Episodio 88 – ¿El problema insiste y define quién es usted?

Episodio 88 – ¿El problema insiste y define quién es usted?

¿Observo aquel problema que está ahí incomodándolo?

Tal vez una persona exitosa, una persona que se pone de novia, una persona que tiene una carrera, que viaja, que tiene condiciones económicas, que tiene beneficios y disfruta; ¿cómo lidia con eso?

¿Acaso ese problema que ha insistido en su vida lo define? ¿Usted se deja llevar por la envidia o eso define su fe?

Como en aquella situación del hombre que nació ciego, que Jesús curó e incomodó a los judíos, religiosos y fariseos. Ellos llamaron a los padres del joven que había nacido ciego para constatar si realmente era ciego y si había sido curado; es decir, querían poner duda, crear un conflicto en los padres y el joven que había sido curado.

¿Sabe qué sucedió? Los padres, con recelo de ser excluidos de la sinagoga, preocupados por lo que los judíos, los fariseos y las personas dirían, por las cosas que podrían perder y por las desventajas que podrían sufrir, no quisieron engrandecer lo que le había sucedido a su hijo que nació ciego.

¡Ellos se quedaron callados delante de lo que le había sucedido a su hijo! Así es, muchas personas dejan qué desear a causa de lo que los otros pensarán.

¿Acaso está preocupado por lo que las personas dirán? ¿Usted se define o se encuadra según la voluntad de las personas? ¿Es una persona insegura?

«… y les preguntaron, diciendo: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.» Juan 9:19-21

Ellos desviaron la atención y acomodaron toda la situación para que el hijo respondiera por sí mismo, porque no querían comprometer su vida.

«Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.» Juan 9:22

¡Observe la situación!

«Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros Sus discípulos?» Juan 9:23-27

Ya se imaginó a esos hombres con rabia, con envidia porque Jesús había curado al hombre ciego de nacimiento; incluso porque toda la ciudad, todo el mundo se enteraría de este milagro extraordinario y sería algo molesto, porque ellos nunca se preocuparon por aquel ciego.

Todos los días ese hombre estaba allí, delante de sus ojos, pero no hicieron nada, y ahora Jesús lo curaba, ¡justamente un sábado! Él hizo lo correcto, bueno y justo, y ellos se incomodaron a causa de eso.

¡Así es!, muchas personas se incomodan cuando Jesús hace justicia en la vida de una persona, es decir, cuando hace el bien, cuando escucha su clamor y suple sus necesidades.

Muchas observan lo que los demás pensarán, como los padres del ciego, que les preocupaba ser expulsados de la sinagoga si decían que Jesús había curado a su hijo, porque querían tener estatus, ser reconocidos, agradar a los fariseos.

¿Y usted? ¿Quién es usted delante de un problema insistente?

¿Acaso se deja envolver o persuadir por lo que los demás piensan de usted? ¿Acaso cambia con todo eso?

Hay diferencias entre las personas que son curadas y las que no. Unas se vuelven definidas en su propia fe y otras son dependientes de la aceptación ajena, de los fariseos, de los judíos, de los que tienen autoridad, de los que pueden interferir en sus vidas.

¿Quién es usted delante de un problema insistente, en el que será mal visto si asume su fe, en el que perderá su posición y no podrá agradar a los demás? ¿Acaso se deja influenciar para ser aceptado por las personas o tiene una fe definida?

Muchas personas quieren ganar de los dos lados, quieren tener la cura, el milagro de Dios, pero también quieren que los demás las acepten. Ese ciego de nacimiento estaba bien definido.

«Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres Su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ese, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace Su voluntad, a ese oye.» Juan 9:28:31

En otras palabras, ¡ese ciego pensó! No quedó en la dependencia de los judíos, no buscó ser aceptado por la sociedad y no se dejó manipular por la voluntad de ellos. ¡No! ¡No!

«Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera de Dios, nada podría hacer.» Juan 9:32-33

¿Usted es definido en su fe o necesita probar, necesita ser aceptado por terceros? Si busca la gloria de este mundo, no será definido en su fe, pero, si razona, ¡no será esclavo de este mundo!

Escuche y comparta la serie: ¿Quién es Dios? ¿Quién es usted?

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