¿QUIÉN ES DIOS? ¿QUIÉN ES USTED? – Episodio 35: ¿Por qué depender de terceros?

¿QUIÉN ES DIOS? ¿QUIÉN ES USTED? – Episodio 35 : ¿Por qué depender de terceros?

Cuando hay vacaciones, días de fiesta, normalmente ¿qué hacen las personas? Viajan, van a la playa, visitan a los familiares, disfrutan de alguna forma…, pero ¿qué hizo el Señor Jesús cuando estuvo aquí en el mundo, vestido como ser humano? ¿Cómo lidió en las épocas de fiesta?

Vamos a saberlo a través de la Palabra de Dios:

Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Y hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, un estanque que en hebreo se llama Betesda y que tiene cinco pórticos.

En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua; porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera.

Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano?” Juan 5:1-6

¿Qué estaba haciendo Jesús en este lugar, un estanque lleno de personas enfermas, personas despreciadas por la sociedad por estar inválidas?

Observe que, durante una fiesta, Jesús estaba en el lugar donde estaban los sufridos. Él está dónde está el sufrido, porque Él quiere socorrer a las personas.

Tal vez usted esté ahí solito, pensando en la muerte, en desistir de la vida, porque no tiene razón de vivir, está enfermo, desesperado, no tiene trabajo, su vida no anda hacia delante, su familia no le entiende y usted no ve otra salida, pero Jesús le está viendo ¿sabía esto?

Jesús está ahí,  bien cerquita de usted.

Y se pregunta: “Pero, ¿por qué Él no me saca de esta situación?”

Es porque tiene que usar la fe, tiene que hablar con Él, compartir con Él su vida.

Observe el caso de este hombre, que ya era un señor ya que llevaba 38 años enfermo:

Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano?

El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.” Juan 5:6,7

¡Observe que Jesús fue directamente a ese hombre!

Desde el momento en que leí este pasaje me quedé pensando en lo Cariñoso que es Dios, Atento, Observador. Jesús le hace una pregunta a aquel hombre para que use la fe. Y aquel hombre pensó que tendría que justificarse porque él aún estaba así.

Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. Y al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a andar. Y aquel día era día de reposo.” Juan 5:8,9

Si usted está sufriendo, angustiado, si está como ese hombre, dependiente de terceros para que le ayuden a salir de esa situación, le desafío a que hable con Dios ahora.

Jesús le hizo la pregunta a aquel hombre: “¿Quiere sanarse?, y él le dijo a Jesús que no había nadie que le pusiese en el estanque, es decir, él habló con Dios, él no fue ignorante, no se enfadó, no se ofendió, porque muchas personas se sientes ofendidas cuando son vistas como dependientes.

Pero Jesús le dijo: ¡Levántate, toma tu camilla y anda!”

Y es esto sobre lo que quiero hablar ahora: levántese de esa frustración y tome su rumbo, hable con Dios y tome una decisión de ya no depender de quien quiera que sea. Va a tomar una actitud que tiene que tomar en relación a su vida, no para quitarse la vida, sino para tener vida, es decir, ¡no depender de nadie! Levántese de ese lecho, levántese de esa frustración, de esa depresión, de esa angustia, de ese pasado insistente que vive, ¡tome una decisión ahora y hable con Dios!

Si usted está angustiado, deprimido y quiere cambiar de vida, lo que le resta hacer es ser moldeable, flexible para cambiar, y para ese cambio, no piense que Dios va a levantarlo, tomarle de las manos y pies y ponerlo de pie ¡no! Usted tiene que tener fuerza de voluntad, decisión propia para enfrentar los desafíos de la vida. ¡No se acabó! ¡La vida continua!

No tiene que seguir de esa manera. Incluso, cuando toma una decisión, se vuelve fuerte para combatir cualquier situación.

Jesús no le deja solo, Él está ahí, Él le da fuerzas, y tengo certeza que si usted es humilde para obedecer, para creer, tomará posesión.

Cuando somos humildes, aceptamos, ¡acatamos y tomamos una decisión!

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*