Episodio 130 – ¿Quién sirve está en un nivel superior?

Episodio 130 – ¿Quién sirve está en un nivel superior?

¿Quién es Dios y quién es usted?

Muy bien, para ver la diferencia de quién es Dios, debemos ver como lidia de una manera diferente a nosotros.

En un momento de la cena, Él acababa de estar en una cena con los discípulos y ya sabía que Judas Iscariote tenía el corazón lleno de lo que el diablo le propuso. Jesús, sabiendo todo esto, lavó los pies de Sus discípulos, incluso los de Judas.

Cuando Jesús fue a lavar los pies de Sus discípulos, Pedro le dijo: «Señor, ¿Tú me lavas los pies a mí?», es decir: «Esto es el fin del mundo. Tú eres el Señor y Te dispones a lavar mis pies. Yo debería estar lavando Tus pies —en otras palabras—, pero Tú tomaste la iniciativa». Pedro Le dijo: «… No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo», no podría ver el nivel de Dios.

Dios es exactamente así, Él sirve, sirve, dando Su paciencia, Su tiempo, enseñando, orientando, entregándose por los pecadores. El Señor Jesús vino de parte del Padre para salvar a la humanidad. Jesús estaba vestido, digamos así, de un ser humano de carne y hueso, siendo tentado en todo, pero no Se puso en la postura de alguien que solo manda, sino que sirvió a los discípulos, justo antes de Su crucifixión, en la cena, aun sabiendo que Judas Lo traicionaría.

Observe el nivel del Señor Jesús, el nivel de Dios. El Señor Jesús representa al Dios padre; quien ve a Jesús ve a Dios, al Dios Padre. Entonces, después de que Jesús le dijo: «… Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos.» (Juan 13:8-10).

Jesús estaba diciendo que no era necesario que Pedro exagerara; Él iba a lavar los pies de Sus discípulos, era solo eso lo que debía lavar y punto, no tenía que decirle a Jesús lo que debía hacer, en otras palabras. Pedro era audaz, intrépido, tenía impulsos, pero Jesús dijo eso: «Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios. Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.  Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.» (Juan 11-14).

Muchas personas piensan que, por el hecho de tener alguna autoridad dada por Dios, por ejemplo, pastor, esposa de pastor, obrero, responsable de grupo, coordinador, qué sé yo; piensan que el pueblo debe servirlos. No, nosotros servimos. Si usted viene con un problema, con sus características, y no está entendiendo nada, entonces, yo debo esforzarme lo máximo que pueda para hacerle entender, yo debo servirlo.

Siempre les digo eso a la persona que voy a atender, es decir, no siempre se los digo, pero me pongo en esa posición, porque la persona piensa que debe servirme, pero yo debo servirla, yo debo descubrir cómo ayudarla, cómo orientarla; yo debo mostrarle una salida. Esta responsabilidad del Señor, digamos así, del Señor Jesús, de servir a Sus discípulos, era porque los discípulos eran egoístas. ¿Se acuerdan que ellos disputaban quién tenía la mayor posición y quién se sentaría al lado del Señor Jesús? Incluso la madre de algunos discípulos, la madre de dos discípulos quería que sus hijos se sentaran a la derecha del Señor Jesús. Había una disputa, porque cada uno estaba mirando para sí mismo. No es servir a Dios, no es sentarse en una posición que sea la de más confianza, sino dar, atender las necesidades, orientar, servir.

Eso es lo que Jesús estaba tratando aquella noche durante la cena, al hablar con Sus discípulos: «¿Ustedes entendieron? Yo soy el Señor, el Maestro, pero lavé sus pies, los serví, y no es una humillación». Hay personas que piensan que sirven al mayor, pero no, el mayor sirve al menor. En este caso, Dios nos sirvió. El privilegio de poder servir a Dios es un privilegio, es una oportunidad para tener parte con Él. Él ha hecho Su parte, ¿y usted ha hecho su parte con Él?

¿Usted pensó? Así es, a veces usted piensa que las personas deben servirle, ¿verdad? Si piensa así, su nivel es bajo. Exactamente eso, su nivel es bajo. Su nivel está arriba cuando sirve; independientemente de si las personas lo sirven, usted insiste en dar. Usted ve que el Señor Jesús no cambió con Sus discípulos porque Judas tenía el corazón lleno de planes de traición. Jesús sirvió, no se dejó contaminar por ese espíritu de Judas.

El Señor Jesús es mayor que los errores humanos. Él eligió servir porque amó, independientemente de si la persona Lo amaba a Él o no. Eso es lo que se destaca en Dios, ese amor, un amor incondicional, que no depende de circunstancias, que da, que insiste, que lo respeta. Si usted no Lo quiere, Él lo espera, le enseña a través de los problemas, le enseña a través de las personas, le enseña a través de Su Palabra; es decir, no deja de cuidarlo, aunque Lo desprecie.

Este es el nivel de Dios, Él sirve. Jesús dijo: «… si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.» (Juan 13:14). Observe que muchas personas quieren hacer eso con Dios: «Ah, quiero servir a Dios», pero no quiere darse por las personas cercanas, como sus familiares, que le exigen, que le exigen un cambio. Así es, si sirve, si da, no tendrá la conciencia pesada, estará en paz, porque hizo lo que debía hacer. Por eso, Jesús dijo: «… si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.» (Juan 13:14-15). No es tener información, es hacer. ¿Usted lo hará? Si lo hace solo por un día, significa que recibió este ejemplo del Señor Jesús como una información, no como una actitud que Le debe a Dios.

Cuando le hace el bien a los demás, hace exactamente lo que Dios haría en su lugar. Piense al respecto y actúe según la fe inteligente, que está de acuerdo con las Sagradas Escrituras, que no es solo información, sino traer a la existencia lo que aún no existe en su vida.

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