11º Día – No dudes

¡Hola a todos los internautas! Estoy acompañando cada comentario, todos los días estoy leyendo los comentarios, pero no es posible contestar a todas las personas, pero presta bastante atención a los temas, a la palabra de Dios y a lo que Él tiene que hablar contigo.

El tema de hoy, es no dudar, no dudar… Acompaña conmigo la lectura en el libro de Santiago, capítulo 1, versículo 5:

«Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.

No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor,

siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.» (Santiago 1:5-8)

Observa mi amiga internauta, que lo que está mal, no son los problemas que están fuera de ti… El mayor problema, es la duda, que tú misma alimentas. Entonces tú preguntas: «¿cómo puedo arrancar algo que no entiendo, que no sé, que me hace estar dividida?» Tú lo vas a arrancar, creyendo… Creyendo en las palabras del Señor Jesús.

Cuando tú, por ejemplo, tienes una dificultad, cuando vas a la iglesia, cuando antes de la reunión ya estás allí, estás conversando con alguien, y después empieza la reunión, y tú estás pensando en mil y una cosas, en lo que hablaste con esa persona, lo que viste con tus propios ojos, algo que pasó en casa,… Empiezas a preocuparte por todo, y cuando llegas a la iglesia, ¿qué pasa? que tu mente es bombardeada por pensamientos sobre lo que está pasando, piensas que los demás están mirándote, observando la forma en la que estás orando, si dices una u otra cosa, es decir, estás preocupada por lo que los otros piensan de ti, y cuando tienes que concentrarte para obtener el resultado en tu vida, no lo consigues, miras para un lado, miras para el otro, ves las razones que tienes para alimentar esa duda, y te quedas dividida, es decir, en vez de lanzarte en lo que Dios te está hablando, lo que Dios te pide, lo que Dios enseña en Su Palabra, tú priorizas aquel pensamiento que tienes sobre algo, te quedas dividida.

Entonces, ¿qué tienes que hacer? aquí lo dice claro, cuando tú necesites sabiduría, pídesela a Dios, que Él te la va a dar abundantemente. Y, ¿por qué no se la pides a Dios? ¿Por qué te quedas con esa duda? Porque tú buscas que las personas te respondan, y no que Dios te responda, y ¿entonces que ocurre? te preguntas, «¿pero cómo Dios me va a responder?, yo no oigo Su Voz… ¿Cómo tú consigues oír Su Voz, Viviane?» ¿Sabes cuándo consigo oír la Voz de Dios? Cuando yo insisto, y no solamente insisto en oír Su Voz, sino que vivo preguntándole cosas, y mis actitudes muestran que yo priorizo Su Voluntad.

Esto quiere decir, si tienes dudas, estoy segura de que estás priorizando tu voluntad, y no la Voluntad de Dios. No estás vigilando para hacer lo que te advirtieron, enseñaron, orientaron… Tú estás vigilando, es más, sólo piensas en tus dudas, en vez de preguntarle a Dios, y Él te va a hablar, te va a mostrar.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre tú y yo? La diferencia es que yo Le pregunto, insisto, yo creo que Él puede hablar conmigo, yo no sé cómo lo va a hacer, pero Él va a hablar.

Entonces Él dice, «pídemelo», pide a Dios, y Él te dará abundantemente, pero pide con fe, si le pides con duda: «Ay, no sé si va a responderme, Él nunca ha hablado conmigo… Siempre tengo que escuchar a las demás personas para oír la Voz de Dios…» No tienes que dudar, por qué por ahí entra la incredulidad, que es lo contrario a la fe. Tienes que pedir con fe, tienes que pedir, ¡y estar segura de que Él va a hablar contigo!

¡No hay miedo, no hay inseguridad, no hay duda! También dice así, «porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento». Y así eres exactamente tú, cuando dudas, te quedas ansiosa, agitada, nerviosa, irritada… te quedas angustiada, es decir, no consigues avanzar en la vida, ¿por qué en la vida? Porque permites que la dude se quede en ti, no la expulsas, no usas la fe que está dentro de ti… continúa diciendo: «No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor». Entonces si dejas que la duda te manipule, no esperes de Dios alguna cosa. Y la mera verdad, es que cuando tienes dudas, no hay fuerza, no hay determinación, no hay definición, no hay perseverancia… Es justo lo contrario, como dice aquí: «No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos».

Es decir, inconstante, no sólo con Dios, sino en otras áreas, ánimo doble quiere decir, una vez dice una cosa, otra vez dice otra, una vez está en la fe, otra vez no está en la fe, es decir, no hay certeza dentro de ella. Por eso si tú, a veces estás en la fe, y a veces no, a veces dices cosas buenas de ti, a veces hablas de manera negativa sobre ti, tú ánimo es doble, así que no esperes alcanzar el Espíritu Santo así, tienes que ser insistente, tienes que encontrar tus valores, que están dentro de ti. Sé constante, aprende a hacer las cosas de la forma correcta, perfecciona los errores que has cometido, las inconstancias y tu manera de hablar. Tú no honras lo que hablas con Dios, no estás usando la fe, y no sólo la fe, sino que no tienes respeto con lo que dices, no tienes dignidad en lo que hablas, así te vas a convertir en una persona inconstante, le dices a Dios algo bonito y lo que tú quieres, pero después actúas de una manera mala, eso no está bien.

¡Repara ese error ahora, ya! Y habla con Dios, porque si necesitas sabiduría, si necesitas entender, necesitas resolverlo, Él te lo va a mostrar, pero tú tienes que ir detrás de ello y dejar de tener dudas.

¡Un gran abrazo y hasta mañana!

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