Obrera sin transparencia…

Una vez más, veo la clara necesidad de hablar sobre la importancia del testimonio, porque he visto en el seno de las obreras, algunos falsos testimonios.

Se dicen ser testigos de Cristo, ¡pero no dan testimonio verdadero, en su día a día!

Obreras que se muestran muy espirituales, hacen atendimientos, expulsan demonios, hablan de forma “santa”, con voz dulce y bajita, sin embargo son un pésimo ejemplo dentro de su casa, con sus seres queridos. Dentro de la Iglesia se portan excepcionalmente, pero fuera, lejos de los ojos de los demás, actúan tal cual un incrédulo. Y lo peor es que se quedan ciegas, de tal forma que juzgan que sus actitudes, a veces vergonzosas fuera de la Iglesia, son perdonadas, por los hechos que realizan como obreras.

Lo que motiva ese desnivel espiritual es el hecho de que las Obreras, en el ejemplo referido, por pensar que están siendo muy usadas por el Espíritu Santo en la Obra de Dios, se creen señoras de sí mismas. Con eso, intentan llenar el vacío que cargan. Están huecas y tristes por dentro, pero cuando se las pregunta sobre su estado, tienen el coraje de esconderse, diciendo que está todo bien… No son sinceras con el pastor, tienen miedo de exponerse.

Es muy serio este asunto, ¡y es una triste realidad! Pero lo que es más grave, es que sus vidas están en llamas, no de fuego de Dios, sino de otro tipo de fuego eterno.

En el artículo de hoy, sobretodo pretendo alertar hacia la necesidad de ser transparente, de no vivir en lo oculto, intentando aparentar una imagen que no coincide con la verdad sobre ti. Es importante que seas consciente de que el hecho de ser usada por Dios, no prueba una santidad delante de Dios. Recuerda que Él usó un burro para hablar con Balam, y no por eso ese animal es puro y santo.

Al leer este artículo, te has identificado, y ahora ¿cómo lo resolvemos?

Te pido un favor, que en realidad es para ti misma. No pierdas más tiempo, arréglate inmediatamente con Dios, se transparente. Es preferible sufrir ahora y humillar tu orgullo, que no ser reconocida delante de Dios. ¡No guardes nada!

Tal vez digas: ¡Pero no quiero dejar de ser Obrera! En realidad, actuando así, ya no eres obrera del cuerpo de Cristo, apenas tienes nombre y uniforme.

Después, lo que más oímos es que la vida de quien se comporta de esa forma no progresa en ningún área. Todo se queda atado, nada avanza. ¿Cómo habrá honra sino has honrado a Dios, con tu testimonio de trasparencia?

“…porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco.” (1 Samuel 2.30).

Tu vida es la imagen del señor a quien has servido. Eres tu quien toma la decisión y hace la elección.

¿Qué te impide ser transparente?