LA VERDAD – Episodio 19 : Cuándo es verdad lo que hablo

Hoy vamos a hablar sobre la viuda de Sarepta. En un tiempo en que la tierra pasaba por una gran hambre, el profeta Elías fue enviado hasta su casa, y en un acto de fe pidió a aquella mujer que, antes de dar comida a su hijo, que hiciese primero un pan para él. La viuda obedeció, y el milagro aconteció:

“La harina de la tinaja no se acabó ni se agotó el aceite de la vasija,…” 1 Rs 17:16

Sólo que pasó algo que nadie esperaba:

“Pero sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él.” 1 Rs 17:17

Aquella dificultad del hambre que la viuda estaba enfrentando no era sólo ella, sino que Dios envió al profeta Elías ir a su encuentro, es decir, Dios observó a aquella mujer.

Pero incluso después del milagro económico, aún cargaba un dolor en el alma… y cuando su hijo murió:

“Y ella le dijo a Elías: «¿Qué tengo que ver contigo, oh hombre de Dios? ¡Has venido para traer a memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo!” 1 Rs 17:18

Es decir, el milagro del lado de fuera aconteció. Pero ahora con la muerte del hijo, toca justamente en la herida que ella tenía en el alma.

“Dame a tu hijo,» le respondió Elías. Y él lo tomó de su regazo y lo llevó a la cámara alta donde él vivía, y lo acostó en su propia cama. Clamó al SEÑOR…” 1Rs 17:19 – 20

Observe que Elías clamó, no apenas oró. El clamor muestra urgencia, el dolor, el dolor del alma. Elías no esperó en Dios, él usó su fe en Dios.

“Entonces se tendió tres veces sobre el niño, clamó al SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR, Dios mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a él. El SEÑOR escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él y revivió…” 1 Rs 17:21, 22

Elías clamó, ¡insistió! Aprenda a hacer uso de su fe. Clame a Dios.

“Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres hombre de Dios, y que la palabra del SEÑOR en tu boca es verdad.” 1Rs 17:24

Dios fue honrado cuando Elías hizo su parte. Haga usted también su parte, y la Palabra de Dios en su boca será verdad. No será algo religioso. ¡Será vida!