Episodio 123 – ¿Por qué no creen?

Episodio 123 – ¿Por qué no creen?

¿Quién es Dios y quién es usted?

¿Sabía que Dios ya sabía todo lo que sucedería? Hay muchas profecías de lo que sucedería y que está sucediendo actualmente, ya se cumplieron también, y profecías que sucederán. Lo interesante de esas profecías que sucederán Dios no nos engaña. «¿No?» ¡No! Dios muestra la realidad de lo que sucede.

Muchas personas que tienen fe en Dios usan una fe emotiva, como si todo lo que Dios hará siempre será para el bien de la persona. Sí, Dios hace todo lo que es bueno, Él es benigno, es perfecto, sin embargo, cada uno decide aceptar a Dios o no. Cuando la Biblia habla sobre profecías, habla de cosas maravillosas que sucederán, habla de los que creen, habla de los que son humildes, que están en la búsqueda de Dios y que Lo encontrarán. Incluso, Dios está esperando hasta que la última persona acepte a Jesús, porque Él sabe quién aceptará y quién no. Y Él da la oportunidad a todos y la Biblia dice que hay aquellos que aceptarán y aquellos que no.

Escuche lo que la Biblia ya decía, es decir, un profeta de Dios ya había hablado al respecto, está escrito en el libro de Juan lo siguiente: «… para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? (Juan 12:38) No es normal, no es natural, que las personas acepten la prédica, que acepten la orientación de Dios, porque la orientación de Dios es de acuerdo con la justicia; lo que es correcto, lo que es puro, lo que es verdadero.

Isaías usado por Dios dijo: «… para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también…» (Juan 12:38-39). Es decir, existían en la época de Jesús como en nuestra época también, y en todas las épocas siempre existirán los que creen y los que no.

Observe lo que sucede con los que no creen, escuche: « Él ha cegado sus ojos…» (Juan 12:40), ¿vio esa persona que no quiere ver? Cuando le decimos observe, vigile, tenga cuidado, vea las señales, piense en quién ha sido, es para que busque. Si no hay interés de su parte, aunque escuche que debe observar, se dirá a sí mismo: «Mire, yo estoy bien. Todo está bien conmigo, estoy en la fe, soy de Dios, soy bautizado en el Espíritu Santo…». Tiene sus argumentos, pero, en realidad, incluso el que es nacido de Dios, bautizado en el Espíritu Santo se observa, siempre está atento a sí mismo para agradar a Dios. Porque yo no soy el camino, no soy la verdad, no soy la vida y necesito de Dios, por lo tanto, puedo desviarme por algo tan sutil, tan pequeño, una voluntad, un pensamiento, una idea, a alguien que escuché y que acepté.

Puedo desviarme y apartarme de Dios por algo tan banal, aparentemente, porque la persona confía en sí misma. Cuando la Biblia dice que no podían creer, porque cegó los ojos, ellos no querían ver, aunque Jesús haya hecho muchas señales, ¿verdad? Incluso Lázaro resucitó, otras personas fueron curadas, Jesús tenía un discurso de vida, de sabiduría, de orientación, de verdad, de justicia y ¿qué hacían los que no querían ver? Querían matarlo, querían impedirle que diga la verdad. Es decir, muchas personas no quieren escuchar lo que es correcto, lo que es justo, ni orientación, tampoco que le digan que está equivocado, dice lo siguiente, la Biblia dice lo siguiente: «… ha cegado sus ojos y endurecido su corazón…» (Juan 12:40), usted puede: «Primero, yo no quiero ver», por lo tanto, endurece, no observa sus actitudes, cierra su corazón, enseguida dice: «No hay nada malo, yo estoy bien, estoy en la fe», ¿vio esa autodefensa? Así es, endurece su corazón con el fin de que no lo vean con los ojos. Es decir, los que endurecen el corazón son los que no quieren buscar, no quieren encontrar, y la Biblia dice lo siguiente: «… y endurecido su corazón, para que no vean con los ojos y entiendan con el corazón, y se conviertan y yo los sane.» (Juan 12:40).

Observe la resistencia de la persona que no quiere a Dios, no quiere ver los hechos de su vida, no quiere escuchar, no quiere aceptar la verdad, no quiere ver lo que está sucediendo en sí misma, y no puede comprender su corazón ni convertirse ni Dios no puede curarla.

Aproveche ahora este momento y piense sobre usted, ¿acaso usted no es esa persona resistente? Por eso es una persona triste, angustiada, una persona a la que todos le dicen y usted tiene sus autodefensas. Bien, no hablaré más, incluso le diré ahora a Dios: «Dios, rebélale a esa persona que en este momento va a buscar, muéstrale, así como me mostraste. No estoy hablando de un Dios que es teoría, estoy hablando de un Dios que me reveló muchas cosas, y que me hizo comprender y curar mi alma. Esto es lo que quiero que hagas ahora, Dios mío, en este momento, ¡ahora eres Tú esa persona!».

¿Usted pensó, buscó? No piense que Dios es el que tiene que buscar por usted, es usted el que necesita interesarse e insistir para que Dios Le revele.

