180 – Dios habla y respeta nuestras elecciones – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

Cuando Jacob huyó de su casa, Labán lo siguió para hacerle daño, pero Dios habló con Labán. Dios habla incluso con personas que no tienen una relación con Él. Dios habla con las personas sobre lo que deben hacer, es decir, Dios interviene según la necesidad de Su siervo.

Labán llegó a Jacob y le dijo:

“Tengo poder para hacerte daño, pero anoche el Dios de tu padre me habló, diciendo: «Guárdate de hablar nada con Jacob ni bueno ni malo».” Génesis 31:29

Dios habló con Labán no para convencerlo de sus errores, sino para que Labán no le hiciera daño a Jacob. ¡Qué lindo, ¿verdad?! ¡Miren qué Dios tan maravilloso!

¡Dios nos respeta! Labán vio la acción de Dios en la vida de Jacob, pero él no deseó a Dios, y Dios respetó eso.

Labán, aun escuchando la Voz de Dios que le advertía no hacer bien ni mal a Jacob, continuó siendo el mismo, porque no estaba buscando a Dios. Así es como actúa Dios.

Si no tienes interés en conocer a Dios, aunque veas a Dios en la vida de las personas, si deseas otra cosa, si quieres dinero, estatus, prosperar, e ignoras toda la acción de Dios, entonces no es eso lo que buscas y Dios lo respetará, y seguirás siendo la misma persona.

Observa que Labán dijo:

«Y ahora, ciertamente te has marchado porque añorabas mucho la casa de tu padre; pero ¿por qué robaste mis dioses?» Génesis 31:30

En la cabeza de Labán, Jacob había robado sus dioses, pero no fue Jacob, sino Raquel, la hija de Labán y esposa de Jacob, aunque él no sabía que ella había robado.

La verdad es que Dios no va a actuar por ti; por ejemplo, Raquel era esposa de Jacob, ella también veía a Dios en la vida de Jacob, pero quería seguir a su manera. Quería los dioses de su padre, quería una garantía. No quería basarse en el Dios de Jacob porque no apreciaba a Dios, ni amaba a Dios. Así que Dios la respetó.

«Entonces Jacob respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo, pues dije: «No sea que me quites a tus hijas a la fuerza». Pero aquel con quien encuentres tus dioses, no vivirá. En presencia de nuestros parientes indica lo que es tuyo entre mis cosas  y llévatelo. Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado.» Génesis 31:31,32

Jacob estaba siendo muy sincero, porque nunca en su mente haría algo así, robar a alguien, sobre todo porque había hecho un voto con Dios, había tenido una experiencia con Dios. Ahora bien, Raquel, a pesar de estar casada con Jacob, no amaba al Dios de Jacob. Era hija de Labán, ¡exactamente! Tenía los mismos intereses que Labán. Y Dios lo respetó.

«Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea y en la tienda de las dos siervas, pero no los encontró. Después salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel. Y Raquel había tomado los ídolos domésticos, los había puesto en los aparejos del camello y se había sentado sobre ellos. Y Labán buscó por toda la tienda, pero no los encontró. Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante de ti, pues estoy con lo que es común entre las mujeres. Y él buscó, pero no encontró los ídolos domésticos.» Génesis 31:33-35

Además de haber robado, Raquel siguió engañando a su padre, engañando a Jacob, siendo la misma persona.

Y tú tienes tu elección. Presta mucha atención, porque lo que estamos hablando aquí no es para que juzgues a Raquel, ni a Labán, ni a Jacob, sino para que te mires a ti mismo.

Si insistes en seguir siendo esa misma persona, Dios te va a respetar.

Tarde o temprano, cosecharás las consecuencias de lo que crees, de lo que miras, de lo que deseas.