¡¡Obrera que robaba  a Dios!!

Viviane Freitas

  • 11
  • Jul
  • 2013

¡¡Obrera que robaba a Dios!!

  • 11
  • Jul
  • 2013

Atendí hace algunos días a una obrera, que hablaba conmigo sobre sus diversas luchas, a todos los niveles.


Me dijo que había pasado por momentos difíciles, que casi hicieron que su fe desfallezca.

Afirmó también, de forma muy humilde, que llegó a tener su salvación en riesgo, por causa de tantas luchas. Ella no conseguía entender el por qué vivía en aquel infierno de vida, siendo una supuesta sierva de Dios.

Su voz embargada, sus ojos llenos de lágrimas, y con su semblante vergonzoso, asumió que, en ese momento, estaba distante de Dios y que hacia la Obra relajadamente. Su vida estaba amarrada, su tiempo era consumido por los quehaceres del día a día, no conseguía hacer nada y ni tenía tiempo para vestir el uniforme que tenía.

Nuestra conversación fue muy productiva, duró cerca de dos horas, y cuando le pregunté si leía la palabra de Dios y cual era la última vez que leyó. Rápidamente me respondió que había leído en aquella mañana. Nuevamente le pregunté: “pero ¿qué habló Dios contigo? Pásame el espíritu de lo que leíste. “ De inmediato, ella me dijo:

“ Fue muy fuerte, lo que Dios me mostró en una palabra habíamos leído hace años, pero que nunca la había visto de esa forma:“¿Robará el hombre a Dios? Sin embargo vosotros me robáis, y decís: ¿En que te robamos? En los diezmos y en las ofrendas.” (Malaquías 3:8 )

En cuanto meditaba, solo decía: Pero yo no robo, soy fiel diezmista y ofrendante , ¿qué es lo que Dios quiere hablar conmigo, en este pasaje? Fue cuando Dios me mostró claramente, que yo si robaba, cuando dejaba de sacar tiempo para servirle con calidad, con entrega y dedicación. Tenía tiempo para todo y para todos, menos para dedicarme a su Obra.”

Cuando ella lo dijo, enseguida la mostré que ahí estaba la raíz del problema, la razón por la cual su vida no fluía. A pesar de comprender que son muchas sus responsabilidades, ella no estaba no estaba haciendo tiempo para Dios. Siendo así, ¡estaba robando el tiempo que le pertenecía a El!

Y ¿cuándo robó mi tiempo para Dios?

Cuando me quedo perdiendo tiempo con lo que no me añade beneficio espiritual; con mis deseos, distracciones, vanidades, dando espacio a mi propio interés.

Queridas obreras, nuestro tiempo para Él, nuestra inversión en el altar, nos hace ser el propio diezmo y la ofrenda perfecta.

La obrera, después de nuestra conversación, salió con sus ojos abiertos, e incluso yo fui beneficiada, porque Dios también habló conmigo. Me hizo analizar donde he perdido mi tiempo.

¿Y tú, obrera? ¿Dónde estás invirtiendo tu tiempo?

Deja tu comentario sincero y dime: ¿Lo habías visto de esta forma? ¿Lo habías analizado de esta manera?

¡Quien nunca robó a Dios, que tire la primera piedra!

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13 comentários

  1. esto es muy fuerte porque a veces bos segamos y no vemos. Nuestra verdadera realidad

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