LA CODICIA – Episodio 20: La codicia pelea

LA CODICIA – Episodio 20 : La codicia pelea

Nunca vi a alguien tener paz mientras pelea. ¿Lo ha visto?

Nunca vi después de una pelea, la persona estar feliz, por lo contrario, eso la irrita. Y enseguida, ¿sabe que pasa? Ah, tiene mirar para si mismo cuando está irritado.

Tiene que observar las consecuencias para que empiece a disciplinar su actitud. Empieza a justificarse, diciendo que está en lo correcto, ¿nunca observó esto? ¿en sus escusas?

Vamos a pensar, ¿cuáles han sido las consecuencias de las peleas? ¿de las discusiones? Le deja de mal humor, mal con las personas e incluso consigo mismo. Todo lo que es malo nunca le dará tranquilidad. Nunca va a estar seguro del mañana. Estará cada vez más a la defensiva porque exalta al orgullo.

Cuando la persona pelea, discute, está alterada. Y la defensa muchas veces es debido a la duda, porque hace lo que no debería.

La pelea es otra obra de la carne, consecuencia de la carne, es decir, la persona que está en la carne, o vive en la carne, tiene secuelas, resultados de la carne, lo opuesto de cuando está en el espíritu.

La carne, es decir, la voluntad humana, son impulsos que lleva al ser humano al infierno. Si se deja, va a conducirla al infierno.

Quién piensa que no está en peligro todo el tiempo es porque no percibió que existen deseos que son malos para nuestra alma. Por eso debe estar atento con sus impulsos, para verificar como está usted: en la carne o en el espíritu.

Ahora, imagine cuando vive en peleas, discutiendo con los hijos, padres, marido, vecinos, esposa… discute, dice palabrotas, es decir, es un ambiente degradante, es algo horrible.

¿Qué dice eso sobre la persona que vive así? ¿Que vive peleando, discutiendo, que todo es un problema?, nadie puede decir nada porque esa persona explota. Que no tiene a Dios, esa persona necesita liberación, es decir, está siendo esclava del mal.

Por eso, me gustaría que pensase ahora sobre las veces o sobre las situaciones que le han sucedido y en las que se ha dejado llevar, se ha dejado alterar. Y mire que, cuando la persona se altera, sabe que es difícil que reconozca sus errores. Ella está a la defensiva, alimenta aquel pensamiento de que está en lo correcto. Se dice a sí misma que todo está bien. En fin, que los otros fueron los que erraron.

Lo que yo haga errado tendrá consecuencias, es decir, independientemente si usted erró, u otra persona erró con usted, su error tendrá consecuencias.

Vivir en el espíritu es lo opuesto. Nada me influye para hacer lo que es malo. Me mantengo bien, en la fe.

Cuando erra, es incentivado a tener duda. El resultado de la duda es hacer lo que está mal, no hacer su parte.

La Biblia dice lo siguiente:

“Porque las obras de la carne son manifiestas, las cuales son: adulterio, fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, iras, peleas …” Gálatas 5:19,20

Observe cómo la carne tiene sus secuelas, y son innumerables cosas que suceden. Por eso tiene que observarse. Porque cuando no se observa, deja que las cosas pasen, y eso no muestra ningún respeto hacia su fe.

¿Imagine hacer las cosas erradas y no incomodarse con los errores que comete? ¿Qué dice eso sobre su fe? Puede ser quien sea, puede ser pastor, obrero, esposa de pastor, obrera o miembro fervoroso, un diácono… puede ser quien sea, en la posición que esté, pero lo que prueba no es lo que usted dice, ni las teorías que tiene en la boca, lo que muestra sobre usted son los resultados que ha dado, es decir, las obras.

Los resultados de la carne son manifiestos, es inevitable. Está escrito que las obras de la carne son manifiestas a través del adulterio, de la fornicación (sexo antes del matrimonio), de la impureza, de la lascivia (que es la persona que solo piensa en el sexo, se viste de forma sensual, quiere llamar la atención de forma promiscua), idolatría, hechicería, enemistades… es decir, no es sólo su forma de vestir, sino también su forma de hablar, de caminar, es decir, de escoger su vida.

Por ejemplo, usted que vive con celos, enemistades, contiendas, iras y peleas… esto ¿qué dice? ¿y cómo se siente cuando está haciendo esto? ¿Está seguro, pone su cabeza en la almohada por la noche y tiene paz? ¡No! No tiene paz, se queda triste, es decir, si ha sido esclavo de las obras de la carne, ¡necesita liberarse!

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