La Vida de Jacob  – 16º Día

La Vida de Jacob – 16º Día

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Hola, ya estamos en el 16º Día hablando sobre la vida de Jacob. Está llegando el gran día, de presentar nuestros sacrificios a Dios.

“Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”
(Génesis 32:27-28)

16º Día – Jacob asume su nombre

La palabra de Dios es la dirección correcta. Transmite madurez y no admite inseguridad, pero ilumina y nos da dirección.

Cuando Dios preguntó el nombre a Jacob, obviamente que Él ya lo sabía, pero hizo la pregunta para que él lo asumiese. Es fácil, por ejemplo, hablar sobre otras personas. Difícil es hablar de nosotros mismos.

Cuando asumimos los errores y fallos delante de Dios, negamos nuestro orgullo. Jacob podría haber dicho: “Yo soy el nieto de Abraham, a quien el señor prometió bendecir la descendencia y mi padre, Isaac, también me bendijo. ¡Pero NO! El asumió enseguida: ¡mi nombre es Jacob!”

Muchas personas quieren justificarse de su problema, y no lo asumen, porque es su orgullo quien predomina. Pero cuando son conscientes de que esta postura nunca los ayudó en nada, deciden asumirlo, aunque tengan que pagar un precio alto por haber sido… “¡Jacob, el engañador!”

No conseguimos engañar a Dios, pero hay muchas personas que piensan que lo hacen, con sus oraciones, en manera de ir a la iglesia, participando en la campaña de cualquier forma, fingiendo que están sacrificando, y encima hablan de los demás… Viven de apariencia, pero no asumen su creencia, ¡quiénes son en realidad!

¡Su orgullo predomina volviéndose su dios!

Jacob, como estaba definido en su lucha con Dios, teniendo el objetivo de cambiar su identidad, lo asumió.

Todos los que están dispuestos a cambiar de vida, aunque tengan que pagar un precio por eso ¡lo hacen, porque creen!

Sólo después de haber pronunciado su nombre, él tendría la oportunidad de convertirse en Israel.

“No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”

Un príncipe es el hijo del rey, ¡en este caso del verdadero Rey! Luchó por una creencia en un Dios invisible, y prevaleció. Todo aquello que quisiese predominar en su carne, luchó para exterminarlo, contra su hombre interior, contra los demás.

Dios no cambia mi nombre para que yo permanezca en la derrota, con dudas, ansiosa, preocupada, engañadora… Sino que lo hace cuando estoy definida en exterminar la identidad que yo misma reconozco haber llevado durante tantos años.

Dios cambió la vida de Jacob en aquel instante.

Veo interesante que muchas personas dicen creer en Dios, ganar almas y servirle, pero su sueño – egoísta – no tiene nada que ver con lo que hablan. Dicen sacrificar, pero tienen miedo, están ansiosas, lloran y se preocupan. ¡Dios no acepta eso! Tú puedes fingir, pero Él conoce toda la verdad.

Por eso, es mucho más práctico y sencillo, la Verdad; que la ilusión, porque ella engaña, tienes que hacer mucha “fuerza” para que nadie se de cuenta. Pero la verdad da paz, tranquilidad, certeza y convicción.

Observa tu propia vida, porque la boca puede decir cualquier cosa. ¡Pero son tus actitudes las que prueban, realmente, aquello en que tú crees!

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