Ep. 26 Al final de todo, ¿a dónde vas?

Volvamos a hablar del Reino de Dios, del Reino de los Cielos. ¿Cómo llegar a este Reino?

Mientras todos tomamos decisiones aquí en esta tierra, en nuestras vidas, estamos siendo separados de aquellos que son de Dios y de aquellos que no lo son. Pero, ¿cómo sabremos quién es quién? ¿Quién es de Dios y quién no?

Entendamos lo que dice el Señor Jesús en la Parábola:

«Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo:
Abriré mi boca en parábolas; hablaré de cosas ocultas desde la fundación del mundo». Mateo 13:34-35

Observa que el Señor Jesús vino a este mundo y habló en parábolas para que solo las personas que realmente estuvieran interesadas lo descubrieran y lo entendieran. Los que no estén interesados se quedarán afuera. Si eres el tipo de persona a la que le gusta que alguien mastique la información por ti, esto demuestra que no estás interesada.

Por ejemplo, no tengo interés por todo, hay cosas de las que no quiero saber o preguntar, porque no es de mi interés, pero es diferente si vamos a hablar de Dios, de mi alma, de lo que el Señor Jesús vino a hacer a este mundo, porque vino con un objetivo, salvar a los que estaban perdidos y querían encontrar la verdad, aquellos que querían vivir de una manera justa.
Fue por ellos que el Señor Jesús vino al mundo y pagó un alto precio con Su propia vida.

Y antes de morir, pasó 3 años y medio trabajando, lidiando con las personas, orientándolas y enseñando. Mientras tanto, en este tiempo, Jesús hablaba por medio de parábolas, porque hablaría de cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Observa:
«Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Y respondiendo Él, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles». Mateo 13:36-39

Que nos quede claro a todos lo siguiente: existen los hijos del Reino de Dios, y existe la cizaña, que son los hijos del mal. Entonces, ten en cuenta que todas las personas que existen y que ya existieron en este mundo van a llegar a este fin. Y todas ellas van a encajar en esta parábola de la cizaña y el trigo.

En este campo donde el Señor Jesús sembró la buena semilla, de donde saldrán los hijos del Reino, las personas que están buscando a Dios, que son sinceras y que quieren cambiar de vida, el diablo también quiso sembrar en el medio de este grupo de personas; Y entre esas personas, existen las que no están buscando la verdad, que les gusta la mentira y el engaño, porque les gusta seguir con esa vida.

Mientras las personas están viviendo de esta forma, solamente pensando en sus problemas familiares, económicos, preocupadas en crecer en la vida, va a llegar el momento en el que todos llegaran al fin, y este fin va a separar a los hijos del Reino y a los hijos del mal.

Como Jesús habla, el enemigo, que es el diablo, es aquel que planto en esas personas que no quieren cambiar de vida, el que les hizo pensar que la felicidad es engañar, y que pueden sacar provecho de los demás y tener placer en eso.
Fue el diablo el que coloco en la mente de las personas que es normal todo lo que han sufrido en la vida y las decepciones familiares, para que no acepten la oportunidad de oír y conocer la verdad; y es así, como las personas aceptaran y amaran más la mentira que la verdad que libera.

«Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; » Mateo 13:40-41

Es decir, el Señor Jesús quien venció la muerte, que pago un alto precio y que hizo su parte, tiene la autoridad para mandar a los ángeles a hacer la división.

El Señor Jesús pagó un alto precio para que no sea necesario que esa persona viva en la mentira, para que no viva esclavizada en la muerte, viviendo de migajas. Jesús pagó el precio, pero si ella no quiere aceptar, entonces el Señor Jesús respeta la elección de cada uno.

«Y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga». Mateo 13:42-43

Imagina, los ángeles serán enviados de parte del Señor Jesús para recoger a aquellas personas que están dentro de la iglesia y que tuvieron la oportunidad de oír la verdad, pero no la aceptaron. Tal vez tú seas esa persona que oye, pero no acepta la verdad, finges ser una persona de Dios y causas escándalos, ósea, haces con que otras personas tropiecen por la manera de la que hablas de la Fe, de Dios, pero vives otra realidad, esto escandaliza a muchos.

Entonces, estas personas que hicieron que otras negaran la fe, porque se decepcionaron con la vida ajena de aquellos que decían ser de Dios y no lo eran, serán llevadas por los ángeles, todos aquellos que cometen iniquidad, ósea, aquello que es planeado, como por ejemplo, el adulterio, porque este no sucede de una hora a otra, pero comienzas codiciando ciertas cosas inadecuadas, iniquidad es que planees el mal y saques provecho de una persona.

Pero para una persona que conoce la verdad, que sabe que Dios odia la injusticia, odia que hagas mal al prójimo, pero, sin embargo, lo hace, ella está cometiendo iniquidad. Entonces, las personas que están teniendo la oportunidad de oír la verdad, pero siguen con su manera de ser, y su voluntad, esas serán recogidas por los ángeles y serán lanzadas en el horno de fuego, y allí, habrá lloro y crujir de dientes, ¿ya pensaste en una cosa así?
Entonces en el final de todo, va a llegar el momento en el cual serán lanzados en el horno de fuego, aquellos que causaron escándalos, que cometen iniquidad.

«Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga». Mateo 13:43
Estos justos son los salvos que permanecerán, que se corregirán, que fueron humildes, aceptaron la corrección, aceptaron ser transformados, porque aceptaron a Dios como su Señor, entonces esos justos resplandecerán como el sol en el Reino de Su Padre que es Dios.

¡Imagina, en el fin de tu vida, allá en los Cielos a donde Dios vive, y que llegues como el sol que brilla tanto, tanto, y que nosotros tenemos tanta dificultad de mirarlo, de tan claro!

Y Dios habla así, porque en Su Reino solo hay luz, y eso representa a aquellos que pasaron por el tamiz de la muerte, de las tentaciones, de las sugerencias, de las propuestas del mal, que se negaron a todas las tentativas del mal y recibieron la verdad de brazos abiertos y vivieron de acuerdo con esa verdad todo el tiempo, esos son los justos que van a resplandecer en el Reino de Dios, en Los Cielos.

¡Quien tiene oídos para oír, oiga!

Tienes que saber de esto: va a llegar un momento en el que vas a encarar la muerte, entonces, o vas a ser llevado para ese horno de fuego, en donde habrá llanto y crujir de dientes, y que nunca acabará; o aceptas la Verdad, y vivirás con los justos en armonía y en paz, en el Reino de Dios, en el Reino de Los Cielos.

¿Y, quien vas a ser tú? ¿Cuál es el destino de tu alma?

¡Tienes la opción mientras estás aquí en este mundo, aquí estás haciendo tus elecciones, y para donde miras, es para donde vas!