LA VERDAD – Episodio 121: La verdad para entrar en el Reino de Dios

LA VERDAD – Episodio 121 : La verdad para entrar en el Reino de Dios

¿Es suficiente ver las señales y maravillas que Dios hace en la vida de las personas? ¿es suficiente eso para que yo cambie mi interior?

Porque, en realidad, hemos visto muchos testimonios de personas que buscaron a Dios y fueron curadas, prosperas, liberadas de los vicios, del mal, en fin, de la vida destructiva que estaban viviendo, pero ¿eso puede hacer que me apegue a Dios? ¿O eso sólo me hace querer buscar a Dios para que Él atienda mis necesidades?

Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.

Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él.Juan 3:1,2

Nicodemo reconocía que Jesús venía de parte de Dios, pero observe lo que el Señor Jesús le respondió:

“…De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios.” Juan 3:3,

En otras palabras, Jesús estaba diciendo: “Ve que Yo soy Dios, que hago maravillas, pero aún viendo todo eso, no ve el Reino de Dios, si no nace de nuevo, si es un religioso, si se limita a su filosofía, a sus costumbres. Tiene que abandonar la vida que ha vivido, para poder ver el Reino de Dios, que Yo estoy anunciando.”

Le dice Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?” Juan 3:4

Observe bien, ¡él no entendió nada! Pensaba que, literalmente, nacer de nuevo era volver al vientre de su madre, y Jesús le respondió:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” Juan 3:5

Es decir, “no puede entrar en el Reino de Dios sin que nazca de la Palabra y del Espíritu. El Espíritu es en la mente. No va a poder entrar en el reino de Dios así. Porque Yo hablo una cosa y entiende otra. Entiende al pie de la letra, porque aún no ha nacido de nuevo. Y no naciendo de nuevo, no va a nacer del agua y del Espíritu, y tampoco podrá entrar en el Reino de Dios.”

Muchas personas han asistido a los milagros, han seguido y observado a Jesús, pero ¿sabe cuando acompaña a alguien por las redes sociales, por las informaciones en las revistas, en la televisión, y sólo le parece simpático, pero no entiende nada sobre esa persona, así pasa con muchos y así era Nicodemo.

Tal vez sea su caso, vive escondiéndose, escondiendo su fe, teniendo vergüenza de asumir su fe delante de los hombres, tiene vergüenza de lo que los otros van a pensar. A veces, tiene vergüenza de ir a la iglesia, y va a un horario en el que nadie va a saberlo, no puede nacer de Dios, abandonar el mundo, cuando da más valor a lo que el mundo tiene que decir, que a la verdad que dice la realidad.

“Pero, Viviane, ¿cómo hago para entender si soy nacida de Dios o no?”

Bueno, Jesús dijo así:

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es.”  Juan 3:6

Quien es nacido de la carne es normal como los demás, independientemente de la Palabra, ella está dirigida por lo que siente. No está dirigida por lo que es verdadero, lo que es justo. Está inclinada a lo que su carne desea, quiere, y no a lo que es del Espíritu. Por eso esta persona tiene tantas dificultades en entender la Palabra de Dios.

Muchas personas que están leyendo este mensaje ahora, incluso reciben una alegría temporal, pero esa alegría no permanece, porque la Palabra de Dios no entra.

Cuando tiene que plantar una semilla, tiene que cavar allá al fondo, quitar la tierra y poner la semilla allí, al fondo de la tierra. No puede ser de forma artificial. Y ¿qué quiere decir eso? La Palabra de Dios no puede ser llevada a una “tierra” superficial, de fuera, aparente, ¡no! Es algo para llevarlo en nuestro interior, en lo más profundo de nuestra alma.

Y sólo recibimos la Palabra cuando evaluamos lo que está dentro de nosotros. Cuando pensamos en ello, y no cuando existen sentimientos.

Por eso muchas personas leen la Biblia, van a la iglesia, pero no conocen a Dios. Hablan de lo que escuchan, hablan “muy bien”, pero es carne. Es decir, no cambió su interior. La persona imita, habla como si fuese alguien que es de Dios, pero no lo es, porque no cambió su mente, su interior, sus costumbres.

Incluso, ella podía imitar las costumbres, puede cambiar su manera de vestir, su manera de hablar, por un cierto tiempo, para encajar en aquel grupo de personas, pero no es nacido de Dios, es carne, no es nacido del Espíritu.

Y Jesús habla así:

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.” Juan 3:7

Es decir, Nicodemo no entendía nada. Y tiene que encarar su realidad, la verdad sobre usted. Para buscar la verdad, tiene que aceptar la verdad, aceptar la realidad que hay en su vida.

Pero quiere convencerse, no quiere pasar por la realidad, quiere saltarse las fases, porque se siente humillado en tener que decir que no conoce a Dios. Es decir, está más preocupado por las personas, su apariencia, que, en querer la justicia, lo que es correcto, lo que es verdadero, por eso no consigue nacer de nuevo.

Haga una evaluación de su vida, porque mientras que no nazca de nuevo, que no nazca del agua y del Espíritu, de la Palabra y del Espíritu Santo, no va a entrar en el Reino de Dios, va a quedarse aquí fuera.

Y no basta apenas convertirse de sus malos caminos, tiene que nacer del agua y del Espíritu Santo para entrar en el Reino de Dios.

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