La insistencia de Justificarse

Hola a todos. Hoy vamos a continuar la lectura del Libro de Juan, que sigue la meditación de “Ser Uno con Él”. Si no has participado desde el principio, sería ideal que lo hagas, porque será lo más eficaz.

Sólo podemos ganar con la Palabra de Dios. Quien pierde es quien no medita y no valora está Palabra.

Espero que lo estés poniendo en práctica, yendo en contra de todo lo que ha sido para ti una lucha.

Sé que las palabras son fuertes, que duele oír la verdad, pero esto es porque hiere al orgullo. A veces, pensamos que estamos yendo muy bien, pero cuando nos deparamos con los detalles y percibimos en el fondo quienes somos, nos damos cuenta de la necesidad constante que tenemos de estar con Dios. Y esto no es malo, sino algo maravilloso, porque cuando dependemos de Dios, nos volvemos un “bebé”, disponible para aceptar lo que Él tiene que enseñarnos.

“Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.

Pero ahora procuráis matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Esto no lo hizo Abraham.

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios.

Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de El , pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió.” (Juan.8:39-42)

La persona insiste en defender sus razones y punto de vista, porque en realidad, su orgullo está siendo herido. Piensa que no es comprendida, se siente sola, acusada.

Pero cuando prestamos atención en las obras que practicamos, percibimos que nos somos perfectas y que no tenemos derecho de imponer nuestra voluntad. Lo que nos va ayudar es someternos a la verdad que viene de Dios.

Cuando estoy acompañando a alguien, ya sea miembro, obrera, esposa, y le digo la verdad, que no es según lo que yo pienso, sino según los hechos que me presentó, no siempre aceptan esa verdad. La rechazan diciendo: “Yo soy de Dios, yo evangelizo, soy esposa de pastor, obrera, ya estoy en la Iglesia desde hace mucho tiempo…” Siempre buscan la posición o lo que conquistó hasta la fecha para justificar “ser de Dios”.

Tú, como yo, independientemente de la posición, somos un “alma”. ¡Y el alma necesita ser salva! Así seremos, hasta que Jesús vuelva a buscar Su Iglesia.

Todos sentimos… yo también rechacé oír la verdad. No la aceptaba, porque no la comprendía. Pero cuando me sujeté a oír la voz de aquella verdad y presté atención a lo que la persona, de Dios, me estaba diciendo, realmente me deparé con alguien que no agradaba a Dios… Incluso con el Espíritu Santo, llevando muchos años en la Iglesia, siendo hija del Obispo Macedo, incluso siendo esposa de Obispo. Estoy “abriendo el juego” contigo porque cuando no somos flexibles, que es lo que normalmente ocurre con personas muy jóvenes, más mayores o personas llenas de si mismas, quieren justificar sus razones y se vuelven inflexibles.

Puedes justificarte con el Señor Jesús y con la persona que te orienta, porque piensas que las cosas relacionadas a Dios son automáticas y que dependen de lo que conquistaste hasta el momento. ¡Por eso, crees que tiene el derecho de pensar que está todo bien! Peor el hecho de haber sido bautizada con el Espíritu Santo no te hace perfecta. ¡No! Dios te dio poder para superar barreras y sentimiento, ¡pero no te hizo un “ángel”!

Amiga internauta, vas a oír las verdades a través de la Palabra de Dios, y la misma te va a podar y limpiar del engaño, la mentira, relativamente de tus conceptos, ideas, pensamientos y te mostrará la realidad de tu vida. No es para ofenderte o lanzarte al infierno, sino para resolver la cuestión que una vez ignorada, puede durar años.

Puedes cambiar de país, de responsable, ir a cualquier parte del mundo, que sino resuelves lo que está en tu interior, el problema va a continuar.

Se realista, usa la fe inteligente que te da las respuestas que necesitas, y usa las armas que tienes: la oración, el clamor, el grito, tu dependencia de Dios. ¡Clama!

¿Te sientes “horrorosa”, triste, porque luchas, luchas y siempre encuentras algo mal en ti? Pero amiga, si esto ocurre es porque estás viva, atenta, alerta, vigilando y buscando, y quien busca ¡encuentra! Y si estás buscando a Dios, encuentras la verdad.

Haz lo que tienes que hacer. Entrega lo que aún no has entregado y Dios va a mostrarse para ti.