15º Día del Ayuno

El justo de Dios

Hola a todos los internautas. Hoy el 15º Día del Ayuno. Muchas personas están siendo bautizadas con el Espíritu Santo, y otras renovadas. Y en cuanto a ti, que aún no has sido bautizada o renovada, entonces es porque aún existen reservas.

Vamos a leer sobre algo que me llamó la atención:

“ Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará. Mas mi justo vivirá por la fe;…” (Hebreos 10:37,38)

El Señor Jesús está listo para venir a buscar Su Iglesia, pero ¿quién es el “justo” de Dios? ¿Quién es aquel del cual Dios se agrada?

No es quien es perfecto, porque no existirá ninguna perfección en nosotros, sino aquel que vive por la fe. ¡Este es el “justo” de Dios!

Y vivir por la fe, no se relaciona con fe emotiva, sino vivir en Su total dependencia. Esto es ser justo y verdadero.

Imagina: Si vives basada en sentimientos, ¡no crees!

No mostramos creencia, obediencia, sumisión y cuidado con las Palabras del Señor Jesús. Lo que existe, es una fe religiosa: Haces lo que tiene que ser hecho en la Iglesia, oras, das el diezmo, tus ofrendas, pero, fuera, delante de las circunstancias u obstáculos, vives de acuerdo con los mismos, y no por la fe.

Incluso sujetos a sentimientos, cuando estamos en la fe, permanecemos en vigilancia. Por eso es que el “justo vivirá por la fe”, y no preocupado o basado en sentimientos o circunstancias.

Cuando estoy siendo verdadera, sincera, hay paz y certeza del mañana. No existe intranquilidad o duda de que Dios proveerá aquello que es necesario.

Pero, si hay duda, es señal que no hubo una entrega total.

Vivir por la fe es no intentar hacer de tu seguridad o supuesta organización una forma de tener el control. Cuando vives por la fe, vives como el viento: Donde Dios te mande, eres capaz de obedecer.

A veces existen situaciones difíciles, en medio del camino, pero aquello no te quita la paz. Puedes, en un momento dado, ser afectada por el miedo, por la duda, pero cuando se es “justo” para Dios, te apegas a Él, quitas esos sentimientos, a través de la fe, haciendo uso de tu creencia. ¡Es a esto que se llama vivir por la fe!

Y tú, amiga, que estás en este mismo espíritu, de vivir por la fe, tu vida jamás será igual… Ya no serás religiosa, como el mismo habla, siempre de la misma forma, ¡no! Habrá algo nuevo. Y cuando se habla de renovar, me acuerdo de alguien que conozco “personalmente”: ¡Es mi padre! Él tiene 68 años, pero el espíritu de él nunca se abate. E incluso habiendo pasado por profundas aguas, siempre se renueva.

Cierta vez, dijo que el Espíritu Santo es joven. ¿Por qué? Porque Él no vive del pasado.

¿Sabes cuándo no hay nada nuevo, ni siquiera qué hablar? Repites las mismas palabras, muchas veces, lo que has aprendido, pero que no has vivido… Esto, porque no te has renovado.

Cuando existe esta renovación, te haces joven, en tu espíritu. Estás disponible siempre para vivir algo nuevo con Dios.

Yo doy gracias a Dios por hacer parte de la Iglesia Universal, porque esta es liderada por el Espíritu Santo. Y Él usa al Obispo Macedo, aunque tengas 68 años, para transmitir ese espíritu. Al contrario de otras personas, con muchos años, cuyo espíritu está abatido, porque no se renuevan.

El Espíritu Santo no es repetitivo, sino que concede una vida nueva. Estoy diciéndote también lo que pasa conmigo, porque, cada año, ocurre algo nuevo.

No significa que tengas palabras nuevas en tu vocabulario. ¡No! Digo esto en el sentido de una vida nueva; de tener vida dentro de ti, pasando por las experiencias a través de la fe, y permaneciendo firme.

No importan las circunstancias y momentos difíciles, porque estos no te abaten, haciéndote una persona amargada, maliciosa, sentimental.

El Espíritu Santo te hace mirar a las personas, aunque te perjudiquen, y las ves con buenos ojos. Estas con la vida en la manos de Dios y, por eso, permaneces en paz, con la conciencia limpia en relación a lo que hiciste o hablaste, porque vives por la fe.

Incluso pasando por dificultades, son estás las que nos hacen apegarnos a Dios y depender de Él. Este es el justo, porque Él no afirma que Su “justo” es perfecto, y que no peca. ¡Él afirmó que Su justo viviría por la fe!

Nos quedamos por aquí. Hasta mañana.