37º día – El Juicio del Hombre

Viviane Freitas

  • 16
  • Jul
  • 2014

37º día – El Juicio del Hombre

  • 16
  • Jul
  • 2014

“¿No os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de vosotros la cumple? ¿Por qué procuráis matarme? La multitud contestó: ¡Tienes un demonio! ¿Quién procura matarte? Respondió Jesús y les dijo: Una sola obra hice y todos os admiráis. Por eso Moisés os ha dado la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo? No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo. (Juan 7:19)

Aquellas personas, estaban preocupadas en cumplir una religiosidad, de forma que nada se hiciese en sábado, porque, hasta los días de hoy, los judíos guardan ese día de la semana. Criticaban al Señor Jesús, por el hecho de haber curado a un hombre. Era sobre eso que murmuraban.

En realidad, cuando existe murmuración delante de los hachos de Dios, significa que esta persona quiere “matar” a Jesús, de una forma sutil, dejando de observar Su Palabra.

Observa la Palabra de Dios, y juzga conforme a la religión, existe una gran diferencia: La religión dicta normas, pero la Palabra de Dios – que nos instruye la verdad – nos libera de sofismas e ilusiones que nuestros sentimientos producen.

Cuando te indignas en contra de los hechos de Dios, como era el caso de la multitud, en realidad, quieres “matar” lo que Jesús hace. ¡No lo aceptas!

Ya he visto en el día a día, personas a las cuales intentamos cuidar – hablando la verdad y exponiendo su realidad – que se sienten afrentadas, pensando que no está siendo cumplida la “ley”; comparan la verdad con una religión: “Ah, Jesús es amor. Tú no puedes ser tan radical; no me entiendes…”. Ves de una forma religiosas, y no como algo que viene del propio Dios.

En realidad, cuando esto ocurre, aunque sea imposible “matar” al Señor Jesús – Su Espíritu – intentan hacerlo a través de sus palabras negativas, de la forma como juzgan las cosas por la apariencia, y no por lo que es justo.

“No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.”

Hay muchos que quieren al Señor Jesús, ¡pero sin justicia! Quieren que Dios le trate con “paños calientes” en su injusticia. Cuando, en realidad, no es a mi o a tú manera, ¡sino de la forma que Dios piensa!

Si Él curó el sábado, ¡¿Cuál fue la cuestión?! ¿Él no tenía la Palabra de Vida? ¡¿Por qué Lo “encararon” con el hecho de que Él curase, y curó a un enfermo… a un hombre?! ¿Cómo?

Pero esto ocurre también en los días de hoy: Atendemos a una persona que no quiere aceptar a Jesús y los consejos que vienen de Dios – porque Él usa a Sus siervos – y, literalmente, se apartan. NO es Dios quien Se aparta, sino ellas mismas, que se alejan de la Verdad. En realidad, juzgan por la apariencia: “Ah, porque tienen preferencia; hay grupitos; ella se identifica más con fulana…”.

Tu juicio es por la apariencia, y no por la justicia. Y el “justo” nada tiene que ver con el sentimiento, sino con aquello que es correcto, puro y verdadero.

Las personas se confunden y juzgan de forma equivocada. Quieren literalmente, hacer de Jesús una persona “mala”, cuando no asumen la fe.

Querido internauta, apelo a tu conciencia, para que pienses, no en terceros, sino en ti mismo. Mire hacia ti; presta atención en cómo juzgas las cosas, a veces, juzgas por la apariencia, basada en tus sentidos, y no en lo que es justo.

¡Vigila! Nosotras tenemos que vigilar nuestra forma de pensar, nuestra forma de actuar. Tenemos que evaluar y observar la Palabra de Dios como ella es, porque nos enseña lo que es justo, puro y verdadero. ¡Ella trae vida!

Voy a dejarte pensar más sobre esto…

Si quieres haz tu comentario, pero escribe sobre ti, y no sobre lo que ocurrió en el pasado, desde la época que entraste en la Iglesia. ¡Habla ahora! Vamos atraer la Palabra de Dios para los días de hoy.

Como testimonio, puedes hablar del pasado, pero, cuando lees la Palabra de Dios, tráela al presente, estando apta para observarla y cumplirla en tu día a día.

¡Un fuerte abrazo! Mañana estaremos de regreso.

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