21º Día del Ayuno

La Tierra de la Promesa

Hola. Bienvenidos. Ya estamos en el 21º Día, y tengo la certeza, la convicción de que el Espíritu Santo hizo una revolución en la Iglesia Universal, para aquellos que Lo buscaron, que se acercaron, creyeron en Su existencia y fueron sinceros. Me quedo muy feliz por ti.
Deja tu comentario aquí en nuestro Blog, relatando sobre tu experiencia en estos 21 Días.
Voy a leer con vosotras un pasaje que me llamó la atención:

“Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hb.11:8-10)

Y ¿qué tiene que ver esto con nosotros? Quiero explicaros queridos internautas, lo siguiente: Cuando Dios llamó a Abraham, él no tenía una dirección, un mapa; el control de su camino.
¡¿Te imaginas salir de un lugar sin saber adonde vas?! Imagina una mujer, ¡¿cómo se quedaría?! Ansiosa, preocupada…

Pero, ¿qué sucedió con Abraham? ¡Él obedeció! Cuando fue llamado, accedió, con el fin de ir a un lugar que tenía que recibir por herencia. Presta atención: Cuando existe esa creencia – te diré más a fondo – esa intimidad con Dios, también hay certeza, manifestada por la obediencia.

Y date cuenta que Abraham era un “señor”… él podría “quejarse”, replicar: “No… ¡¿cómo es posible?! Yo tengo familia.” Pero él no murmuró. ¡Solo obedeció!
Y es esto que os pretendo dejar claro, queridos internautas: En estos 21 Días, estuvisteis receptivos a la voz de Dios. Aceptasteis someteros a Él, sacrificando vuestros deseos en pro del Espíritu Santo. Y ahora debéis proseguir, aunque no veáis la “ciudad” que Dios prometió: La Nueva Jerusalén.

Debéis permanecer en este contacto con Dios. No dejéis que las distracciones, las preocupaciones, se hagan para ti otros ídolos.

Estos días estaba leyendo un versículo que me llamó mucho la atención en el cual Dios promete dar todo, solo nos advierte que guardemos Sus Palabras; que nos resguardemos de donde fuimos sacados. Y esto me llamó la atención, porque Dios puede haberte concedido el Espíritu Santo o haberte renovado, y tu estás muy feliz con esto, e igualmente nosotros, festejamos tu alegría. Pero está claro que no podemos olvidarnos que debemos permanecer en esta vigilancia, mirando para nuestro “Arquitecto”; para la “Tierra” que Dios nos prometió, si proseguimos firmes hasta el fin: Nuestra Salvación. ¡Y para que esto ocurra, debemos ser perceptivos a Su voz y dependientes de Él!

Cuando Abraham fue encaminado a una Tierra que no conocía, y aún así se sometía, eso mostró su dependencia de Dios. Y presta atención que no es que Dios no hablaba con él hacia muchos años; sino que fue en aquel momento… ¡la primera vez!

Entonces, queda muy claro para mi y para ti, que cuando demuestro reverencia y existe sumisión, obediencia a Su voz, esto enriquece nuestra fe y nos hace madurar espiritualmente hablando.
Es esto lo que quiero para ti, amiga… Yo no te conozco, pero puedes conocer a Dios, todos los días, desarrollando está comunión. Y para conocerlo, no basta apenas ser bautizada con el Espíritu Santo, ¡no! Debe existir esa dependencia, para percibir como Él trabaja en tu corazón, en tu interior.Percibirás el cuidado, la misericordia, el amor de Él hacia ti, cada día.

Yo no vi el amor del Señor Jesús solo hace unos años, cuando Lo asumí y fui bautizada con el Espíritu Santo, sino que cada día he visto el cuidado y cariño que Él tiene hacia mi. ¡Su celo y Su amor incondicional! Es esto lo que quiero para ti, amiga… que te desarrolles y madures. Y para que esto ocurra, tienes que desarrollar esa dependencia, y apenas la tendrás cuando venga una necesidad en pro de aquello que crees.
Yo creo en aquello que leo, y quiero verlo cumplido en nuestra vida. Entonces, transmito mi necesidad a Dios, vigilo cómo soy y de qué forma estoy actuando. Estaré sensible y perceptiva a Su voz.

Nos quedamos por aquí, pero no sin antes dejar un gran abrazo a los que acompañaron este Ayuno desde el principio, y también a los que comenzaron después. Lo importante es que hubo entrega y verdad, dentro de cada uno. ¿Está determinado?

Un gran abrazo a todos. ¡Dios os bendiga!