Diario: Yo No lo Entendía… así (7ª Parte)

Viviane Freitas

  • 5
  • May
  • 2015

Diario : Yo No lo Entendía… así (7ª Parte)

  • 5
  • May
  • 2015

Vera, llegó el día 11 de Febrero. Toda la familia estábamos a la expectativa, mis padres, nosotros, los padres y su hermano. Era una fiesta, mi hija, la mayor, estaba llegando.

Fui bien arreglada, jovial y moderna, justamente para que ella tenga el placer de tener una madre joven y llena de energía.

Luis se arregló bien, se puso un traje para su llegada. Y fuimos toda la familia, feliz a buscar a Vera al aeropuerto. Llegando allí, Julio no encontraba plaza, y se quedó esperando una plaza, en el carro. Luis y yo fuimos dentro del aeropuerto, esperamos por su llegada. Mientras que no aparecía, yo estaba grabando la expectativa de que nuestra linda princesa llegase.

Y de repente, ella vino a nuestro encuentro. Y… nos dio un abrazo y proseguimos hacia el carro, mientras íbamos al carro, combinamos que Julio prosiguiese con Luis a la Iglesia, al trabajo, y nosotras íbamos a casa, ya que había 8 horas de diferencia horaria.

Y, ahí, en el carro, un silencio; yo sin saber qué decir, ella también un tanto sin saber qué hacer, fuimos a casa, deshizo la maleta y etc.…

Pasaron los días, y nosotros éramos extraños, ella no vivía la misma fe que nosotros, yo tenía que aprender cómo ser madre de alguien que vivió más lejos de mi, que cerca. Y por si fuese poco, mi asistente se estaba yendo fuera, era todo nuevo y desconocido lo que estaba llegando a mi vida.

Vera iba a la iglesia, oraba, buscaba e incluso yo veía que ella se derramaba delante de Dios, pero el comportamiento de ella era el mismo después de su oración; había algunos cambios de actitudes, pero no todos eran evidentes.

Vera era distante, por más simpática, extrovertida y risueña que era, había algo distante entre nosotras. Ni yo era cercana, ni ella. No sé, pero después de que volví del Este Europeo, hasta mis besos empezaron a disminuir, yo no la besaba como me gustaría besarla.

Al principio veía rechazo de todo lo que la decía, el modo de ella oírme no era siempre de aceptación, sin embargo, yo percibía algo diferente en mi. Estaba tratando justamente dentro de mi casa, el rechazo, y venía directamente de mi propia hija. Yo estaba en paz, parecía que estaba vestida con el casco de salvación, nada me afectaba.

Me acercaba cariñosamente a ella, pero no siempre ella lo aceptaba, los besos, los abrazos, la comprensión y etc. … Así viví durante algún tiempo.

Por increíble que parezca, con el padre era diferente; ella aceptaba todo lo que venía de él, pero a mi no.

Por más distante que ella se ponía o lo grande que parecía la barrera que ella hacía hacia mi participación, nunca dejé de creer en ella. La entendía perfectamente, el pasado amargo y de ser mal amada la hizo “protegerse”. Tenía miedo, desconfianza de algo sincero y puro que había en nuestro hogar.

Por más que las cosas no estaban como me gustarían, nunca me concentré en eso, aprendí tantas lecciones al principio del año, que ahora, con el Agua de vida, todo se hacía un problema apenas exterior.

No sabía como comenzar a trabajar en ella, quería hacer tantas cosas en ella, pero todo era nuevo, mi tiempo era diferente, todo estaba muy diferente de lo que vivía antes. Hacía participe a Dios en todo lo que estaba viviendo, decía a Dios que me enseñase a ser quien yo necesitaba ser para ella, no le decía nada a Julio para que no se preocupase y así poder proporcionarle a él paz, seguridad, que todo estaba bajo control.

Alguna que otra cosa le comentaba, porque él me preguntaba, pero, en realidad, yo no veía la necesidad, porque todos los problemas que Vera vivía, estaban en el exterior, y no entraban en mi interior.

Incluso podía sentir por un momento, pero eso no influenciaba y no se apoderaba de mi.

Julio también veía dificultad en relacionarse con Vera, como hija, como ella no tenía aún el Espíritu Santo, él no se sentía cómodo.

Entonces, todo estaba sobre mis hombros, yo era la madre, quien tenía que ser sabia y edificar esta casa. Y ahí estaba yo, diferente de todo lo que sabía de mi misma, el hecho de ser rechazada por ella, no hacía que no la comprendiese, respetaba lo que ella no quería de mi.

El hecho de que a ella no le gustase mi forma de ser, ni se identificase conmigo, no me inhibía de quien era yo, apenas aguardaba con paciencia el momento en que yo pudiese ser aceptada.

La besaba, pero yo sabía que no era tan “bienvenida”, para ella parecía falsedad, pero para mi, yo estaba quebrando aquello que no hacía parte de mi, en otras palabras, no me anulé, continué siendo quien soy, ¿qué significa? Que era consciente de todo, y además de conocer mi valor, no tenía nada de inseguridad o de necesidad de aprobación para continuar, lo hacía porque creía y quería ser quien yo soy con mi familia.

Todo estaba yendo así, un poco extraño, pero centrada en mi objetivo. Además de saber la necesidad de dar atención, soy una persona un tanto llena de responsabilidades que no pueden parar en el servicio de la Obra de Dios. Trato con esposas de pastores, con obreras en departamentos y etc. … Y necesito gastar tiempo con reuniones, además de saber lidiar con tiempo para mi hija. Y te digo, no es nada fácil.

Pero Vera siempre fue comprensiva en cuanto a mis responsabilidades, y ella me respetaba en todo eso.

Pero veía que también ella necesitaba mucho mi compañía, ella necesitaba dialogo, una amiga y yo tenía que mostrarle a ella, confianza. En otras palabras, yo tenía que trabajar y ejercitar la fe constantemente, tenía que conquistar mi espacio de ser su madre, y ella consecuentemente.

Luis tenía que conciliar ahora la nueva fase de compartir a los padres con su hermana, ya que antes los padres, eran todo para él cuando estaba en familia.

Todo tenía que encajar perfectamente, y eso, sería a través de la fe y consecuentemente la relación con Dios.

Todo ha fluido, Vera se bautizó en las aguas nuevamente, y después de algunos días pasó por una lucha que parecía que no tendría fin, pero después de una semana, ella fue bautizada con el Espíritu Santo.

“..pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.” (Juan 4:14)

¡Has visto como el agua no es apenas para un momento sino para toda la vida! Y vida que produce salvación.

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3 comentários

  1. Qué experiencia fabulosa señora Vivi! Me la imagino a usted ante cada momento, me imagino cada oración que usted habrá hecho, y todas las veces que habrá elevado su pensamiento a Dios para pedir dirección! La paciencia y la comprensión que tuvo, el cariño, la perseverancia, como usted se mantuvo siendo usted.
    Disfruto mucho de este nuevo espacio en su blog! Muchas gracias por compartir sus experiencias. Dios la bendiga abundantemente, a usted, a su esposo, a su hijo y a Vera! Un besito!

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  2. Muy agradecida por compartir Sus vivencias Sra Vivian . Yo tengo una hija en la edad de la Universidad y el trabajo , y no es facil guiarla en estos tiempos solo la fe me mueve a seguir .

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    1. Muito obrigada Dn Vivi, por compartilhar as experiências da senhora com cada uma de nós leitoras do blog da senhora.
      E cada experiência um aprendizado.

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