- 29
- Jun
- 2012
Oír es un Desafío
- 29
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- 2012
Y el SEÑOR dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Génesis 12:1
Quien no escucha el pedido de Dios no cree en las promesas de Dios.
Quien no quiere oír a Dios, referente a aquello que le cuesta trabajo hacer, tampoco tiene derecho a obtener la promesa.
Oír a Dios es para los que son “revelados”.
Y, ¿quienes son los revelados?
Los que sepan medir con una fe inteligente, esto es, evaluar su propia vida y no basándose en lo que quieren o creen; sino fijándose en algo injusto de su propia vida, y rechazando aquello que la sociedad ve como natural.
¡Este es el indignado! El que no tolera la injusticia. Que cree en lo que es justo.
¡Estos son los revelados! Estos pueden ser sensibles a la voz de Dios. No dependen de la sensibilidad de oír para obtener obras de su creencia.
Hace lo que nunca hizo.
Sal de donde fuiste criado, acostumbrado y habituado. (Sal de tu tierra) En otras palabras: no creas en lo que aprendiste a sentir: timidez, miedo, desánimos, y etc…
Sal de los sentimientos que te tienen presa a una dependencia. (Sal de tu parentela) Sal de lo que te une al pasado, infancia que te influye a ser quien eres. (Sal de la casa de tu padre)
Y ves… donde Dios te dirá. (A la tierra que Dios te mostrará)
Vas a lo imprevisible. Deja que Dios te conduzca donde Él quiera llevarte.
Y, ¿Adónde me quiere llevar?
Él quiere que salga de todo aquello que me hace dependiente y a la vez me ata, de todo lo que creció dentro de mí, de todo lo que viví, que hizo parte de mi, que cargo hasta hoy, y que consecuentemente, me ha tenido presa.
Sin embargo, para salir de la prisión, tendré que despojarme mí; que no es agradable.
Tendré que ir detrás de retos, desafíos. Y yendo a ellos, no me puedo preparar, porque no sé lo que me espera, y es en este momento que encuentro la ausencia del apoyo que tenía en “mi tierra, mi parentela y de la casa me mis padres”. Por eso, no tendré “mis soluciones rápidas, que me dan la salida, porque eso quedará….atrás”
Aquí tengo que aprender. Aprender a traer a la existencia lo que no existe dentro de mí.
Dios entra en esta parte, para instruir, porque asumí todos estos riesgos por causa de la obediencia.
Esto me deja en la exclusiva dependencia de Dios.
Viviré por la fe y no por los medios que obtuve y recibí en esta vida, cuando yo estaba al mando de la misma. Viviré basada en una creencia en Aquel que es mayor y que se convierte en mi Señor.
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CLAUDIA
13 junio, 2013 a 19:2
es verdad sra. aveces por oir a los demas y dejar de oir a Dios, perdemos un monton, pero es una necesidad de oir lo que Dios quiere hablarnos EL sabe lo que hace, y lo que es mejor, tenemos que aprender a oir a Dios.
CINTIA CASTEL
11 febrero, 2013 a 17:2
cuando uno no escucha y no obedece a la palabra de Dios es por que realmente nocree en lo que Dios prometio para cada uno.