19º día – En qué consiste la creencia

Viviane Freitas

  • 28
  • Jun
  • 2014

19º día – En qué consiste la creencia

  • 28
  • Jun
  • 2014

“Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía. Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa.Esta fue la segunda señal que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.” (Juan 4:46-54)

Aunque aquel hombre, que fue hasta Jesús, ocupase una posición como oficial del rey, Jesús no se basó en eso, y profirió apenas una palabra, en la cual el hombre creyó. En el mismo momento que Jesús habló, ¡el niños fue curado!

Él actúo basado en aquello palabra. Pero todavía no creía en Jesús de forma consistente. Tenía que ver una señal… Cuando eso ocurrió, asumió de hecho que Él era de Dios, creyendo, junto a toda su casa.

Cuando llegamos a la Iglesia, necesitamos ver señales, para que creamos que este Dios existe… porque muchas personas ya no creen por las decepciones y engaños con las religiones, palabras, etc. Sabemos que esto es una realidad y, por eso, la importancia de las señales, para que haya un interés de conocer a Dios y recibir el Espíritu Santo.

Pero en lo que debe consistir tu creencia, y hacer fuerte tu relación con Dios, es cuando te lanzas en Su Palabra, la cual divide la duda y la certeza; la falta de dirección y la dirección.

Observa que muchas personas están débiles en la fe, incluso teniendo señales de Dios en sus vidas… no creen, son maliciosas durante la hoguera santa, o campañas.

¿Por qué? Porque incluso participan, pero a su manera, y no de la forma que Dios quiere.

Jesús le dijo a aquel hombre, oficial del rey: “Vete (…), tu hijo vive…”, Jesús no le dio una atención especial; no fue a su casa a ministrar la cura, como en otros casos de la Biblia.

Hay situaciones en las que Dios quiere que muestres confianza en la Palabra de Él, y espera que mantengas esa creencia hasta que llegue el momento de obtener la respuesta.

Muchas personas pierden la pureza en la fe porque no fueron respondidas a su manera y en su momento.

Por eso, no puedes basarte sólo en lo que has recibido o se te ha suplido, la respuesta al miagro, pero en la Palabra de Dios. Esto te hace madurar y desarrollar tu fe. Te permite confiar y mantener limpios tus pensamientos.

Voy a decirte lo que ocurrió conmigo: Aquí en Portugal tuvimos una campaña, este año, en el Santo Sepulcro. Todas las semanas yo hacía un pedido a Dios.

En aquel momento, estaba enfrentando un problema de salud y cogí el sobre, diciendo: “¡Yo quiero hacer las cosas bien! Quiero ser curada y no continuar en esta situación que estoy viviendo en mi salud” Y, cuando entré en el sepulcro, ¡tuve la plena certeza! Era una certeza tan grande… que allí, realmente fui curada.

Aquella semana, unos días después vino un momento difícil, ¡pero insistí en mi creencia!

Después de esto, nunca más sufrí con esos altibajos…

¡Fui probada! Dios me dio la certeza de la sanidad, y, a través de las pruebas, tuve que mantener mi fe firme en mi creencia.

Imagina aquel hombre, oficial, mientras iba hacia su casa… se mantuvo firme, en la Palabra, independientemente de cualquier circunstancia.

Una de las principales cosas a la que debes prestar atención, cuando crees, es a tus palabras. Si te permites murmurar, mirar atrás, ya está… “manchaste” toda tu creencia; ¡te contaminó!

Esta es la razón de por qué muchos se vuelven maliciosos. No hacen como Jesús les mandó, dejan que las emociones neutralicen su fe, y se hacen profetas “viejos”. ¡Hablan de Dios, pero su vida es semejante a “agua sucia”!

Después de aquello que me pasó, me quedé tan feliz, igual que las demás veces que usé mi creencia en Dios. Y, cada respuesta, ¡fue una conquista personal de mi fe! Yo fui quien se mantuvo fuerte, permaneciendo hasta el fin.

Y así debes ser, amiga. Si estás pasando por dificultades o enfrentando el “infierno”, en relación a esta Hoguera Santa, esto no es un motivo para murmurar; porque esas palabras o dudas; el hecho de mirar a las circunstancias, ya estropean todo el proceso en el que se empezó a generar el milagro.

Es importante creer en la Palabra de Dios, manifestar tu fe, porque esto te aviva, te renueva, te hace sentir “joven” en la fe; renueva tus fuerzas, te da disposición, transmites credibilidad a las personas porque has tenido una fe vida, y no muerta… sin obras. Porque es así como entra la malicia, la confusión, la falta de creencia, haciéndose un “peso” y vacunando a otros contra Dios. ¡Esta es la verdad!

Reflexiona y, después, comenta aquí en el Blog. Escribe lo que has descubierto de ti misma; sin fe emotiva, convenciéndote de que eres “buenecita”. ¡Observa los hechos de tu creencia!


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