Obrera, ¿qué hay en contra de ti?

En una conversación con una Obrera, en esta semana, hablábamos de diversos asuntos y cuando le pregunté si estaba todo bien, en términos de relaciones, ella hizo una cara, que reveló señales, de que algo no estaba al 100%, en ese aspecto.

Me dijo que ya había resuelto su situación con la persona en cuestión, pero que sabía claramente, que la otra persona aún guardaba algo dentro de sí, contra ella… entonces, la pregunté nuevamente:

– Pero ¿ya tuviste un diálogo en serio, con franqueza y sinceridad para resolver el asunto?

Me respondió rápidamente: No vale la pena, es mejor dejarlo así, ya que siempre que me acerco, veo una distancia, como si ella no quisiese tocar el asunto.

Delante de este escenario, le pedí que leyese conmigo algo tan importante y profundo.

“Si, pues, al traer al altar tu ofrenda, allí te acuerdas de que tu hermano tiene alguna cosa contra ti, deja delante del altar tu ofrenda, y va primero a reconciliarte con tu hermano; y, entonces, volviendo, haz tu ofrenda.” (Mateo 5: 23;24)

¿Entendiste? Le pregunté.

A lo que me respondió: No puedo estar mal con nadie… ¿verdad?

Proseguí diciéndole: Es mucho más profundo que estar mal con alguien.

Está bien explícito: “…tiene alguna cosa contra ti”, o sea, si yo me acuerdo que mi hermano tiene algo contra mí, y no yo contra alguien, mi ofrenda y nada son la misma cosa.

La hice entender, y te hago entender a ti obrera internauta, que tu ofrenda, no se restringe apenas a lo material, sino a tu entrega en la Obra de Dios, en todos los sentidos, no será aceptada, si no hay primero, una reconciliación con tu hermano.

Tu servicio puede ser muy “perfecto”, puedes hacer mucho, pero si no hay una buena relación con tus compañeros de guerra, entonces, tu ofrenda no es digna en el altar de Dios.

Mejor es que pares todo y resuelvas ese problema de comunicación, donde una conversación íntegra y sincera es bastante para desobstruir tu unión con Dios.