Idea fija

Viviane Freitas

  • 16
  • Sep
  • 2013

Idea fija

  • 16
  • Sep
  • 2013

¿Sabes cuando tienes una idea en tu cabeza y nadie te la quita?

¿Cómo reaccionas ante una idea contraria a la tuya? ¿O cuando te enfrentas a otra idea?

Normalmente, te debates con tu idea dentro de ti misma, ¿no es verdad? Cuando eso ocurre, quien queda en evidencia son tus razones. Y algo que te molesta surge, ¿qué dices?

Tu respuesta es casi siempre la misma:

– Es el mal.

– Eso es la duda.

– ¡Va a ser eso y punto!

Los pensamientos rastreros vienen diciendo así:

– Yo soy así, ¡ella no me entiende!

– ¡Nadie me comprende!

– ¡No sabe lo que pasa, en realidad!

Aquella idea “correcta” te lleva a tomar actitudes de forma aislada. No consigues avanzar en ningún desafío. No aprendes nada y lo peor de todo es que te crees más que estás en lo correcto.

La vida de esa persona es una verdadera rutina, nada cambia. No hay novedad de vida, y por ella crea aventuras desastrosas.

Siempre busca una manera de crear problemas, de un vaso de agua, hace una verdadera tempestad.

Parece que todo el mundo le debe algo. Una consideración, un favor, una atención, en fin, por más que haga no es suficiente para reconocer.

El orgullo es así. Él actúa como defensa y protege afincadamente tus derechos. Todo y cualquier persona que no es flexible a conocer u oír lo que los demás tienen que decir, pierde, porque deja de mirar por otros ángulos. Su visión es bloqueada por su testarudez en querer mantener su ideal de vida.

Amiga lectora, delante de ese escenario, yo te pregunto:

– ¿Quieres continuar alimentando tus ideas impenetrables, o vivir en novedad de vida?

Sólo existe un camino. Enfrentar tu yo y prepararte para el verdadero duelo de titanes. ¡Donde quien vence es el más fuerte!

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