10º Día – ¡No reclames!

Hola a todos los internautas, es un placer estar acompañándoos aquí en el Ayuno de Daniel, que es durante 21 días, ya estamos en el 10º Día y el tema de hoy es “¡No reclames!”

Puedes ver que nosotros, seres humanos, que cuando las cosas no están a nuestro favor, tenemos la tendencia de reclamar.

Quiero decir que cuando reclamamos, estamos fijándonos en nuestra voluntad, “¿cómo? pero… si las cosas no están yendo bien, no es de Dios lo que estoy pasando…”

Es verdad, cuando yo estaba pasando por el estrés, y yo estaba agobiada con aquella situación, yo murmuraba, yo me imaginaba que Dios iba a hacer magia, disculpa la expresión, no un milagro, porque si yo estuviese esperando un milagro , yo hubiese usado la fe, pero, yo estaba haciendo todo lo que estaba a mi alcance, pero de la forma que estaba siendo orientada por el médico, y no por la acción de la fe; cuando llamé a mi padre y le dije que no aguantaba más esa situación, me desesperé, porque tu aguantas hasta un cierto límite, un tiempo; y como no es fe, es una fe emotiva, apenas que esperas que las cosas ocurran, entonces llegas a tu límite, y llegué a mi límite, y él me dijo bien claro, nítido, me acuerdo como si fuese hoy, él me dijo: “Hija, ¡deja de murmurar!, ¡deja de murmurar!”

Y es eso lo que tuve que hacer entonces, yo te digo internauta, tú que estás pasando por momentos dificilísimos. En este Ayuno estás viendo a las personas conquistar y tú quedándote para atrás, estás viendo las dificultades que estás enfrentando en la familia, con tu marido, con las personas con las que tratas en el trabajo, o en la escuela, y piensas que Dios tiene que hacer magia, parar esos momentos difíciles, pero antes de continuar hablando esta situación lee con atención:

“Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas (tentaciones),

sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia (perseverancia),

y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.” (Santiago 1:2-4)

Y para continuar con lo que estaba hablando sobre mi vida, yo creía que Dios iba a hacer un milagro, pero yo no estaba manifestando la fe, y consecuentemente con mis acciones, con mi forma de hablar yo probaba esto.

Y cuando mi padre me dijo que yo tenia que dejar de reclamar, yo tenía que usar la fe.

Cuando se dice: “¡Deja de reclamar, de murmurar!” quiere decir que dejes de llevarte por las circunstancias.

Y cuando dice que tenemos que tener gozo cuando pasemos por las pruebas, no es que vamos a estar riendo, sonriendo a todo el mundo, no es eso, el gozo, es porque hay una certeza dentro de ti, que no depende de nadie, que solo depende que tú manifiestes la fe, que el problema no sirve de nada ponerlo sobre terceros, como yo estaba haciendo, diciendo que había hecho de todo, cuando no es así, tú no has hecho de todo, tú estás reclamando y no has hecho de todo.

Cuando pasas por las pruebas, ¿qué es lo que pasa contigo? Tú perseveras, y en lo que perseveras, vas descubriendo que la fe no puede ser sólo un momento, “!yo dije eso, y ya está!”, en la perseverancia debe haber la manutención de aquella fe, entonces yo tengo que estar ejercitando la fe, siempre que yo sentía algo, yo decía: “¡No! Yo no voy a murmurar.” Yo consideré aquellas palabras, yo vi como Dios había hablado conmigo, no oí apenas a mi padre, yo vi cómo Dios había hablado conmigo, y yo agarré aquella oportunidad, ¡tú puedes agarrar tu oportunidad!

¿Tú estás pasando por momento difíciles? ¡Es ahora cuando tienes la oportunidad? ¿Cómo Viviane? Tú tienes la oportunidad de manifestar tu fe, mira lo que pasó en mi vida, ¿no te maravillas? Tú te maravillas porque ocurrieron cosas difíciles de tratar, sin embargo, cuando hay una perseverancia, cuando yo retengo la palabra de Dios, guardada dentro de mi mente, y no las circunstancias, no los traumas, no la familia, no el marido que no quiere participar, yo estoy definida, ¡definida!

Cuanto tú, tienes está fe, tú perseveras, puedes acordarte de situaciones en tu vida, en las tú perseverabas, ¡porque tú tenía una creencia, tú tenías fe en aquello!.

Por ejemplo en tus estudios, o por un sueño tuyo personal, por ejemplo, querías ser un jugador de fútbol, tú entrenabas con placer por aquello, es decir, aunque pasases por momentos difíciles, como hacerte daño en las rodillas, en los tobillos, los pies… Aún así continuabas perseverando por que tú creías y te gustaba aquello.

Entonces es lo mismo con nosotros, ¿qué tienes que hacer? Para dejar de reclamar tienes que entender que tienen una fe dentro de ti, y te tiene que gustar el desafío, para que puedas madurar en tu fe.

Por eso dice así: “…y que la paciencia (perseverancia) tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.”

Observa, presta atención, es decir, tú puedes tener una fe deficiente (en la que tenéis faltas), puedes ser bautizada con el espíritu Santo no, eso es ser deficiente, ¿por qué? Porque no perseveras hasta el fin, tú vives reclamando, mirando a las circunstancias.

Mira hacia delante, que Dios es con vosotras, ¿está bien?

Un fuerte abrazo, y espero aquí vuestro comentario.

Oye, yo quiero ver, veo personas que no han comentado.

Tú que tienes vergüenza de exponer tu problema, empieza a usar tu fe, deja de reclamar de tu inferioridad, de tu vergüenza, actúa basada en aquello que tú crees, y ponlo en el papel, escribe aquí en el Blog; tu tienes que sobrepasar aquello que tanto temes.

Un fuerte abrazo, y mañana estaremos de regreso.