Dios no necesita una ayudita

Dios no necesita una ayudita

¿Dios tiene mi manera de pensar? ¿la forma en que yo pienso es el mismo pensamiento de Dios?

Usted ya conoce la historia de Isaac, que envejeció, y ciego, cuando llamó a su primer hijo, Esaú, y le pidió que cazase y le preparase una comida, pues le bendeciría. Sólo que Esaú no era el hijo de la bendición que Dios le había dicho a Rebeca.

Y oyendo todo esto, ¿qué hizo Rebeca?

Rebeca habló a su hijo Jacob, diciendo: He aquí, oí a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú, diciéndole: 

«Tráeme caza y prepárame un buen guisado para que coma y te bendiga en presencia del SEÑOR antes de mi muerte. 

Ahora pues, hijo mío, obedéceme en lo que te mando.

Ve ahora al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos de las cabras, y yo prepararé con ellos un buen guisado para tu padre como a él le gusta.” Génesis 27:6-10

Es decir, rebeca quiso hacer las cosas a su manera. Dios le había dicho a ella que Jacob sería el hijo de la bendición, sólo que en aquella ansiedad de hacer las cosas como Dios quería, ella “buscó una manera” para Dios, y no contó con Dios.

Y es esto lo que tiene que observar, porque muchas veces ve algo que está saliéndose del lugar y quiere encontrar la manera de resolverlo, no quiere contar con Dios. Pero su manera no es adecuada.

En el caso de Rebeca, ella hizo con que su hijo tomase algo rápido, allí del rebaño para ella prepararlo y engañar a su marido, y así él bendijese a su hijo Jacob, ¡observe bien!

A veces, no entiende sus errores, sabe lo que Dios quiere, peor no sabe cómo eso será hecho. Y quiere dar una ayudita a dios, y Dios no trabaja así.

Está claro que cuando hacemos las cosas a nuestra manera, creamos problemas para nosotros mismos, como fue el caso de Rebeca. La situación que ella causó trajo bastante indignación a Esaú.

Esaú no era el hijo de la promesa, incluso porque él no tenía algo bueno dentro de si, él no valoraba la bendición de Dios. Él era un cazador, un hombre de éxito en lo que hacía, y pensaba que no necesitaba la bendición, pero él la quería para estar por encima de las cosas. Pero realmente no valoraba la bendición, y Dios sabía esto, incluso antes de Esaú ser adulto.

Tenemos que vernos, ver nuestros errores para poder usar la fe de forma adecuada, porque no podemos usar la fe de forma emotiva. Rebeca usó una fe emotiva: la ansiedad, que no es fe, es duda, es miedo. Y esto no agrada a Dios.

Procure usar la fe inteligente, que es racional, que le da una certeza, y no tiene que engañar. ¡Tiene certeza, porque Dios está con usted!

¡Cuando está en la voluntad de Dios, esa certeza ya es la respuesta de Él!

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