Siervas en alerta – ¡La verdadera intención!

Siervas en alerta – ¡La verdadera intención!

El entendimiento, la sabiduría, el buen consejo, el buen sentido y la comprensión exacta son atributos que muchas personas creen poseer.

Y por eso vemos tantos predicadores, conferencistas y otros comunicadores que divulgan sus convicciones. Son destacados formadores de opinión, pero llenos de sí mismo y sin ninguna inspiración dada por el Altísimo. Hablan y predican en el nombre de Él, pero sus verdaderas intenciones son de autopromoción.

Sus palabras son hasta considerables y tienen mucho sentido, pero están distantes de su verdadero intento. Pues dentro de sí están llenos de orgullo, prejuicios, e individualismo.

Hay una necesidad enorme de evaluar el motivo de nuestras palabras. Como siervas que aconsejan a muchos, debemos pesar nuestra intención y percibir lo que, verdaderamente, nos motiva a hacer la obra de Dios. ¡Si es para servir a Dios o para nuestro beneficio!

Vea que Eliú, él más jovén de los amigos de Job, vino con un discurso que, aparentemente, tenía mucho sentido. Fíjese en lo que él dijo:

«Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.» – Job 32.8

Esa palabra es muy cierta, pues todos tenemos un espíritu y solamente la inspiración de Dios nos hace personas entendidas. Hasta aquí todo claro; mientras, en su discurso, en vez de un consejo, Eliú se lleno de ira y de argumentos para decir cuán equivocado estaba Job. Las palabras mencionadas con sentimientos – aunque sean de ira, vanidad, y otros de estos calibres – si vienen de un corazón engañoso tienen efectos avasalladores en el alma.

Por eso antes de abrir la boca, necesitamos considerar y pensar las motivaciones y las emociones que impulsaron nuestras palabras.

¡Cuidado! Haga ahora mismo un análisis profundo sobre su intención y lo que le motiva a hacer la Obra de Dios.

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