiar, pero cuando esta nace de Dios no hay nada más que esconder, ella se lanza por completo a alguien que no va a juzgarla, sino que la cambiará conforme a Su voluntad y para su bien.

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4 comentários

  1. Es tal cual como usted dice Señora! Cada cambio en nosotras o nuestras vidas debe ser siempre pensando en agradar a Dios. Nada debe ser pensado en agradar al hombre de Dios, porque no seria inteligente, ya que si yo me esfuerzo en agradar a Dios, como no voy agradar al hombre de Dios, si dentro suyo posee su Santo Espiritu?!!!. Besitos Sra.

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  2. Hay que tomar mucho en cuenta este tipo de mensajes, que sirven para ayudarnos y enseñarnos día a día, la verdad es que hay alguna cosa en la cuan nos puedan reconocer fácilmente, lo malo, es cuando nos reconocen de forma negativa «hay la chismosa» «La que le debe a todos, por ejemplo. Lo que mostramos hablara, de quien ha estado en nuestras vidas.

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  3. Es verdad nosotras podemos hasta tener nuestras diferencias, con nuestro caracter pero aun asi no debemos dejar que esta diferencia sea un desagrado a Dios.

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  4. antes yo tenia un carácter muy fuerte, mi familia decía que lo herede de mi padre, era una persona sumamente difícil, casi no tenia nada de amigo y nadie se me acercaba, cuando conocí del Señor todo eso cambio,ese carácter duro fue cambiando claro que yo puse de mi parte para cambiar buscaba situaciones que obligaran a doblegar mi orgullo, mi familia lo vio y se dieron cuenta de lo grande del poder de Dios, y que si la persona quiere puede, no importa que seas a si o se heredado etc, aun lucho contra mi yo, pero gracias al Señor puedo reconocer mis errores y cambiarlos.

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