LA CODICIA – Episodio 15: La codicia también practica la hechicería

LA CODICIA – Episodio 15 : La codicia también practica la hechicería

¿Se imagina conquistar todo lo que desea, pero de forma ilícita, con engaño, con esquemas, con mentiras? Hay personas que no ven ningún problema en las mentiras, en los engaños, en el robo. Hay personas a las que les gusta esa forma de actuar, porque saca beneficios, se enriquece, tiene más éxito. ¡Y se creen listas!

Pero ¿cree que a Dios le gusta eso? ¿Cree que las armas que son usadas por la mentira, el engaño es la mejor manera? ¡No! No es lo que la Biblia nos enseña.

No sé a qué Dios quiere servir, tal vez diga así: “Sirvo a Dios, voy a la iglesia…”, pero vive con engaños, entonces, no ha servido al Dios verdadero, sirve a un Dios que usted mismo creó a su manera.

La Biblia dice que las obras de la carne son manifiestas (Gálatas 5:19), es decir, no puede esconder la carne, ¡no es posible! Ellas serán manifiestas, explícitas, serán vistas por todos, y se manifiestan a través del adulterio, la fornicación, la impureza, la lascivia, la idolatría, la hechicería, es lo que dice la Biblia.

Esto es el resultado de una persona que sirve a otros dioses. Dioses que no son el Dios verdadero. Dioses que la sociedad creó, y esos dioses remiten al diablo.

La hechicería hace uso de la brujería, de la práctica de la magia para alcanzar resultados más rápidos, usando poderes del diablo para conquistar.

Sabe que el diablo es usurpador, mentiroso, él seduce. Cuando ve a una mujer seductora, promiscua, el diablo está trabajando en aquella persona. Porque está usando sus artificios, su poder, para hacer a otros hombres pecar con ella, con el mirar, deseándola de una forma que no conviene, es decir, ese hombre no tiene que esforzarse, no tiene que casarse con ella, puede codiciarla, desearla, hasta tener fantasías con ella, todo por causa de la manera en que ella se viste, sin ningún compromiso.

Así es el pecado, el pecado no requiere esfuerzo, no quiere trabajar, no quiere invertir, esforzarse, sino que quiere abrir la puerta a todos sus deseos, hacer las cosas a su manera, de cualquier forma, independientemente si hace daño o no a otras personas, esto es lo que el pecado hace.

Y quiero aprovechar para hablar con usted que, tal vez, hace las cosas de manera inadecuada, paga para aprobar en el carnet de conducir, paga por un parte médico, paga con el fin de alcanzar algo sin haber hecho su parte. ¡La hechicería es así!

De forma que el diablo trabaja en aquello que la persona pretende, y claro, si ella usa la hechicería, está sirviendo al diablo, para que el diablo haga las cosas para ella. No pide a Dios, pide al diablo. Es decir, ella cree, se esfuerza, está sirviendo a lo que el diablo le pide.

¡Pero de Dios no se burla! Cuando no se alía a Dios, usa armas del mal para sacar provecho de aquello que quiere.

La Biblia dice lo siguiente:

Porque la rebelión es pecado de hechicería, e iniquidad e idolatría el quebrantar la palabra de Dios. Y por cuanto tú desechaste la palabra del Señor, él también te ha desechado para que no seas rey. 1 Samuel 15:23

La rebelión quiere usar sus argumentos, su manera de ser para alcanzar aquello que pretende.

Cuando Saúl no hizo su parte, de obedecer a Dios, pero quería permanecer como rey, fue a la hechicería. Cuando la persona no consigue lo que quiere de una manera, busca otra, y otra, u otra, y no se sujeta a la disciplina, a la verdad, a lo que es correcto, a lo que es justo, así es el pecado.

El pecado quiere la codicia, quiere su deseo, independientemente de lo que tiene que pasar. La codicia nunca es aceptar el proceso de disciplina, de la educación.

Por eso, hablo con usted que quiere a Dios. Porque quien no quiere a Dios, la verdad es que quiere al diablo, ¡es así! Porque el diablo es la mentira, la oscuridad, es lo que atormenta a la persona. Si quiere servir a quien le atormenta, esa es su elección.

Pero si quiere la verdad, no quiere ser engañado por sus impulsos, por sus sentimientos, por el pecado que le seduce, sino que quiere liberarse de eso, entonces, ¡deje de engañarse!

Permítase pasar por el proceso que tiene que pasar. Si es disciplina, ¿por qué no? la disciplina le hace recapacitar, al mismo tiempo que habla con usted sobre sujetarse, ser humilde, no errar de esa forma, es decir, la obra de Dios, la enseñanza, la disciplina habla con usted.

Pero las personas no quieren eso, quieren la mentira, quieren el engaño, pasar por encima de otros para adquirir lo que quieren, no importa el tiempo, el proceso, ¡eso es anti bíblico!

Porque incluso Dios espera el tiempo del día del juicio. ¿No cree que Él sufre en ver a las personas eligiendo el pecado? ¿viendo a la persona destruyéndose? Pero, Él espera el tiempo, el momento correcto.

Tenemos que ponernos en nuestro lugar, porque cuando hacemos esto, nos sujetamos a aquello que debe ser hecho.

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