Quiénes somos nosotros

Viviane Freitas

  • 22
  • Ago
  • 2014

Quiénes somos nosotros

  • 22
  • Ago
  • 2014

“Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado; adonde yo voy, vosotros no podéis ir. Por eso los judíos decían: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: «Adonde yo voy, vosotros no podéis ir? Y Jesús les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados.” (Juan.8:21)


Si has leído el artículo del miércoles, seguro que te acuerdas que los judíos cuestionaban y replicaban las palabras del Señor Jesús, porque Él siempre hablaba del Padre. Pero ellos no estaban aptos para oír, ni para aprender.

La creencia en Dios no es apenas un pensamiento firma, sino someterse a Él.

Hay personas que llevan mucho tiempo en la Iglesia, incluso son bautizadas con el Espíritu Santo, pero que insisten en hacer su voluntad; no quieren ser sensibles a Su voz. Provocan a Dios, preguntando: “¿Por qué esto, por qué aquello; por qué esta injusticia?; ¡¿Por qué no me entienden?!…” Varias cuestiones, ¡cuestionando al propio Dios.!

Observa que cuando estás lejos de Dios, no eres sensible a Su voz, ni eres apta para aprender de Él; no te das cuenta de lo que Él pretende, e incluso en lo que habla directamente contigo. Como el propio Señor Jesús estaba hablando con los judíos, ¡pero ellos no entendían!

¡Cuando no entiendes lo que Dios dice, es porque no tienes intimidad con Él! Es porque no te esfuerzas en conocerlo.

Aunque sea bautizada con el Espíritu Santo, yo puedo optar por no estar sensible a Su voz. Es sólo no interesarme con lo que Dios quiere de mi, haciendo prevalecer mi voluntad.

“¡Ah, Él pide mucho…!”

¡No! Lo que Él nos pide no es mucho, es algo que necesitamos entregar, arrancar, como el egoísmo, el orgullo, etc.

Nosotros, seres humanos, nacemos con fallos y errores, pero a partir del momento que tenemos un encuentro con Dios, reconocemos que nuestra voluntad no nos hará bien. Por lo contrario, nos conduce a lo que corrompe y destruye, es lo que nos hace personas difíciles de tratar.

Cuando me someto a Dios, yo creo, me lanzo y me entrego en Su Palabra.

Cuando estuve en el Templo de Salomón yo oí la voz de Dios de una forma tan clara y nítida. Me sentí tan insignificante…. No vi nada de lo que había hecho u ocurrido, sino ¡quien era yo! Parecía que estaba delante del trono de Dios, allí, en los cielos… es difícil explicarlo con palabras, ser sensible a Su voz es depender de Él.

Yo no soy perfecta, tengo muchos errores, pero lo que me hace estar cerca de Él, es reconocer Su amor hacia mi…. Ver cuan glorioso, majestuoso que Él es. Y no es por obligación o religión que pretendo darle lo mejor, ¡sino por placer!

Cuando amamos, queremos agradar a la persona amada; no pretendemos provocarla, enfadarla, sino ofrecer lo mejor de nuestros días.

Así es con Dios también: Cuando piensas que las cosas de Dios son difíciles; si consideras “aburrido” el simple hecho de entregarte, de rendirte y someterte, es porque no Lo amas.

“ Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que YO SOY, moriréis en vuestros pecados.”

Si estás en la Iglesia, con o sin el Espíritu Santo, sino eres sensible y te sometes a Su voz, vas a morir en tus errores. Vas a perecer en tus fallos y no serás salva de eso, porque no quisiste creer en Él, en Quien Él es…

A veces, vas a la Iglesia para cumplir una religión, y no para ser sensible a la voz de Dios. Y quien sale perdiendo eres tú, porque cumples una obligación y un ritual, donde no existe sensibilidad.

Dios quiere tu todo, porque Él entregó el todo de Él por nosotros.

En los versículos que leemos, podemos ver lo fallos que somos y cuanto necesitamos depender de Él. Si con el Espíritu Santo, ya tenemos que vigilar para conseguir vencer las barreras, imagina sin Él. Y no Lo debes buscar sólo porque yo te lo digo, sino que debe existir en ti misma esa sed, búsqueda, para ser justa con Él.

Cuando es así, haces lo mejor y te entregas por entero.

Un fuerte abrazo. El Lunes estaremos de vuelta, hablando sobre la Palabra de Dios, que nos libera.

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46 comentários

  1. »Cuando me someto a Dios, yo creo, me lanzo y me entrego en Su Palabra»
    Si no es así es por que en verdad no me someto 100% a Dios. Una vez creyendo, lanzándome y entregándome a la palabra de Dios es cuando descubrimos de verdad quién somos de donde venimos y a donde vamos, por que, Dios nos muestra la verdad cuando nos sometemos a Él.

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  2. No somos nada de nada
    Dios muchas veces queremos
    imponer nuestro yo
    nuestro querer
    , pero así no se puede realmente
    obedecer a Dios.
    Si en nosotros no hay una verdadera
    entrega.

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  3. Tenemos que someternos a Dios y no hacer nuestra voluntad, porque lo que Dios nos quiere dar es mucho más grande que lo nosotros creemos

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  4. El Espiritu Santo es nuestro consolador y nuestra salvacion por eso la importancia de tenerlo en mi vida..

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