Episodio 96 – ¿Es necesario hablar varias veces con usted? ¿Qué dice esto a su respecto?

Episodio 96 – ¿Es necesario hablar varias veces con usted? ¿Qué dice esto a su respecto?

Cuando nos deparamos con orientaciones y verdades, ¿qué sucede?

¿Acaso nos resistimos o acatamos; verificamos, analizamos lo que realmente nos está sucediendo?

A veces escuchamos verdades, orientaciones y direcciones, pero queremos hacer las cosas a nuestra manera. No queremos una opinión, no queremos escuchar a nadie, queremos proceder a nuestra manera. Eso es lo que el ser humano hace, ¿pero Jesús?

¿Cómo fue Jesús aquí en este mundo, cuando estuvo aquí? ¿Acaso Él hizo las cosas a Su manera? Muy bien, usted que ha seguido la serie: ¿Quién es Dios? ¿Quién es usted?, se dio cuenta de que Jesús simplemente es un Siervo, alguien que vino a cumplir Su misión de entregarse por todos los que Lo aceptan.

La Palabra de Dios dice así:

«… y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si Tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.» Juan 10:23-24

Los judíos estaban diciendo que ellos tenían dudas.

«Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que Yo hago en nombre de Mi Padre, ellas dan testimonio de Mí…» Juan 10:25

Para que entienda mejor, Jesús había hablado, pero ellos querían escuchar su versión, ¿qué significa eso? Cuando tiene que decir varias veces lo mismo, muestra que hay una cierta resistencia, es decir, quiere escuchar a su manera.

¡Eso es lo que vemos aquí! Cuando es necesario decirle varias veces lo mismo y siempre se resiste, está incómodo con esa verdad, con ese compromiso, con esa responsabilidad, con esa verdad o con esa orientación. Eso es lo que su comportamiento dice sobre usted.

Si se resiste, es su decisión.

Las personas eligen qué creer; usted elige creer o no. Tal vez está siguiendo este mensaje ahora y en su mente dice así: «Ah, pero no es así, no sabes cómo son las cosas, mi jefe, mi madre, mi marido o mi esposa quiere hacer las cosas. Y eso y aquello».

Solo de estar hablando consigo mismo, solo de estar incómodo con lo que tiene que hacer, eso ya habla sobre su alma, que quiere hacer las cosas a su manera.

Jesús es el Señor que creó todo, que participó de toda la creación, y aquí estaba rodeado de judíos que lo presionaban para que les dijera lo que querían escuchar. ¡Por el amor de Dios!

Así son muchas personas, quieren que Dios les diga lo que quieren escuchar, tanto de su reinado como de su mundo y de su manera de ser. No quieren la verdad, no quieren la justicia.

Ahora bien, yo le pregunto: ¿su alma está en duda? ¿Usted se ha resistido? ¿Cuántas veces se habló del mismo asunto y se resistió? ¡Eso habla de su alma!

Yo estaba pensando, soy como usted, soy un alma, tengo que perseverar hasta el fin como usted, tengo que luchar contra lo que quiere corromperme, tengo que luchar contra los sentimientos que quieren seducirme para hacer las cosas a mi manera.

Entonces, en una reunión, al escuchar la Palabra de Dios, el Espíritu Santo me dijo lo que debía hacer.

Cuando usted habla consigo mismo y obtiene una respuesta, una defensa, un argumento para no hacer lo correcto, significa que quiere justificar sus actos, que muchas veces son injustos. Solo el propio Dios, el Espíritu Santo, puede revelarnos la verdad, porque, según nuestra manera de ser, nuestro pensar y nuestro razonamiento, vemos como algo justo la forma en la que estamos lidiando con la situación.

Por eso, Jesús dijo que el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad. Él me ha guiado, ha hablado conmigo. Cuando Él habla, me muestra mi resistencia en algún argumento que tengo y que no estoy actuando como debería, haciendo lo que es justo.

Esto sucedió porque me enojé con una persona que actuó injustamente y me produjo varios problemas, pero no hablé con ella, entonces, Dios me dijo: «Ve a hablar con ella, es injusto de tu parte no hablar, tienes que hablarle». Yo hice exactamente lo que Dios me dijo, le expuse la situación a ella y le dije: «Mira, Dios habló conmigo y me pidió que hablara contigo. Él me recordó que estaba incómoda».

Yo estaba molesta, no tenía rencor, estaba ofendida, solo ofendida. Ahí le dije: «Mira, solo porque Dios te ama estoy hablando contigo, te estoy orientando lo que debes hacer. No hagas más eso. Sin embargo, quiero pedirte disculpas, porque me enojé y tú no necesitas mi enojo, sino esto, que hable contigo».

Eso fue lo que le dije. Son en esas cosas simples, pequeñitas, que santificamos el nombre de Dios. En otras palabras, la persona que se equivoca es un alma como nosotros, quienes también nos equivocamos, por eso debemos valorarla y ponernos en su lugar.

La Biblia dice: «Padre nuestro», porque es nuestro Padre. Él no tiene preferencia por nadie, es justo y hace las cosas conforme a Su justicia.

Si usted está siendo injusto con su semejante, Él se lo cobrará; y no será una ofensa hacerle escuchar la verdad, porque quiere agradar al Altísimo.

En el caso de los judíos, Jesús ya les había hablado, pero ellos no creyeron, no quisieron creer, es decir, cada persona toma su propia decisión.

Jesús les habló, pero ellos no aceptaron creer, y tal vez este es su caso. Jesús le habla, el Espíritu Santo le habla, Dios le habla, pero usted no acepta. Si no acepta, tendrá consecuencias.

Por eso, sea humilde, no se resista a aprender. Todos estamos aprendiendo y seguiremos aprendiendo hasta el día que vayamos a la gloria.

Los que se corrigen, los que son humildes para aceptar la corrección, irán a la gloria. ¿Y los que se resisten? Si tienen la oportunidad de arrepentirse, serán salvos, si no, irán a la muerte eterna. ¡La decisión es de cada uno! Piense en esto.

Comparta un episodio más de la serie: ¿Quién es Dios? ¿Quién es usted?

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