31º día – La murmuración / Reclamación

Viviane Freitas

  • 10
  • Jul
  • 2014

31º día – La murmuración / Reclamación

  • 10
  • Jul
  • 2014
“Por eso los judíos murmuraban de El, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: «Yo he descendido del cielo? Respondió Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. Escrito está en los profetas: «Y TODOS SERAN ENSEÑADOS POR DIOS. Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que viene de Dios, éste ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.” (Juan 6:41-47)


Aquellos judíos, estaban murmurando, porque el Señor Jesús había dicho que era el Pan que descendió del cielo, y ellos cuestionaban entre si, cómo sería posible presentarse como Hijo de Dios, si conocían a sus padres. No entendían lo que Jesús estaba diciendo.

¡Si prestas atención a la respuesta del Señor Jesús te quedarás estupefacta! Mira lo que Él dijo, con otras palabras: “Si no entiendes lo que te ofrezco y lo que te estoy diciendo, ¡es porque en Padre no te envió!”

¡No hay otra forma! Si el Padre no te atrae al Señor Jesús, no sirve de nada murmurar, intentando entender las cosas a tu manera, porque Dios no te llamó.

Y te preguntarás: “¡¿Quieres decir que Dios hace acepción de personas?!” ¡No! Dios no hace acepción de personas, pero quien oye, aprende, estos son los que van al Señor Jesús, y no apenas aquellos que están oyendo el mensaje e informándose, sino los que han oído y aprendido. ¡Estos Le ven! ¿Por qué?

Porque a medida que oigo la Palabra de Dios, permito que esa Palabra me lave, quite de mi las malas ideas, malos ojos, sentimientos como la ansiedad, preocupación, dudas, miedo, inconstancia…

Cuando oigo la Palabra de Dios y la traigo a mi vida, ¡creo la división entre la fe racional y la emoción! Yo oigo, aprendo y voy hasta Dios, haciéndole participe de todo, porque sólo Él tiene la capacidad de operar el cambio extraordinario en mi,

Muchas personas se quedan esperando a que alguien las busque, por ejemplo, la esposa del pastor, la obrera,…. Dependiendo de un acompañamiento. Y eso no significa oír al Padre, oír y aprender. Porque, si esperar por alguien, es señal de que no estás interesada, no estás buscando, pero cuando existe esa sed, preguntas, oyes, te acercas a los que son de Dios, ¡para aprender!

¿Piensas que siempre estuve enseñando en el transcurso de mi vida? ¡No! Fui esposa de pastor con 17 años, y esperé encontrar a otras personas que me enseñasen, pero me miraron como la hija del obispo Macedo, ¡que no necesitaba ser enseñada!

Cuando estaba en esta situación, pretendía madurar en mi fe y descubrir respuestas para lo que no sabía. Y buscaba, preguntaba… Me quedaba muchas veces atenta a lo que mi padre orientaba a los siervos de Dios, para traerlo a mi vida, y así también ayudar a mi marido. Ser útil en la Obra de Dios y servirlo. Yo no fui llamada para ser una esposa de pastor, para “arreglarme”, sino para ganar almas, y quería aprender cómo servir mejor, y que alguien me enseñase. Y, cuando quería, iba hasta las personas, ¡preguntaba y me exponía!

Y, asó me fui acercando a Dios y encontrando respuestas. No me quedé esperando que alguien hiciese mi papel, ¡sino que fui detrás de lo que quería!

Pero yo veo que, muchas personas, en la iglesia, se quedan esperando que alguien las acompañe, ¡y esto es pésimo! Cuando hay un interés en hacer lo que es correcto, buscas, ¡esclareces las dudas! Y no te preocupas en “molestar” o que no te entiendan…. Es cuestión de la necesidad que hay en valorarse, resolviendo tu cuestión. ¡Esto es luchar por tus derechos, y muestras interés en ser mejor para Dios!

Aquellos judíos murmuraban, y es probable que las personas que no se “acercan”, murmuren: “Ah, es porque existen grupitos; ella sólo va hasta aquella persona…”. Pero, ¿sabes por qué? Porque esa persona buscó, se interesó, y no sólo pidió oración. ¡Sino que se acercó, recibió orientación, y siguió la orientación! Y este es el que ha oído y aprendido. ¡Este viene hasta Jesús!

Cuando te interesa algo, preguntas, aclaras las dudas, sin timidez y vergüenza, buscas la fe inteligente, y no la emotiva; quieres una respuesta, una dirección…

Usa tu cabeza, porque, de otra forma, serás literalmente esclava de tus sentimientos. ¡Y no sirve de nada murmurar!

Si tú eres una de esas personas que murmuran, que su vida no va hacia delante, porque no tiene la ayuda de nadie, es porque no “te escogiste”, y no llamaste la atención de Dios, porque no Lo has buscado.

Aquel que resuelve el problema por la raíz, ¡ese busca a Dios! La fe exige obediencia, humildad, actitud. No tiene nada que ver con sentimientos. No existe timidez o influencia del pasado, sea cual sea…. Sólo importa lo que quiere alcanzar.

¡Se racional! Dios no te llamó para quedarte en “mi mano”, o en la “mano de alguien”, sino para buscarlo y resolver lo que está dentro de ti. SI tienes que hablar con una esposa de pastor, o esclarecer una duda aquí en el Blog, aunque pienses que hay tantas cuestiones, y que puede que no tengas respuesta… ¡¿qué te cuesta intentarlo?! ¡¡Nada!!

Quien intenta, insiste, busca, llama a la puerta, es perseverante. Y esto es lo que muchos no quieren hacer, porque piensan que es una humillación perseverar; que la “otra” no está haciéndote caso…. ¡Pero eres independiente de lo que los demás piensan! ¡Mi actitud es la que tiene que provocar mi respuesta!

¿O piensas que los milagros de Dios ocurrieron en mi vida sólo porque Dios se agradó de mi? ¡No! ¡Yo tuve que tomar posesión de la promesa! Hay una Guerra… ¡que exige constancia, creencia, fuerza, fe inteligente y actitud!

“Se libre de esa mentalidad que te hace tener una vida “amarrada!” Yo ya la tuve, pero, a partir del momento que aprendí sobre la fe inteligente, me convertí en una amenaza para el diablo. Es eso lo que tú tienes que ser: ¡Una amenaza para el diablo! Ser una persona de actitud, no para hacer lo que está mal, sino para resolver el problema que hay dentro de ti.

¡Ahora te toca a ti tomar una actitud! Nos encontramos aquí mañana.

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