Una vez me sucedió algo, me llamaron la atención y recuerdo que Dios habló conmigo en el momento que me estaban llamando la atención: «Mira, actuaste mal, hija mía, en lugar de dar, quieres que la otra persona dé y ella no tiene para dar». Yo estaba muy consciente al respecto, tenía conciencia de mi error, pero había leído ese pasaje y era reciente.

Le dije a Dios, porque recuerdo las veces que Dios me reveló, me mostró y hubo arrepentimiento, dolor, dolor por mis errores, una responsabilidad con mis errores, una conciencia que me moldó y, en ese momento, solo era consciente, recuerdo que cerré mis ojos. Ese día, realmente fue muy interesante, les contaré cómo es que sucede la búsqueda de una persona, porque sucedió conmigo. Recuerdo que se cerré mis ojos esa mañana y le dije a Dios: «Dios, estoy muy consciente de mis errores, sé que cometí ese error, esa esa falla, que yo debería dar», en fin, le fui hablando a Dios, «pero no quiero ser esa persona escrita en la Biblia, que cerrará los ojos, endurecerá el corazón, no quiero ser esa persona, porque, cuando recuerdo que me mostraste sobre mis errores, Tú quebraste mi orgullo; y  yo no me siento de esa manera, estoy muy consciente, recuerdo lo que hiciste en mi vida y quiero que eso suceda. No sé cómo vendrá el arrepentimiento, quiero que haya arrepentimiento de mi parte, porque no quiero volver a cometer ese error, quiero que haya un cambio en mi vida», dije eso.

Estaba luchando, estaba llorando, estaba hablando con Dios y recuerdo que en ese momento estaba tan… cómo lo puedo decir, tan angustiada por lo que no veía de mi parte una respuesta sobre la conciencia que tenía, yo quería un cambio, quería que Dios me revelara, no solo estar consciente, sino que cambie. Recuerdo que en el ese mismo momento en el que hablaba con Dios, ustedes no lo van a creer, yo pensaba que Dios tardaría en hacerlo, que me convencería, pero en el mismo momento en el que hablaba con Dios vino el arrepentimiento, vino un llanto, pero no de una emoción.

Hay personas que lloran durante la oración, lloran, pero todo sigue igual. Yo lloré y hubo reconocimiento de mi error, no solo una conciencia, en ese momento terminé de orar, más tarde, ese mismo día, recordando lo que había sucedido durante el día, fue cuando recordé: «Dios mío, yo oré para que me reveles tu brazo fuerte, que no tenga un corazón endurecido, que tenga arrepentimiento de mis errores y Tú lo hiciste en ese momento. Es decir, no tuve que esperar nada, no tuve que esperar horas, días, si hay una entrega Tú respondes en el acto, en el mismo momento».

Preste atención, usted puede estar en la iglesia o no estarlo, pero si cree en lo que le estoy diciendo, de que hay un Dios y que puede acercarse ahí, donde usted está, y le dice: «Dios, yo quiero que me reveles». Porque, para que insistas, para que tengas ese cuidado, ese temor con lo que escuchó, con lo que leyó y buscar con todas las fuerzas es porque cree.

Esto es maravilloso, ¿por qué no vivir lo que la Biblia describe? Dios me curó ese mismo día, ¡es lindo! Porque Él escucha nuestro clamor, porque fue un clamor a Dios. Tal vez, usted clama por un problema en la familia, por un problema en el trabajo, a causa del dinero, a causa de muchas cosas, pero usted no clama por su alma, ¿por qué? Porque no es importante para usted. Bien, usted tiene esa oportunidad, ahora que sabe la verdad lo cumplirá, eso es lo que hace la fe inteligente.

La fe inteligente no espera por el pastor, por alguien, la fe inteligente resuelve, habla con Dios, fue lo que hice, ¿por qué no hacer lo mismo en este momento? Tal vez, perdió la primera oportunidad, fue resistente, hágalo ahora. «Esto dijo Isaías porque vio Su gloria, y habló de Él», yo estoy hablando como Isaías habló, hablo de yo vi y no endurecí mi corazón, de que vi con mis ojos comprendí en mi corazón y me convertí y fui curada. Pero vi que los que estaban a mi lado, también no vieron con sus ojos, endurecieron su corazón, no comprendieron con el corazón, no hubo conversión y no fueron curados.

Isaías lo dijo, está escrito aquí en el libro de Juan, capítulo 12, versículo 41: «Esto dijo Isaías porque vio Su gloria, y habló de Él». Yo soy testigo de esta Palabra, no soy pastora, predicadora, soy testigo que la Palabra de Dios es viva, porque la he aceptado y he permitido que Él trabaje en vida.

Esta es la diferencia entre muchos de los que se dicen cristianos, porque no todos escuchan, no todos ven, ¿no es verdad? Bien, gracias a Dios, porque a algunos Dios les ha revelado el brazo fuerte y Él me lo ha regalado, y yo creo que también hay personas que me están escuchando en este momento que pueden ser testigos de ese brazo fuerte.


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