3º día – ¿Quién es testigo de Jesús?

Viviane Freitas

  • 12
  • Jun
  • 2014

3º día – ¿Quién es testigo de Jesús?

  • 12
  • Jun
  • 2014

¿Quién es testigo de Jesús?

Hoy ya es el tercer día del Ayuno de Jesús, y tengo la certeza de que aquellos que sean humildes para reconocer sus fallos, errores y faltas delante de Dios, y hagan su parte, estos ¡serán Uno con Él! Y no apenas en estos 40 Días, sino para siempre, si perseveran hasta el fin.

Vamos a hablar hoy sobre el testigo de Jesús. ¿Quién será?
“Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.” (Juan.1:6-9)

Una de las cosas que destaca en este trecho, es que Juan testificaba al respecto de la luz. Y cómo podría testificar al respecto de la luz. ¿Cómo podrá testificar al respecto de la luz, si estás perdida?
Sabes que hay algo que está mal en ti, pero no ves lo que es… Entonces, no puedes ser una testigo de Jesús, aunque evangelices, aconsejes, atiendas o prediques. Si estás pérdida, tienes dudas o ansiedad, ¿cómo vas a testificar sobre esto?

Si, eventualmente, estás ansiosa, por algún motivo, pero esto no es siempre, es normal, porque somos humanos. Pero, siendo ansiosa por naturaleza, ¿cómo puedes testificar de la luz? La luz no es ansiedad, sino que revela la dirección. La luz hace visibles todas las cosas.
Y, muchas veces, las personas no reconocen su condición espiritual; saben que existe algo que está mal, perciben que ciertas cosas que hacen, están mal, son conscientes de eso, pero no consiguen vencer esta situación.

Entonces, ¡no pueden testificar sobre la luz!

Por eso estamos viviendo este Ayuno de Jesús, para que seas sensible a tu situación. No te distraigas con nada; enfócate y presta atención en ti misma.

Y te preguntarás: “Viviane, ¿cómo podré saber lo que está mal en mí? Quiero descubrirlo, verlo. Estoy dispuesta a ver esa luz. No pasa nada si me va a herir o decepcionar.”

Si realmente estás dispuesta, tú buscas… Habla con Dios, exponiendo quien has sido. Y otra cosa que te ayudará es hablando con alguien, como un pastor o una esposa de pastor. Creo que una persona puede desarrollar mucho más cuando es acompañada.

Si vives sola, en tu fe, hay cosas que ciertamente no verás de forma tan clara… pero si expones lo que está dentro de ti, y buscas ayuda, ¡esto también te ayudará! Con esta actitud, también vas a revelar humildad, porque no siempre la persona quiere hablar de sí misma, especialmente la mujer. Puedes ser simpática, tener amigas, pero en tu ser, la confusión y la duda, es lo que está ocurriendo dentro de ti, no lo expones porque tienes vergüenza y recelo de ser juzgada.
Pero, en realidad, cuando expones la luz, hablando con un hombre y una mujer de Dios, que también tienen luz propia, porque miran a sí mismos, ciertamente serás ayudada.

“Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él.”

Observa que Dios no desciende, y se te aparece, pero usa a Su siervo, el siervo que sea sensible, que se ve a sí mismo, que se corrige y está siempre avivando su fe. ¿Cómo? De la misma forma como estamos leyendo estos pasajes bíblicos, juntas, ¡es este momento!

Pero, lo que veo, es que las personas leen la Palabra de Dios, apenas asumiendo una conciencia, sin traerlo para su propia vida. Es como si estuvieses leyendo una historia, y no la Palabra de Dios, que es vida, que “corta”, que separa el error, la duda, ¡y da dirección!

Presta atención: Todos creerán a través de ti, cuando existe esa luz; ¡cuando el trabajo comienza en tu interior y tú te ves! Cuando la luz viene, todas las cosas ocultas, que ni tu entiendes sobre ti, empiezas a entenderlas, ¡porque la luz revela todo!
Nosotros no somos la luz, pero cuando recibimos esa luz de Dios, también somos usados para iluminar a otros. Como yo acepté esa luz, y estoy brillando, ciertamente brillaré delante de los demás, siendo yo misma el testigo. Así, conseguiré ayudar a quien está perdido.

“No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.”

Toda persona que se ve a sí misma es porque está en constante vigilancia: Prestando atención a tus pensamientos, a tu oración, a la forma en la que vas a la Iglesia, cómo eres en el día a día, cómo reaccionas delante de tus debilidades, si están dentro de ti, o si las vences; si pisas en los problemas, en las dudas, miedos, timidez, inseguridad. ¡Si permites que la palabra en la que has meditado haga parte de tu vida! Así, testificarás, ¡y es imposible que alguien que testifica al respecto de Dios se quede callado! No puedes vivir una vida egocéntrica, en tu “mundillo”. Cuando se testifica, se enseña a otras personas. ¡Se transmite naturalmente la luz!

Aprovechando la oportunidad, te invito a reflexionar sobre tu vida, a pensar, porque la fe inteligente – no emotiva – hace que hagas un análisis de ti misma, observar tus acciones, actitudes y frutos, para que así confirmes si la Palabra de Dios hace parte de ti, o no.

Después de que reflexiones, participa, escribiendo tu comentario. Aunque asumas que no estás viendo la luz, o que te encuentras perdida. ¡No hay problema en el hecho de verte a ti misma, sino que es una oportunidad!

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*