30º Día – ¿Qué hace Jesús cuando se viene a Él?

Viviane Freitas

  • 11
  • Jul
  • 2014

30º Día – ¿Qué hace Jesús cuando se viene a Él?

  • 11
  • Jul
  • 2014

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.” (Juan 6:37-39)

Una persona va a Dios, no simplemente cuando dice que quiere a Jesús, o porque va a la Iglesia, da sus diezmos y ofrendas. Sino aquel que verdaderamente Lo desea, viene a Él. ¿Cómo?

Por ejemplo: cuando nos dirigimos a alguien, dispuestos a abrirnos, despojándonos de nosotras mismas, estamos demostrando confianza y, los que así proceden, en relación a Dios, son a los que el Padre dio al Señor Jesús.

Aunque tengas un pasado horroroso, que no se te quita de la cabeza, y por más que no te perdones, a partir del momento que vienes al Señor Jesús, dejas de culparte. Tienes vergüenza de tus errores, los odias, porque el odio en contra del pecado es lo que te hace luchar en contra de tu estado.

Por otro lado, si te culpas, te sientes débil, no tienes fuerzas, te condenas y no te ves dignas de hablar con Dios, de esta forma no ven al Señor Jesús, porque si lo hicieses creerías en aquello que Él hizo en la cruz por ti. Esta culpa y acusaciones, de que no sirves o no tienes solución, es la voz del diablo, porque, cuando crees, vienes a Dios, expones todo lo que está dentro de tu corazón, siendo sincera con Él. Esto te hace tener un objetivo en aquello que pretendes alcanzar; un objetivo en relación a tu vida con Dios.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera.”

¡El Señor Jesús no te lanza fuera! Sea lo que sea que haya ocurrido en tu pasado, o incluso ayer… ¡Él no te rechaza!

“Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.”

Tú, que te condenas por tus fracasos, imperfecciones y errores, ¡el Señor Jesús no te quiere perder! Pero tú estás entre las voces: del diablo, de Dios, y también la de tu propia voluntad. ¡¿A cuál te vas a inclinar y oír?!

Cuando oyes la voz de Dios, hay fuerza para resolver lo que está dentro de ti, ¡y no hay condenación!

Cuando me condenaba, no había ninguna solución, a no ser lágrimas y fe emotiva. Sal de está postración, ¡ya! Porque Dios no envío a Su Hijo, para que te condenes. El Señor Jesús pagó el precio para hacerte libre del pecado. Sólo asume tu error, no volviendo a cometerlo; resuelve el problema y combate los pensamientos que el diablo ha colocado en tu mente, de que no vas a conseguirlo, de que ya estás en el día 30º; que sólo faltan 10 días y, hasta ahora, no conseguiste… Si oyes la voz de él, estás sirviéndolo, ¡y no puedes dar ese derecho al diablo!

Tú escoges: El Señor Jesús quiere sacarte de esa situación, pero tú tienes que creer en Él.

“Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.”

Dios va a resucitarte, sacarte de esta situación. La voluntad de Él, es que vengas, y creas, para que tengas vida eterna.

No hay ningún ser humano – a no ser el Señor Jesús, cuando estuvo en nuestro medio – que no tengas pecado. Todos los demás, sin excepción, pecaron y todos tienen que ser salvos. Y somos salvos, no por nuestro mérito, o por lo que tenemos bueno, porque nada existe bueno en nosotros.

Somos salvos por la fe, por la creencia, ¡por la entrega! Cuando existe una entrega, te lanzas en los brazos de Dios, sin recelo; no hay diablo, condenación, pensamientos negativos, nada que pueda impedir que te lances. Sólo exige de ti una creencia, ¡y está te hace libre!

Estáte en la fe, y no dejes que el diablo te quite el objetivo. ¡Tú puedes, yo puedo!

Yo fui restituida por el amor del Señor Jesús, y por Su misericordia hacia mi.


Ese problema que has visto, y en contra del cual has luchado, no es para ahogarte, sino para resolverlo, poniendo al diablo debajo de tus pies y “masacrándolo”, a través de tu creencia, entrega y sinceridad.

¡¿Y quien no es capaz de ser sincero y lanzarse?!

¡¡Todos!!

Si tienes algo qué decir, escribe, que quiero saberlo. Mañana estaremos de regreso.

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