96º Día | Ser el Testimonio

96º Día | Ser el Testimonio

15 de Mayo | Lunes | Juan 18.35-36

“…Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí…”

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Vamos a leer el libro de Juan 18:35

“…Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí…”

Pilato estaba hasta pensando aquí: «… ¿yo soy judío? Tu nación y los principales de los sacerdotes… «Observa que los religiosos son los que entregaron al Señor Jesús, no fue el pueblo; las personas no se quejaban de Jesús, quienes reclamaban, eran los religiosos, que tenían envidia, se sentían amenazados, a causa de la fe viva que Jesús presentaba.

Y Pilatos preguntó: «¿Qué hiciste?» Con certeza Pilatos había oído hablar de Jesús, tanto que preguntó a los principales sacerdotes: «… ¿por qué traéis a este hombre aquí?» Él sabía que Jesús hacía el bien, traía respuesta al pueblo sufrido, no entendía el motivo por el cuál los religiosos lo estaban trayendo, y él preguntó al Señor Jesús: «¿Qué hiciste?» Es decir: «Porque yo no veo nada, pero si ellos están hablando, quiero saber de tu boca lo que hiciste”.

«Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían, para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi reino no es de aquí…”

El Reino del Señor Jesús no tiene nada que ver con lo que la humanidad entiende como «reino», posesión, poder, autoridad, posición, etc. El Reino del Señor Jesús es espiritual, no forma parte de este mundo, y este mundo no entiende las cosas espirituales, porque no mira para las mismas cosas. Por ejemplo, es más fácil que tu mires a los errores que sufriste en tu infancia, los errores de las personas, tanto de tu familia o de la sociedad, pero no estás atenta al lado espiritual, que es tu propia alma, comprometes tus ojos, e incluso te lleva a juzgar; no te das cuenta de que, no mirando para el lado espiritual, te haces mal cuando guardas las cosas de este mundo. Por eso el Señor Jesús dijo: «Mi reino no es de este mundo.»

Las personas están defendiendo su mundo, su punto de vista, pero no están atentas a su propia alma. «Si mi reino fuera de este mundo…», quiere decir: «Si estas personas perteneciesen a mi reino, ellas estarían atentas a su propia alma y entenderían y pelearían por mí, serían mis siervos.»

Si tu estas atenta a las demás personas, no vas a mirar para tu alma, para lo que el Señor Jesús vino a hacer; no vas a necesitar al Señor Jesús, porque tal vez tú necesitas los milagros para suplir tus intereses, necesitas los resultados en favor de tus deseos, pero no para tu propia alma, porque no Lo reconoces como Salvador.
Tal vez tu vas a la iglesia, adoras a Dios, vas los miércoles, domingos; o los demás días, pero miras a tu «reino», a tu codicia, a tus necesidades, a tu mundo, a tu familia, a tu voluntad, y no ves los errores que estás cometiendo, que comprometen todo tu mundo también:
Comprometen tu familia, comprometen todo a tu alrededor, en fin, el resultado es frustrante, porque por más que tu defiendas tus voluntades, tu manera de ser, no te realizas; por más que tengas las respuestas en la punta de la lengua, para defenderte, no te realizas como persona, a causa de tu alma, del vacío, de la carencia, porque no hay seguridad dentro de ti, no hay paz, certeza… Y ¿por qué? Porque miras a tus deseos, a tu fuerza, tu inteligencia, pero no miras a la necesidad de tu alma.

Si entendieses la necesidad de tu alma, no estarías «entregando» al Señor Jesús a otras personas, como si afirmases: «Yo no lo quiero, yo no lo necesito.» ¿Y de qué forma dices no necesitarlo?, porque no observaste realmente lo que está dentro de ti, porque si entendieses, si usases tu cabeza, te darás cuenta de que toda tu inteligencia, todo aquello que haces y te da un cierto placer, hasta puede tener un resultado, por tu inteligencia y diligencia para las cosas físicas, pero no para el beneficio de tu propia alma.

Tu eres mi invitada … En pocos días estaremos en la última semana, en los últimos días para completar los 100 días de este propósito, y te invito a participar, a continuación, de la lectura del libro «La voz de la Fe». ¿Y por qué elegí este libro? Porque él hace encajar y deja todo muy claro, evidente, cuando buscas respuestas, no que agraden tu carne, sino respuestas que sean verdad. Cuando tu leas este libro, «La voz de la fe», entenderás claramente, porque el Espíritu Santo te mostrará, como me mostró a mi, que quien habla contigo es Dios; Él usa mi voz, habla a través de mí, porque hizo la Obra y todavía la está haciendo en mí, y si Él lo hace y continúa es porque le doy acceso.

Por eso, cuando oyes el audio y dices: «¡Dios mío, parece que esta aquí, a mi lado, ha visto mi situación!» Porque te ves como alma, por eso el Espíritu Santo te muestra tu alma, de una manera clara, de forma en la que empiezas a tener necesidad de Él.

Busca el Reino que no es de este mundo, el Reino de Dios, observando tu alma, y ​​ entenderás tu necesidad de Él constantemente.

Un fuerte abrazo y hasta mañana.


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