Obrera huracán

Hoy voy a presentarte la obrera huracán. ¿La conoces? ¿Sabes como ella procede?

No son pocas las obreras que en la iglesia son “palo para toda obra”. Siempre dispuestas a hacer todo, con simpatía y buenas palabras, atienden todas las necesidades. Para el pastor, siempre tiene una palabra mansa y positiva. Cuando son llamadas para hacer algo, responden rápido y se presentan con un semblante angelical.

Muchas muestran esta disposición de servir dentro de la iglesia, porque son reconocidas e incluso elogiadas, a través de sus “obras”.

Sin embargo, cuando vamos a ver a fondo su vida, llega a nuestro conocimiento que es una persona que en nada es un testimonio.

Dentro de sus casas tienen un comportamiento totalmente diferente, porque no tienen los mismos ojos con la familia. Son amargas, tienen palabras ásperas. No dan la debida atención, muy impacientes. Llegan cansadas y cerradas, mostrándose como un auténtico “huracán” que, con sus propias manos, destruye su hogar. Infelizmente, tienen dificultad en ver a la familia como un bien precioso de Dios, a quien debe honrar.

Tal vez digas: «Pero Luisa, no es fácil llegar a casa y siempre ver a i familiar burlándose de mi y de mi fe, o sino diciendo cosas difíciles de oír”. ¡Si! Es verdad, no es fácil… pero el camino no es confrontar, ni la indiferencia. Estas no son las armas eficaces, por lo contrario, son verdaderas armas mortíferas y que supuestamente vacunan a sus familiares en contra de Dios.

Nuestra guerra es constante y exige que estemos atentas. Por más difícil que sea llegar a casa y ver este cuadro, tienes que ser fuerte para “crucificar” tu “yo”. Debes saber que tu proceder habla más que mil palabras.

¿Este es el retrato de tu vida? Entonces, corre hacia el cambio. ¡Reconoce tu estado y no dejes que esa situación permanezca! Recuerda que sino honras a quien ves, ¿cómo vas a honrar a Quien no ves?

¿Qué tienes que decirme acerca de este asunto?