Volviendo al Pasado – 7ª parte

Viviane Freitas

  • 11
  • Ago
  • 2015

Volviendo al Pasado – 7ª parte

  • 11
  • Ago
  • 2015

Fuimos transferidos a Johannesburg, África del Sur, y enviados a vivir con otros 2 matrimonios más. Uno que era recién casado, y otro casado hace algún tiempo y que incluso ya tenía 1 hijo de un año y medio.

Llegué a esta casa con grandes expectativas de vivir con otras personas. Cuando entré en la casa, vi que no había casi nada para comer, y alegremente fui a hacer las compras de lo que faltaba, antes de esto, la esposa más madura y que estaba casada hacía un tiempo, me dio dinero para comprar pañales para su hijo.

Llegando al mercado, llené 1 carro y medio, dirigiéndome a la caja para pagar las compras opté por pasar primero con el carrito que estaba por la mitad, porque no tenía noción de cuanto costaría la compra.

Y al terminar de pasar el primer carrito, pedí que me diesen el valor total de la compra, cuando vi el valor, era más que el dinero que yo tenía, que además era la mitad de la ayuda que Julio recibía.

Y vergonzosamente, fui pidiendo que sacasen algunas compras hasta dar la cantidad que yo había llevado, en realidad era todo lo que yo podía pagar aquel momento.

Al llegar a casa, la esposa madura, me dijo: “Mira, Viviane, tienes que decir cuanto fueron las compras para que podamos dividir los gastos. Tienes que decírmelo a mi y a la otra esposa.”

Esta casa fue la primera experiencia en la que tuve que vivir con otras personas que no eran de mi familia. Y la experiencia no fue de las mejores. La esposa recién casada no salía del cuarto, no ayudaba en la limpieza ni en los gastos de la comida.

Yo apenas tenía 18 años, no sabía pedir ayuda. Nunca imaginaría que esto pudiese pasar conmigo, con algo que para mi era tan natural: Limpiar, ayudar en los gastos y estar presente.

Los maridos llegaban, ambas esposas iban a servirlos con lo que yo había comprado, sin haber puesto al menos un parte.

Yo no sabía pedir ayuda, no conseguía entender que tenía que hablar para resolver el problema, entonces en lugar de resolverlo, fui volviéndome vergonzosamente avara.

No les decía nada, pero esperaba ayuda de ellas, y mis pensamientos empezaban a nutrir malos ojos. Yo me decía a mi misma tantas cosas absurdas, en otras palabras… yo estaba desconociéndome delante de aquella dificultad.

Es verdad que ellas tenían que colaborar: Dividir los gastos, ayudar en la limpieza, estar presente,… pero yo tampoco estaba en lo correcto por el simple hecho de hacer todo bien, y mientras tanto teniendo malos ojos y pensamientos egocéntricos.

En este tiempo, yo tuve que hacer un viaje rápido a Portugal, y la esposa del obispo me recibió como yo siempre había aprendido con mi madre, con una sonrisa enorme, con todas las necesidades suplidas en el baño, en la habitación y en el apartamento.

Cuando entré en el baño y vi todo lo que ella había preparado para mi, me quedé con la “cara en el suelo”. Aquella ofrenda de ella habló tanto conmigo, que empecé a llorar dentro del baño. Me vi tan pobre, tan mezquina…. Algo que yo nunca sería capaz de reconocer en mi mente, que yo era. Me di cuenta que las dificultades me hicieron reaccionar en la carne y no supe amar como debería.

Tuve miedo de ser quien yo era para las esposas que vivían conmigo, de decir la verdad y resolver los problemas, y por eso me estaba volviendo alguien que no me gustaba a mis propios ojos, estaba apuntando el error y cometiendo el mismo error que ellas.

¿Cómo?

Yo apuntaba que ellas no ayudaban, que yo las ayudaba en todo, pero criticando. En otras palabras, siendo falsa.

¿Qué justicia era esa?

Queriendo cobrar justicia cuando yo misma estaba siendo injusta.

Jesús dijo:

“Más bienaventurado es dar que recibir.” (Hechos 20:35)

Salí de Portugal con otra visión de lo que tenía que hacer, decidí no volver a pagar con la misma moneda, luchar en contra de mi propia carne, aprendiendo a servir cuando no hay colaboración de nadie. Después de ese día no fui perfecta, pero comencé a prestar atención a mis acciones cuando no recibía nada a cambio.

Llegué de regreso a casa y decidí cambiar mis actitudes injustas.

El centro de mi atención fue resolver mis fallos.

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

24 comentários

  1. Sra Viviane su experiencia me ha ayudado a superarme yo pense que si yo decia algo me iban a malinterpretar y a veces hasta me han invitado a comer y yo salgo pagando la cuenta por verguenza de cobrarles y acabe teniendo las mismas actitudes que usted tuvo yo hasta me consideraba una obrera endemoniada pero al leer su articulo me ha ayudado muchisimo mas en todos los aspectos de mi vida y aprendi tambien que es mejor dar que recibir y ahora soy sincera busco palabras para decir las cosas sin que se oigan tan rudas y ha mejorado tanto que estoy hasta recuperando mi matrimonio, mi relacion con mi familia y con mis amistades.
    Muchas gracias por ser tan valiente de compartir su experiencia lo cual me ha ayudado muchisimo. Abrazos y besos.
    Obrera de San Francisco, California

    Ver más
  2. Buenas tardes,
    Cuando actuo bajo mi propio beneficio, queriendo convencerme de mi perfección y error en los otros, nunca voy a estar bien conmigo mismo; porque de una u otra forma en lo más intimo de mi, se que debo hacer algo para cambiar y siempre se presentan situaciones positivas como ejemplos para superar y vencer aquella situacion incómoda.

    Ver más
  3. Buenas tardes Sra Viviane.
    Pasamos situaciones que es para demostrar quien de verdad somos, y es allí que demostramos si damos oídos a la carne o al Espíritu. He aprendo de su experiencia, muchas gracias

    Ver más
  4. Hola señora viví , muchas gracias por compartir sus experiencias , me identifique mucho con esta parte porque yo estaba haciendo prácticamente lo mismo , ya entendí que no se debe actuar de la misma manera.

    Ver más
  5. Asi es, la carne, siempre nos pide actuar de la manera equivocada.
    Creo que casi todas hemos pasado por situaciones así,
    Y nuestro Dios siempre esta ahí, para hacernos ver nuestro error de alguna manera, solo que no siempre estamos dispuestas a oír y cambiar como lo hizo la Sra vivi.
    Y a la verdad es mucho mejor dar que recibir, yo me siento muy contenta cuando estoy dando. Y para mi esta alegría es suficiente!!!

    Gracias por la oportunidad.
    Un abrazo.

    Ver más
  6. Muy fuerte Sra esta experiencia que usted comparte con nosotras, es cierto muchas veces no decimos lo que debemos o no actuamos como tenemos que actuar delante de los demás o en una situación por miedo de como vayan a reaccionar o de lo que pensaran de mi y a veces preferimos callar, pero en la cabeza van pasando tantos pensamientos e incluso que nos pueden perjudicar a nuestra Fe, es mejor hablar y resolver la situación, y como usted dijo la importancia de mirar primero a nosotras mismas, a nuestras actitudes, reacciones, pensamientos, etc y la importancia de dar sin esperar por nada ni por nadie, amar a nuestro prójimo,gracias por este mensaje Sra que nos ayuda a tener una visión clara de las cosas, de como actuar y ser una mujer de Dios.

    Ver más
1 2 3 4