De Hijos a Padres:  ¡Cómo un niño!

Viviane Freitas

  • 9
  • Feb
  • 2015

De Hijos a Padres : ¡Cómo un niño!

  • 9
  • Feb
  • 2015

Hemos aprendido mucho en este último tiempo acerca de como agradar a Dios, acercarnos a Él y obtener una nueva «identidad» que realmente nos identifique como sus hijos.


A través de estos 21 días en los cuales nos abstenemos de todas las informaciones seculares, podemos estar más cerca, más sensibles y flexibles a Su voz teniendo la preciosa chance de ultrapasar errores, fallas y limitaciones cruciales para nuestro desarrollo y madurez interior. Si está siguiendo los audios de la Sra. Viviane publicados aquí diariamente, con seguridad obtuvo, al igual que yo, lecciones preciosas para mantenernos conectadas con Dios continuamente.

Pero, ¿será que estamos dispuestos a sacar el máximo provecho de estos días?

Al igual que usted, también yo me pregunto – diariamente – en qué puedo ser mejor, aprobada y transformada a los ojos de Dios; pues sé que si mi postura es de «quién lo sabe todo», «que tiene tiempo en la Obra de Dios», «que ya oyó lo que no necesita…» inmediatamente coloco un límite que ni Dios puede quitar porque revelo desde el principio que no estoy dispuesta a aprender.

Al meditar sobre esto, y de la sabiduría que necesito para autoanalizarme y también para ayudar a quién necesita una dirección, Dios habló conmigo a través del ejemplo de Salomón. Tal vez, usted también reconoce que la necesita ya sea estando en el papel de padre, tío, hermano, educador o incluso de hijo.

Entonces vea:

«Ahora pues, Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?» (1 Reyes 3:7-9)

Aún en la posición de rey, Salomón percibió lo grande que era su tarea, su responsabilidad, y asumió ser como un niño, colocándose en la postura de aprendiz y de oyente, de necesitado…y no se basó en sentimientos, como haciéndose una víctima, que es lo que muchas veces – infelizmente – hacemos. Pero, si nos colocamos en la DEPENDENCIA de Dios, es esto lo que permite que Dios nos oiga y nos conceda Su aprobación.

Todo depende de nuestra intención y de la postura con la que nos acercamos a Dios, sea para transformar nuestro interior o para presentarle una petición.

Bueno, ¿cómo me he colocado delante de Él?

Usted que es padre o madre, dígame con sinceridad: ¿cómo actúa cuando su hijo intenta imponerse como si la autoridad le perteneciese? Afrentado, ¿no es cierto? Y, ¿qué es lo que piensa cuando él no oye, no es sensible y flexible a su voz, practicando lo que le enseña? Que no lo respeta, ¿verdad? Pues es eso mismo que Dios siente, como padre, cuando no lo honramos con nuestra sumisión a través de la obediencia a Su Palabra. Por eso, tiene todo sentido cuando la Biblia registra que el Reino de Dios pertenece a los pequeñitos (Mateo 19:14) – no apenas físicamente – sino aquellos que se presentan puros, humildes, con un corazón dispuesto a oír, aprender y practicar.

En este ayuno, que nuestra postura sea de «niños», simples en la malicia, libres de malos hábitos y costumbres, hechos y temperamentos, para abrazar a Dios y ser envueltos, en la totalidad, por Su Espíritu.

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*