- 1
- Oct
- 2013
9º Día del Ayuno
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Necias y Prudentes
Hola a todas las internautas que están siguiendo este mensaje. Es un gran placer estar aquí, y luchar para que el Espíritu Santo haga parte de tu vida. Y, si ya eres bautizada con el Espíritu Santo, que seas renovada, o tal vez, te hagas más prudente.
Hoy vamos a hablar acerca de la parábola de las diez vírgenes.
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas.” (Mt.25:1-4)
Tú puedes considerarte “virgen”, porque no mientes, tienes una vida basada en los principios cristianos, bien estructurada, dentro de casa, no engañas a nadie y vives en aparente integridad. Pero cuando estás cómoda en tu fe, incluso siendo esposa de pastor, de obispo, o sea lo que sea; se es necia, cuando confías demasiado en tu propia capacidad, abandonas la prudencia. Y empieza a faltar el temor y el celo de guardar la Palabra de Dios.
Cuando reconocemos que no somos perfectas, estamos atentas a nuestras actitudes, guardando todo aquello que nos fue enseñado.
Las necias llevaron las lámparas pero no el aceite. Las prudentes, además de las lámparas, también llevaron aceite en sus vasijas.
La necia se olvida de sus compromisos porque no es responsable. La prudente, no confía en su propia necesidad, sino que se prepara para el día de mañana, en como recibir a su “novio”. ¡¿Cómo un día tan importante se olvida de algo fundamental?!
¡Esto ocurre con todos aquellos que esperan al Señor, acomodados! Piensan: “Dios es bueno, maravilloso. Él entiende…” Siempre minimizan sus propios fallos con una escusa. No se perfeccionan o corrigen.
Cuando hablamos de prudencia, te suena a cautela y responsabilidad. Recuerdas la obediencia en los mínimos detalles. Claro, no somos perfectos ¡pero eso no significa que viviremos “como queramos”! Mi deber es corregirme.
A lo largo de estos años, en la Obra de Dios, y conociendo al Señor Jesús, tuve que corregir varias imperfecciones y errores, muchas veces quedándome decepcionada conmigo misma, porque no me imaginaba con tal problema. Pero cuando acepté y arreglé mi comunión con Dios, que va mucho más allá que hablar con Él, tuve la oportunidad de corregirme interiormente.
Hay muchas personas que hablan con Dios, pero no firman con Él un compromiso. ¿Cuántas religiones existen, en que las personas oran, rezan, hablan, pero que no tienen una vida justa a Sus ojos?
Esas vírgenes estaban preparándose para el matrimonio… pero, “Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron.” (Mt.25:5)
Yo no sé cuál es tu situación, si estás buscando el Espíritu Santo o si ya Lo tienes, pero debes concentrarte en lo siguiente: Lo que envuelve a Dios, y nuestra relación con Él no puede ser basado en inconstancia, en olvido o falta de compromiso.
Tanto las personas que son bautizadas, como las que aún no lo son, empiezan a ser renovadas y llenas de la presencia de Dios, cuando existe esa prudencia y sus ojos son abiertos hacia su propia vida.
En el libro de Eclesiastés, me llamó la atención algo sobre el significado de “necias”:
“Porque los sueños vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras. Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque El no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo.” (Ec.5:3,4)
¿Qué significa necio para Dios? ¡Decir algo que no cumple!
El Domingo, en la reunión de la Sede Internacional de Europa, realizada por el Obispo Macedo, se refirió al valor de la palabra, la cual la persona debe honrar. Y las necias no tienen está honra, porque cuando hablan con Dios, lo hacen de forma religiosa. Tus actitudes no encajan con las palabras que profieres. ¡No hay acción… prometes pero no cumples!
A veces, en oración dices algo a Dios, pero en el día a día, “te olvidas” de cumplirlo, haciendo tus palabras vacías. No hay un compromiso. Entonces, imagínate, si de hecho hacemos un voto a Dios y no lo cumplimos. ¡Somos vistos como tontos!
Y, entonces, te desesperas: “Ay Dios mío, y yo que me olvido ¡¿Qué hago?!”
La única forma es reparar ese error.
No estoy aquí para condenarte o “enfilarte” al infierno, sino que quiero que prestes mucha atención, fijándote en tu forma de ser hacia Dios, y en aquello que Te dice.
Incluso, en la búsqueda, en la entrega… Dices que pones todo en Sus manos, pero a la hora “H”, no dejas que Dios te use, porque quieres hacer tus deseos. ¡Sois necias! Decís una cosa y actuáis de forma contraria.
¡Entonces, vigilemos! A veces, hablamos mucho, pero no cumplimos lo que decimos… y ninguna de nosotras pretende estar en el lugar de “necia”.
La necia está esperando al novio… ¿y quién no está esperando al Señor Jesús, pretendiendo encontrarse con Él el día en que venga a por la Iglesia? Todos están esperando, pero no todos muestran ese respeto, valor, con el propio Dios. Y andan “acomodados”; a su manera…
Y no es a nuestra manera, sino a la manera como el Señor nos instruye.
Quiero dejarte claro, internauta, tú que has participado de estos 21 Días, desde el principio, que me alegro con tu perseverancia.
Tal vez te hayas comprometido a acompañarlo diariamente, pero cuando llega el Sábado, Domingo, o algún día fuera de lo normal, te distraes con algo y “te olvidas”, alegando que ya has ido a la Iglesia, u otra escusa semejante.
Observa bien: ¿Qué pretendes ser? ¿Necia o prudente? ¡¿Una persona de palabra, o no?!
Nosotras somos las que hacemos nuestro tiempo. Y a veces no tenemos tiempo para las cosas de Dios, porque permitimos que las distracciones nos lleven para el lado opuesto.
Fue a través de un ayuno, hace muchos años, que también comencé a separarme y a dejar de tener interés, por ejemplo, por la televisión. Poco a poco, todo empezó a ser eliminado, porque determiné “hacer” tiempo para lo que yo más necesitaba.
Puedes distraerte, pero no seas desequilibrada. Esta oportunidad de los 21 Días, es también para que tengamos sensibilidad, y percibamos cuál es nuestra mayor tendencia, que muchas veces no es la televisión, sino otro tipo de cosas que nos apartan de Dios y nos impide meditar en nuestras propias acciones.
¡Nos quedamos por aquí y mañana volvemos!
Un abrazo a todos los que han participado en el Blog y dejado sus comentarios, y también a ti, que no has tenido esa oportunidad, pero en cuanto la tengas, deja tu comentario, porque será un gran placer saber lo que está en tu corazón y ocupa tu pensamiento.