¿QUIÉN ES DIOS? ¿QUIÉN ES USTED? – Episodio 12 : ¿Qué hace que Jesús se indigne?
- 10
- Oct
- 2023
¿Ha pensado que yo llegue a su casa y abra los armarios, tome su ropa, venda su ropa, venda las cosas que usted tiene allí o saque provecho dentro de su propia casa? ¿Cómo me iba a mirar? Me miraría irritada, iba a pensar: “¡Qué vergüenza!”. ¿No es así? Pues si, esto pasó en la época de Jesús, cuando Él fue al templo.
Observe:
“La Pascua de los judíos estaba cerca, y Jesús subió a Jerusalén, y encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados.” Juan 1:13,14
Imagine llegar a la iglesia y encontrar a personas vendiendo cosas para si mismo, queriendo negociar con usted, ¡queriendo aprovecharse de usted! Un lugar santo, un lugar donde va a relacionarse con Dios. Imagine llegar allí y encontrar a personas que están vendiendo, ¿están desviando su enfoque?
“Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas;” Juan 1:15
¡Guau! ¡Quiere decir que Jesús se irritó mucho! Pues si, un lugar santo, un lugar donde las personas necesitan relacionarse con Dios, tienen que ser salvas de aquello que las lleva a la perdición, al infierno. En un lugar donde puedo resolver mi problema, mi alma, hay allí una persona para sacar provecho de mi, no, no, ¡eso no puede pasar!
“y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio.” Juan 1:16
La Casa de Dios es un lugar santo, es un lugar en el que nos relacionamos con Dios, nada puede distraernos, nada puede hacer que desvíe mi enfoque de lo que voy a hacer allí en la iglesia.
“Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consumió.” Juan 1:17
Las personas no entienden y se toman las cosas santas, cosas sagradas, su relación con Dios de cualquier forma, y piensan que pueden jugar con Dios, que pueden ir a la Casa de Dios para negociar con las personas. ¡No! ¡No es lugar para que usted negocie con personas!
Allí es para que usted hable con Dios, para que se relacione con Dios, no es para que haga negocios, no es para que busque a las personas y aprovecharse de ellas.
¿Ha ido a la Casa de Dios con la intención de encontrar a personas que pueden darle un trabajo, hacerle tener éxito? Allí en medio de los jóvenes, quiere aprovecharse para ser popular, para estar allí con las chicas, con los chicos, con personas en la iglesia para sacarlas de la presencia de Dios. Pues si, nuestra intención en la Casa de Dios debe se para relacionarse con Dios, piense sobre eso.
¿Ha considerado santas las cosas de Dios? ¿Su relación con Él? Pues si, no se puede jugar con algo tan santo. Debemos respetar la Casa de Dios, el lugar instituido por Dios para que tengamos acceso a Dios.
Ahí usted dice así: “Pero, ¿no puedo hablar con Dios en casa?”
Si, puede hablar en cualquier lugar, peor en un lugar público, donde las personas se acercan para oír la Palabra de Dios, para hablar con Dios, para dedicar tiempo para Dios, ¿habla con ella, la trata de cualquier forma?
¿Recuerda la pandemia? ¿Recuerda el tiempo en que no podía ir a la Casa de Dios? ¿Cuándo las personas estaban desesperadas? ¿Habiendo un caos en todo el mundo, las personas estaban muriéndose, tenían miedo del Covid, de la enfermedad, de ahogarse, de quedarse sin aire para respirar y no poder llegar hasta la Casa de Dios? Pues si, debe recordar esos detalles para que valore este acceso a Dios.
Cuando voy a la Casa de Dios, me gusta estar callada, me gusta pensar, leer la Biblia, hablar con Él. Me gusta ese momento solita. Amo ese momento, porque es algo muy importante en mi vida, que es mi salvación. Tengo que entregarme, que hablar la realidad de mi vida, y eso no es de cualquier forma.
Tengo que poner mi fuerza en aquello que estoy haciendo para Dios. No puedo simplemente hablar cualquier cosa, palabras bonitas que acostumbro a hablar, no, no es una costumbre. No es una religión.
La Casa de Dios es el lugar donde aprovecho la oportunidad, aquel ambiente de fe para hablar con Dios. Y no sólo para yo hablar con Dios, sino para que Él hable conmigo. No quiero que ese tiempo sea desperdiciado en mi vida. No quiero eludirme, engañarme.
Usted sabe que las personas son engañadas porque usan artimañas, hipocresía en su oración, hablan con Dios, pero en realidad no es nada de aquello que está pasando, no es realidad. Ella habla para llenar aquel momento religioso, y no para relacionarse con Dios. Entonces, claro, esa persona está actuando de manera hipócrita, y, obviamente, saldrá de allí con emociones, con teorías, y no va a tener realmente una relación con Dios.
Y pregunto: ¿Cree que esa persona va a durar mucho tiempo dentro de la Casa de Dios? ¿Cree que ella va a ser salva? ¿Si trata las cosas santas con desdén, de cualquier forma, sin cuidado, sin prestar atención a lo que está haciendo? Es ahí donde muchas personas pierden con Dios. ¡Cuidado! Tenga cuidado usted que pone escusas. La fe emotiva siempre le trata de manera que usted no tenga que comprometerse, como si fuese una víctima. ¡Cuidado! Usted no es víctima, ni yo soy víctima, nosotros somos responsables de nuestras acciones, por nuestras actitudes. Y Dios está viendo todo, tanto Dios como el diablo.