La vida de Jacob – 8º Día

La vida de Jacob – 8º Día

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Hola a todos. Estamos de regreso. Es el octavo día en el que hablamos sobre la vida de Jacob.

“Isaac le respondió: ― Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?
Pero Esaú insistió: ― ¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar.
Entonces su padre le dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo. Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero, cuando te impacientes, te librarás de su opresión».(Gn. 27:37-40)

8º día – Esaú: La oportunidad perdida

Quién diría… Esaú hizo todo correctamente, pero llegó tarde, porque no lo hizo en el momento adecuado. No se dio cuenta, anteriormente, porque tenía a su hermano como el único ‘’engañador’’, acusándolo de traición, cuando él mismo, por el hambre, vendería su derecho de primogenitura. Eso, Esaú no evaluó, y, como consecuencia, perdió su oportunidad.

¿Cuántos de nosotros perdemos oportunidades, cuando miramos a los errores ajenos?
Esperamos que los demás cambien, cuando somos nosotros quienes debemos hacerlo, y la oportunidad pasa…

Me hace recordar, que será exactamente como el momento en el que el Señor Jesús vuelva: ‘’¡¿Y ahora… yo hice todo. Estaba como obrera, atendiendo, en las reuniones. Daba mis ofrendas y diezmos?! ¿Por qué?’’
Porque no te diste cuenta, no miraste hacia ti, sino que solo miraste a aquello que los demás debían cambiar.

De hecho, Jacob no estaba en lo correcto, pero Esaú tampoco tenía credibilidad para apuntar el error del hermano, porque también había errado.

Muchas veces eso es lo que sucede: La persona se siente fuerte al acusar al otro, pero no tiene la misma fuerza para encarar el propio error. Y esto es muy problemático, porque mientras miremos a los demás, no veremos cambios. Esto solo sucederá, cuando sientas tu propio dolor.

Y es el Espíritu Santo quien revela nuestra condición. Esto no sucede ‘’a la fuerza’’, o basándome en actitudes ajenas: Hacer porque los demás hacen, y participar porque sería ‘’extraño’’ no hacerlo.
Es decir, actúa para aparentar delante de los demás o igualarse a ellos, pero no reconocen sus propios errores. De está forma, pierde su oportunidad. Y cuando llegue la hora de buscar resultados de aquello en lo que invirtió, no los encontrará, porque hizo algo engañoso, irreal, que no revela una entrega sincera y verdadera.

Si estás participando de la campaña, da un BASTA a tanto engaño e ilusión. Reconoce tu propio estado, para que así no pase esa oportunidad.

Nos encontramos mañana, continuando con la vida de Jacob.

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