Viviane Freitas

  • 1
  • Feb
  • 2014

Este mensaje no es para mí…

  • 1
  • Feb
  • 2014

No soy tímida, siempre participo en las actividades de la iglesia: evangelizando, haciendo reuniones con las señoras, en la EBI y Grupo Joven, y bajo mi punto de vista no estaba dando la mínima oportunidad para que el diablo actuara en mi vida.



Siempre que la esposa del líder, en las reuniones, hablaba sobre la timidez, yo me decía: “Ese no es mi caso”, yo no era tímida, al contrario, era extrovertida e ¡inclusive eso ya me había causado problemas! Así que decidí hablar lo mínimo posible. Mi pensamiento era – cuanto menos hable, menos problemas voy a tener. Me aislé, apenas llamaba a una o dos amigas durante el mes, y conversaba lo mínimo posible.

¿Y qué ocurrió? Mi esposo se transformó en mi “amiga”. Obviamente los hombres no tienen paciencia para escuchar cosas de mujeres…

Llegué al punto en que me sentía tan frustrada que envié un email para mi Big Sister contando mi caso. Esperando que ella me dijese – “No dejes de ser tú misma, no te hagas tímida…” o algo así. Pero ella escribió unas palabras tan claras: “No se trata de ser o no tú misma, y sí dejar que Dios haga Su voluntad.”

Realmente percibí que estaba queriendo cambiar de un estado a otro menos complicado, por la fuerza de mi brazo, por miedo, evitando no pasar por las mismas situaciones anteriores, según lo que YO creía que era mejor, sólo que NO estaba dejando que Dios me cambiase según Su voluntad. Si no era tímida… ¡bueno! Pero no estaba dejando que Dios me moldease aprovechando las cualidades que tenía y que Él trabajase en las que me faltaban.

Eso es exactamente lo que veo en los religiosos: cambian de apariencia, y no en su interior. ¡¡¡No creía que estuviese ocurriendo lo mismo conmigo!!! Incluso sintiéndome bien, con la conciencia limpia y haciendo la obra de Dios, ¡creía que estaba excelente! No estaba humillándome, y estaba pensando igual que un Fariseo – aquel pensamiento de aislarme era el otro extremo, y en lugar de rechazarlo yo estaba poniéndolo en práctica – y si no resistía al diablo, estaba resistiendo a Dios.

Después de descubrir esto, entregué de verdad mis deseos, el cambio es natural – sin miedos, sin preocupaciones, sin tener paranoias de lo que van a decir… lo que existe es un querer interior, que no es forzado, ya que Dios actúa cuando la persona no resiste, pero sí se entrega.

Debemos vigilar los pequeños detalles (porque el león que vive a nuestro alrededor sabe aprovechar al máximo). Si yo no me cuido, no percibo, ¿de qué valdrá ser o no ser, tener una virtud o talento si lo usamos de forma equivocada y no dejamos que Dios nos use conforme a Su Voluntad?

Ya sabes quien acabará haciendo uso de esa arma contra ti misma, ¿verdad?

“Humillaos, pues, bajo la potente mano de Dios, para que a su tiempo os exalte; lanzando sobre Él toda vuestra ansiedad, porque Él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, vigilad. Vuestro adversario, el diablo, anda alrededor, rugiendo como león, y buscando a quien pueda tragar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se están cumpliendo entre vuestros hermanos en el mundo…” 1 Pedro 5:6-9

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*