Respuesta a una madre

El artículo de hoy fue generado respondiendo a una madre que me escribió al acompañarnos aquí, y también en mi página de autismo.

Ella dice:

«Nunca hablé con nadie de la familia, ni quiero, prefiero que vean a mi hijo como un niño normal. Leí tus artículos en el blog de D.Vivi y estoy igual, en un secreto que nadie sabe.”

Querida mamá, ¿ tú miras a tu hijo y lo ves diferente de los demás niños? ¿O tu “instinto materno! enciende la “alerta roja” siempre que ves actitudes opuestas al comportamiento natural, relacionas con su edad? ¿O tu hijo está en las drogas, en el alcohol, robando, enfermo, etc., y tú lo escondes, no se lo cuentas a nadie pensando que así “lo estás protegiendo”?

Te entiendo y concuerdo contigo, porque siempre queremos protegerlos, pero tenemos que evaluar, porque la protección materna puede, muchas veces, limitar. ¡En mi caso fue así! Yo no solamente escondí a Gabi con este pensamiento, sino que me escondí junto a él, cree una “bola” y vivíamos allí dentro, estancados.

Llegó la hora de entender una cosa: Sea cual sea el problema que tu hijo tenga o esté pasando, escondiéndote o cerrando los ojos, no ayudarás en nada, por lo contrario, solamente estarás “retrasando” la cura o liberación de él. No es intentando convencerse, diciéndose a si misma que no es nada, o que va a pasar, que todo saldrá bien y la situación cambiará… ¡No! Yo hice eso, y te digo que mi hijo solamente empeoró.

¡La única cosa que traerá el cambio es si tomas una actitud de Fe! Aprovecha ahora y vence tu miedo en este Ayuno de Daniel, deja de preocuparte con lo que los demás piensen, sino haz de un “limón una limonada”, piensa bien: “¿Cómo habrían milagros, sino hubiesen problemas?” ¡Entonces, mira con los ojos de la Fe! Cree: “Hoy ella ven a mi hijo así, pero a través del cambio de él, conocerán el poder de Dios”: Punto, ¡¡¡”reventó”!!!

Tu hijo te necesita, necesita una madre que lo asuma como él es, sin miedos y sin vergüenza, a partir del momento en que él sienta esa confianza en ti, se volverá confiará más en si mismo y entonces se abrirá para cambiar.

Dios, muchas veces, ¡usa algo para que el milagro acontezca! Él utilizó el lodo para ponerlo en los ojos del ciego y curarlo; el agua para transformarlo en vino; el cayado de Moisés para convertirlo en serpiente, después de tocar en el polvo, surgieron piojos, tocar en el mar y él abrirse… Ahora Dios te necesita, para que la cura de tu hijo acontezca.

Y entonces… ¿Qué vas a hacer?

¡Sé la madre que tu hijo necesita!