Siervas en alerta – La forma en que Dios trabaja

Siervas en alerta – La forma en que Dios trabaja

“Y manda a Josué, y anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les hará heredar la tierra que verás.” (Deuteronomio 3:28)

Dios no volvió atrás con su decisión de impedir que Moisés entrara en la tierra prometida, y además le ordenó que mandara a Josué. Pero no paró por ahí, sino que también le ordenó que lo animara y fortaleciera.

¡Dios trabaja de manera distinta! Mientras nosotros tenemos la tendencia de ver solamente el ahora y quedarnos postrados, lloriqueando y llenos de porqués, Dios ve más allá y, Sus planes, en todo momento, contemplan la Salvación de nuestra alma. Cuando estamos dispuestos a obedecer a Su llamado, aunque no entendamos ciertas situaciones que surgen en nuestra vida, todo cooperará para nuestro bien.

Vamos entonces a analizar la postura de Moisés, un siervo que era muy amado por Dios. El hombre que fue escogido para liberar a su pueblo de la esclavitud y convertirlo en una gran nación estaba a las puertas de la tierra que manaba leche y miel: la tierra prometida. Pero, debido a un acto impensado que cometió en Meriba, desagradó a Dios y ni sus súplicas consiguieron revocar Su decisión.

Observa que el error de Moisés quedó expuesto delante del pueblo, y delante de nosotros también. ¿Sabes por qué? Para que aprendamos a asumir nuestros pecados, exponer nuestras debilidades y recibir con humildad y disciplina la corrección de Dios. Esto no nos disminuye ni nos hace más débiles, todo lo contrario, enaltece la nobleza de la fe. Dios le quitó a Moisés el derecho de entrar en Canaán, pero le dio el privilegio de llevarlo junto con Él. Cabe resaltar que más adelante vemos claramente que su pedido fue respondido, pues Moisés apareció en el monte Tabor, en el momento de la transfiguración, al lado del Señor Jesús. ¿Qué honra, verdad?

Con esto, nos cabe preguntarnos a nosotros mismos: ¿Vale la pena aferrarse al orgullo, a la vanidad, al título, al estatus y a otras pequeñeces?

Aquí dejo una enseñanza: cuando perdemos algo como una responsabilidad, una posición o un privilegio, y tenemos que pasárselo a otra persona, hagámoslo como Dios manda, y no con despecho. Que haya en nosotros la disposición de animar y fortalecer a quien Dios pretende honrar. ¿No es ese el papel del Espíritu Santo?

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4 comentários

  1. Estás palabras son tan ciertas «…todo cooperará para nuestro bien…» Aprendí que las cosas, tanto buenas como malas, siempre van a cooperar para mí bien. Y en mi caso las malas cooperan mucho más. «…aprendamos a asumir nuestros pecados, exponer nuestras debilidades y recibir con humildad y disciplina la corrección de Dios. Esto no nos disminuye ni nos hace más débiles…». Buscar arrodillarse a diario para reconocer nuestros pecados humillarnos y escuchar la voz de nuestro Dios es ahí donde nos fortalecemos y nos hacemos más fuerte.

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  2. Buenas noches sra opino que debemos buscar ser moldeados x Dios, más allá de que nos parezca bien o no. Él conoce nuestros pensamientos y también que muchas veces debemos aprender a tener un carácter sin mancha, y al que se pueda corregir en todo momento y circunstancia.
    Gracias por esta palabra, Dios les bendiga.

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  3. Muy bueno. Es verdaderamente reflexionar con respecto a esto. Yo no lo habia visto asi. Pero es muy bueno. Gracias

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  4. Es verdad; es muy importante dar fuerzas y ánimos a todos nuestros compañeros en la fe

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