¿De dónde viene tu convicción?

¿De dónde viene tu convicción?

¿De alguna circunstancia?

¿Lo que ves es lo que te lleva a tener esa convicción?

“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1

Nuestro reino se basa mucho en lo que vemos. ¿Pero y la fe? No tiene nada que ver con nuestro reino, con lo que vemos, con lo que pensamos que es mejor, con nuestra manera.

La fe, en la realidad, no viene por lo que vemos, sino por la Palabra que escuchamos. Y la Palabra es el Propio Dios.

Cuando aceptamos esa Palabra en nuestra mente, ya no vemos las cosas como solíamos ver, porque hay una fuerza en nuestro ser que nos lleva a tener la certeza de lo que esperamos y la convicción de lo que no vemos.

A través de esta convicción hay paz, alegría, gozo. No hay desesperación ni preocupación por el día de mañana. No nos sentimos solos ni desamparados.

¿Cómo estás con respecto a la convicción de lo que no ves?

Observa tu interior, lo que viene a tu mente, lo que aceptas, lo que dices y lo que haces. ¿Cómo está tu mente? Al responderte esta pregunta, sabrás si estás en la fe o en el sentimiento.

Buenas tardes, Sra. Viviane, solo reformulé un poco el texto sin cambiarle la idea. Acá le resumo lo que pude comprender:

Una persona puede tener la convicción de algo basada en lo que ve, en las circunstancias, y se apoya en eso, dejando de confiar en la Palabra de Dios. Es decir, no tuvo fe, y se termina frustrando por confiar en lo que veía.

Pero es muy distinto cuando la persona se basa en la Palabra de Dios, cuando acepta esa Palabra en su mente, tiene una certeza que va más allá de lo que sus ojos ven, aunque las circunstancias en ese momento sean desfavorables. Ahí es cuando manifiesta la fe y se siente segura porque sabe esperar en Dios, sin desesperarse por lo que pasará el día de mañana.

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