LA CODICIA – Episodio 9: A quién va  a dejar que le guie

LA CODICIA – Episodio 9 : A quién va  a dejar que le guie

Mucha gente que se dice cristiana se siente seguro de si mismo, dice que está siempre en la fe, pero la fe requiere constancia, ejercicio. No es una teoría, es decir, requiere obediencia.

Es como, por ejemplo, cuando necesita ser una persona saludable, sabe que no puede comer todo lo que desea, tiene que estar siempre controlando su propia voluntad para comer de forma adecuada. Esto es un trabajo constante que se hace, aunque esté delante de personas que comen de todo y no tengan esa disciplina, tiene que vencer sus tentaciones de comer los dulces, la pizza, a pasta… y tiene que decir que no siempre a lo que está delante, es decir, es algo que tiene que ser constante.

Pero no siempre las personas son constantes en lo que dicen, en lo que desean, aunque quieran ser saludables, cuando ven la comida, las ganas de comer aquel dulce, aquel bizcocho, se entregan.

Así es la fe. La fe tiene que tener esa disciplina, esa vigilancia. Pero hay gente que dice que esto es fácil, que está en la fe, y ni se siente mal con esto. ¿Por qué? porque no tiene compromiso con lo que ha dicho a Dios en particular.

¿Sabe aquella oración entre usted y Dios? Dice así: “Ah, Padre, quiero servirte, quiero honrarte…”

Pero, terminó aquella oración y se olvida de todo lo que le dijo a Dios, y hace las cosas a su manera. Observe lo que dice la propia Palabra de Dios:

“Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne.” Gálatas 5:16

Andar en Espíritu es tener su mente dirigida para agradar a Dios, para servir a Dios, enfocada. Cuando se enfoca en agradar a Dios, renuncia a su voluntad.

Por eso dice aquí “andad”, es algo que exige ganas, fuerza, actitud de la propia persona para manifestar esa obediencia a la voluntad de Dios. Porque su voluntad, muchas veces, vamos a decir que la mayoría de las veces, es contraria a la Voluntad de Dios.

La voluntad de la carne está ahí siempre tentando, instigando a hacer ciertas cosas, hacer su voluntad. La fe emotiva siempre dice así: “Ah, no pasa nada, todo el mundo erra, abre esa concesión. Mañana empiezo a hacer todo bien de nuevo. O el lunes, o el martes. La semana que viene…” , ¿no es así?

¡La carne siempre quiere relajarse! Siempre quiere hacer las cosas a su manera. Como dice aquí:

Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne…” Gálatas 5:17

La carne codicia contra el Espíritu. La carne quiere lo que no es verdadero, que no es eterno, es algo fútil. La carne es así. Por ejemplo, siempre quiere dormir más, quiere comer más… es decir, nunca quiere tener disciplina.

Entonces, la carne siempre está contra el Espíritu, que dice: “ Corrija, haga lo que es correcto, lo que es justo, lo que va a hacer que esté bien con su conciencia”. Pero la carne habla: “Ah, no es así…”

Es tan sensible nuestra vida espiritual, y tenemos que tener cuidado, mucha cautela. Yo estaba aquí, pidiendo, hablando con Dios: “Enséñame a ver mi voluntad y Tu voluntad, a discernir lo que está pasando dentro de mi alma. Porque no quiero perder mi oportunidad de servir, de hacer lo que es correcto.”

Sabe, es algo muy delicado, requiere mucha atención. Nosotros no podemos descuidar nuestra vida espiritual, porque es delicada, sutil.

El pecado viene de una forma muy sutil, aparentemente, parece que no va a causar ningún problema, porque el problema no sucede de inmediato, es a largo plazo, tarda para verse las consecuencias. Por eso es que muchos abren excepciones para sus voluntades.

Pero la Biblia dice:

Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no podáis hacer lo que quisiereis.”

Gálatas 5:17

Quiere hacer las cosas bien, justas, puras, pero su voluntad no quiere, es decir, su mente dice lo que es correcto, lo que le conviene, pero su voluntad es otra cosa. Por eso existe una lucha: el espíritu contra la carne, la mente contra la voluntad, la mente contra el alma.

El alma es la que codicia, ella quiere…

Pero si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley.” Gálatas 5:18

Ah, ¿entonces quiere decir que puedo ser guiado por el Espíritu Santo? ¡Si!

Pero ¿cómo voy a ser guiado por el Espíritu Santo? ¡Cuando permito eso! Cuando estoy perceptible a la situación, con la mente pensando en las cosas de lo Alto, como este pasaje.

¡Todo es muy rápido! Y usted ya se olvidó lo que leyó.

¡Todo es muy rápido! Y otras cosas se apoderan de su mente, un problema, un problema en la familia, un problema que tiene que resolver, son cosas pendientes que tiene que hacer.

Claro, tiene que hacer todo esto, tiene que asumir las responsabilidades. Pero sabe, cuando está con algún problema en su vida, y usted está trabajando, tiene que cumplir con sus obligaciones, y lo hace ¿no esa sí? Pero su mente está dirigida a aquel problema, está todo el tiempo recordando el problema. ¿Recuerda cuándo vive así? Usted puede escoger vivir por el Espíritu.

¿Cómo? Escogiendo que la Palabra de Dios esté por encima de todo lo que está pasando a su alrededor. Pero esto es una elección. Yo escojo ser guiada por el Espíritu, por Dios, por la Palaba de Él, por la orientación de Él, o me quedo esclavizada por mi manera de ser, por mi voluntad, por mis argumentos. Y ahí su elección, mi elección es la que hace la diferencia.

Yo hago mi elección, usted la suya. ¿Qué elección hemos hecho? ¿Las cosas espirituales, tener la Mente de Cristo, o tener mi propia mente? Es ahí donde hacemos la diferencia.

¿Quiere actuar en el Espíritu? Entonces va a mantenerse siempre, va a obedecer, será persistente, se corrige, cuando ve que se desvía un poquito ¡se corrige! Es decir, ¡siempre está atenta! Es algo racional, no es emotivo, tiene que estar vigilando. Es así como la fe demanda de nosotros. Nosotros que queremos andar en el Espíritu, tenemos que usar la fe.

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