80 – EL REINO DE DIOS : Agradar en dar

Mira qué interesante lo que Jesús dijo a Sus discípulos:

«Vosotros, pues, no busquéis qué habéis de comer, ni qué habéis de beber, y no estéis preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas buscad Su Reino, y estas cosas os serán añadidas. No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.» Lucas 12:29-32

¡Qué hermoso! Me pongo a pensar, no somos iguales a Dios, somos iguales unos a otros, buscamos satisfacer nuestras necesidades físicas y estamos muy centrados en nosotros mismos y no en Dios, pero mira qué hermoso es Dios y qué maravilloso es Su Reino.

Jesús enseña, en otras palabras: «Buscad Mi Reino, y todas esas cosas que necesitas serán añadidas, no temas, no tengas miedo de Mi Reino, disfruta de ese Reino que vivimos…» Entonces, cuanto más nos aferramos a nuestro reino, más infelices e insatisfechos somos.

Y mira lo que Jesús dice: «Vended vuestras posesiones y dad limosnas; haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.» Lucas 12:33-34

Ahí está la razón por la cual sientes tanto dolor, porque tu tesoro está ahí. Por ejemplo, si sientes dolor en relación a tu familia, tu tesoro es tu familia. Aquello que te importa tanto es lo que te hace daño. Para alcanzar el Reino de Dios, tienes que deshacerte de aquello a lo que estás aferrado.

Sabes, voy a hablar de mí, muchas veces le di importancia a algo que me hizo daño, a alguien, y me quedé ahí abajo, ¿por qué? Porque donde estaba mi corazón, como Jesús, también estaba mi tesoro.

Tu corazón es el que gime, sufre, se angustia, se preocupa, tiene miedo, es donde estás colocando tu tesoro. Donde esté vuestro tesoro, estará también vuestro corazón, ahí es donde sentirás.

Entonces, si miras la tendencia de donde estás poniendo tu corazón, verás que no conviene tener el corazón en estas cosas, donde llega el ladrón y la polilla corroe, sino busca el Reino de Dios y todas, todas tus necesidades serán añadidas.

Por eso los siervos de Dios son muy felices, porque priorizan el Reino de Dios y no las necesidades de sus propias voluntades, porque cuando hacemos nuestras propias voluntades, surgen las dudas.