¡¡Obrera que no piensa!!

¿Cuál es tu objetivo dentro de la Obra de Dios?

¿Por qué sirves a Dios como obrera?

¿Cuántas almas has ganado?

¿Cómo es tu atendimiento?

Obrera, existe la necesidad de cuestionarte estas cosas, y esto no puede ser apenas durante un tiempo, sino que debe ser algo constante. Estas preguntas deben ser respondidas con profundidad, entrega y, sobretodo, sinceridad.

Muchas, infelizmente, cuando son abordadas con estas cuestiones, no saben responder con seguridad, porque no hay realmente, una definición interior.

La respuesta es casi siempre la misma: Ganar almas.

Es más, esta es la respuesta que habitualmente figura en la ficha de obreros, cuando se les pregunta: “¿Qué lo llevó a hacer la Obra de Dios?”

¡Está bien! Hasta aquí está todo bien, pero, ¿cuál es tu estrategia? ¿tu plan de acción para ganar almas?

Cuando te cuestionas las cosas, es señal de que estás vigilando, y de que tienes noción, exactamente con qué propósito fuiste llamada. No puedes ser como un barco a la deriva, sin un rumbo, sin una dirección, porque si es así, ¿cómo tendrás estructura para deshacer las obras del diablo?

¿O piensas que el diablo es “un cualquiera” o un adversario que se puede subestimar? No dudes de que él también quiere ganar almas, y que sus estratagemas están debidamente planeadas y esquematizadas. ¡Es más! Él espera el tiempo que sea necesario, hasta alcanzar su meta.

No me he extendido mucho, permíteme dejarte estas cuestiones para que pienses. Debes usar la razón, con firmeza y constancia en la fe.

La Obra de Dios no es un juego, porque tu no sirves a un dios pagano. Tu Dios es el Dios de los Ejércitos y, en Su “batallón”, solo hay lugar para los que tienen estrategia, para los que usan su fuerza interior.

¡La Obra de Dios comienza dentro de ti! Por eso exige de ti misma una evaluación de tu proceder.

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